• Home /

  • /

  • Caen unos traficantes de armas que tenían una galería de tiro subterránea

Interior

Caen unos traficantes de armas que tenían una galería de tiro subterránea

Durante la operación conjunta de la Policía Nacional y la Guardia Civil, realizada en la provincia de Granada, se ha detenido a tres personas.

Periodista y escritor.

3 minutos

Video de la operación policial que ha desarticulado la organización criminal de tráfico de armas de guerra.

Agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil han desarticulado en Granada una organización criminal presuntamente dedicada al tráfico de armas de guerra. En el operativo policial se han realizado 11 entradas y registros en las localidades de Loja, Moraleda de Zafayona y la capital granadina. También se ha detenido a tres personas (que cuentan con numerosos antecedentes policiales) por la comisión de presuntos delitos de tenencia ilícita de armas, depósito de armas de guerra, contra la salud pública y pertenencia a organización criminal.

En el registro de una vivienda realizado en Granada, los investigadores descubrieron una galería de tiro clandestina a la que se accedía tras descender hasta tres niveles bajo tierra. La instalación estaba realizada a mano y de manera rudimentaria: habían utilizado herramientas básicas para no alertar de que se había acometido una obra subterránea.

La primera galería de tiro localizada a criminales

La galería de tiro es la primera localizada a una organización criminal en España. Se empleaba para probar las armas adquiridas para su posterior venta a otras organizaciones criminales y grupos delictivos. Tenía una gran profundidad y perfecta ubicación con el objetivo de evitar que el sonido de las detonaciones de las armas de fuego alertase a vecinos y fuerzas de seguridad. Durante el registro, los agentes comprobaron que en la estancia había varias balas incrustadas en la pared, así como otros numerosos indicios de un uso actual y habitual de la galería.

Los investigadores han intervenido tres fusiles de asalto, un subfusil, seis armas cortas, una escopeta semiautomática, un chaleco antibalas, un kit de conversión pistola a subfusil, dos pistolas simuladas, un cañón de pistola, una granada simulada, una carabina de aire comprimido, diversos cargadores de fusiles de asalto, subfusil y pistola de alta capacidad, así como  abundante cartuchería metálica y no metálica. También se ha procedido a la incautación de más de 60.000 euros  en metálico y a desmantelar dos plantaciones indoor de marihuana.

Armamento oculto y enterrado

La mayoría de las armas se encontraban enterradas en un descampado de una parcela con construcción chabolista en el polígono de Almanjayar, empaquetadas para su conservación y en disposición de ser utilizadas, junto con una gran cantidad de munición de distintos calibres. Los agentes sospechaban que se estuvieran probando armas de fuego y finalmente localizaron los domicilios de los investigados y los escondintes de las armas en Granada capital, Loja y una urbanización de chalets del municipio de Moraleda de Zafayona.

Las armas estaban enterradas.

La organización, dedicada a la compraventa y distribución de todo tipo de armas (sobre todo de guerra) a organizaciones criminales enfocadas en el narcotráfico para su defensa y ataque contra bandas rivales, recibía importantes sumas de dinero. El precio de una pistola rondaba los 6.000-7.000 euros y un fusil de asalto, los 10.000-11.000 euros.

Venta de armas a través de apps de mensajería seguras

Las armas eran comercializadas a través de aplicaciones de mensajería móvil seguras. Mediante estas apps, la organización ofrecía fusiles de asalto, subfusiles, pistolas automáticas, escopetas policiales, municiones, cargadores, chalecos antibalas y otro tipo de material táctico. Una vez se realizaba el primer contacto entre el potencial cliente, los investigados se cercioraban del interés sobre sus productos. Los miembros de la organización grababan videos probando las armas para demostrar su buen funcionamiento. Llegaron incluso en alguna ocasión a citar a los posibles compradores para que comprobaran in situ la calidad de la mercancía.

La investigación tuvo que afrontar que los miembros de la banda habían extremado las medidas de seguridad haciendo uso de medios técnicos y personales que dificultaban la labor policial de seguimiento y vigilancia.