La rapidez de implementación de estos desarrollos que fusionan las tecnologías emergentes y el armamento supone un desafío para la comunidad internacional.
Un grupo de seis fabricantes de robots autónomos, entre los que se incluye Boston Dynamics, se ha responsabilizado públicamente de no armar sus creaciones, reclamando así el uso de sus ingenios en una dirección constructiva para la comunidad humana.