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Cuando el sueño de una carrera en la élite del futbol español es solo una estafa

La Policía Nacional destapa una trama de estafas a familias de niños extranjeros con falsas promesas de proyección en el fútbol profesional.

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Detención de uno de los implicados en la estafa.

El jugar algún día en una gran liga de fútbol y de disfrutar de todos los beneficios de los jugadores de elite es un gran sueño para miles de familias de todo el mundo que, en muchos casos, están dispuestos a hacer grandes sacrificios con tal de que las habilidades con el balón de sus hijos les abra un hueco entre los grandes astros del llamado deporte rey. En el caso de Brasil, Neimar, Marcelo o Vinicius son referentes para muchas de estas familias de las que también se aprovechan grupos delictivos como el que acaba de desmantelar la Policía Nacional en nuestro país. Son aproximadamente 70 las familias -principalmente del país carioca- que han sido estafadas tras haber enviado a sus hijos a nuestro país engañados con un supuesto proyecto deportivo que les ayudaría a prosperar en el mundo del fútbol. 

Y es durante el primer trimestre del año, agentes de la Policía Nacional han desarrollado dos investigaciones paralelas e independientes sobre dos entramados delictivos creados por sendas escuelas-club de fútbol de categorías juveniles y senior para, presuntamente estafar a familiares de menores y jóvenes extranjeros, principalmente brasileños, con la falsa promesa de hacerles futbolistas profesionales de élite. Han sido once las personas detenidas junto con otras dos investigadas, como presuntos miembros de ambas organizaciones, en las Operaciones Gol y Alevines.

Jóvenes futbolistas de entre 16 y 23 años

Agentes de la Brigada de Extranjería y Fronteras comenzaron las investigaciones tras recibir una denuncia de un jugador y de su entrenador, quienes habían sido fichados en su país de origen por un club de fútbol ubicado en un pueblo del área metropolitana de Granada para jugar y participar en competiciones deportivas oficiales.

La familia abonó los 5.000 euros requeridos por los responsables del club que incluían alojamiento, manutención, desplazamientos, seguro médico privado, y matrícula en un centro docente oficial para obtener la residencia legal por estudios en España, trámite del que se encargaría la abogada de la escuela-club. Tras varios meses de estancia, comprobaron que nada de lo acordado se cumplía y que los gastos exigidos iban aumentando cada mes.

Residían en casas facilitadas por los clubes en condiciones de hacinamiento, con escasa comida y ninguno de ellos conseguía regularizar su residencia legal. Pedían cada mes a sus familias entre 1.500 y 1.700 euros, que se sumaban a los 5.000 entregados inicialmente.

Las primeras comprobaciones sobre el club-escuela evidenciaron la existencia de unos 30 jóvenes extranjeros de distintos orígenes, predominando los brasileños, de entre 16 y 23 años, a quienes alojaban en dos viviendas alquiladas por el club deportivo en un pueblo del área metropolitana de Granada.

En paralelo, se apreciaron indicios de relación entre los responsables de este club-escuela con otro situado en otro municipio granadino, cuyos jugadores, unos 40, también mayoritariamente de Brasil, residían en una casa propiedad de los directivos. Además, por parte de responsables de ambos clubes se habían instado multitud de expedientes de regularización en la Oficina de Extranjeros de la ciudad que, de modo sistemático, siempre terminaban inadmitidos a trámite o denegados, ya que, en la práctica totalidad de los casos, la documentación presentada se encontraba incompleta o bien fuera de plazo.

Un dato coincidente entre los jugadores de ambas escuelas era que ninguno de ellos asistía a clases, pese a que en todos los expedientes de regularización se aportaban matrículas de centros docentes. Además, residían en las casas facilitadas por los clubes en condiciones de hacinamiento, con escasa comida y ninguno de ellos conseguía regularizar su residencia legal, solicitando cada mes entre 1.500 y 1.700 euros más a cada familiar, los cuales venían a sumarse a los 5.000 iniciales entregados. El engaño a las familias iba más allá, ya que informaban que no podían federarse y se ha comprobado que la federación andaluza de fútbol solo exige un pasaporte en vigor para participar en competiciones oficiales a nivel provincial o autonómico.

El modus operandi empleado investigado consiste en captar en sus países de origen a jóvenes de entornos económicos acomodados, con destacadas habilidades como futbolistas, para venir a España con el gancho de ser futuros futbolistas profesionales, comenzando por jugar en equipos de categorías inferiores, juvenil o senior, con opciones de ser descubiertos y fichados por clubes mundialmente conocidos.

No obstante, tal y como informa la Policía Nacional, la presunta intención de los entramados delictivos era engañar a los jóvenes y sus familias para obtener elevadas cantidades económicas en un corto espacio de tiempo, simulando cargos sobreelevados asociados a su regularización, alojamiento y manutención.

Las expectativas de ser futbolistas profesionales concluyen una vez que caducan los visados o periodos de estancia como turistas, o cuando la familia no puede asumir el alto coste económico exigido, tras lo que el joven regresa a su país o se queda en situación irregular en España, siendo sustituido por otro jugador captado de igual forma.

Finalmente, han sido 11 las personas detenidas junto con otras dos más que han sido investigadas, como presuntos integrantes de una trama criminal compuesta por tres eslabones.

El primero de ellos estaría formado por los captadores, residentes o desplazados hasta los países de origen de los estafados para contactar con las familias acomodadas de jóvenes con condiciones deportivas, encargados también de facilitar la documentación a los extranjeros.

El segundo eslabón integrado por los propietarios de centros docentes que certificaban falsamente la matriculación de los extranjeros para que pudieran obtener visados y facilitarles las condiciones de acceso en frontera.

Y el tercero y más importante, compuesto por el equipo directivo, encargado de diseñar la estrategia, adquirir o alquilar las viviendas en las que alojarlos y simular trámites para estafar a las familias.