Antonio Herrera, analista en desarrollo estratégico, se adentra en el podcast de hoy en una de las cuestiones más críticas para el futuro de la defensa y la seguridad en España, y por extensión también en Europa: la dependencia de las tierras raras y otros materiales críticos indispensables para el desarrollo de tecnología militar y civil.
¿Qué está verdaderamente ocurriendo? ¿Por qué es un problema tan urgente? ¿Cómo pueden España y Europa en su conjunto reducir su vulnerabilidad frente a gigantes como China y Estados Unidos? Estas son algunas de las cuestiones a las que Herrera se enfrenta en un momento en el que la industria de la defensa europea ha manifestado una creciente preocupación por el nivel de dependencia de proveedores externos para abastecer materiales esenciales para la defensa. Son los casos, entre otros, del litio, el cobalto, el niobio o el disprosio, minerales fundamentales para fabricar desde drones, a sistemas de guiado, radares hasta satélites o submarinos.
Entonces, ¿cuál es el riesgo real? Si las tensiones geopolíticas se escalan, podríamos ver interrumpido el acceso a estos materiales, paralizando proyectos clave para la modernización de nuestras fuerzas armadas.
¿Qué está haciendo Europa?
Algunos gobiernos están impulsando planes y políticas para explotar nuevos yacimientos, reciclar materiales y, por ejemplo, diversificar sus fuentes de aprovisionamiento. La Comisión Europea, por ejemplo, ha creado grupos de trabajo para impulsar estas cuestiones, como es la denominada Alianza Europea de Materias Primas, sus siglas en inglés ERMA, una iniciativa que busca que sea Europa la que dependa menos de otros países en recursos esenciales para la industria y defensa.
Pero teniendo en cuenta que China controla aproximadamente el 60% de la producción mundial de tierras raras, es necesario la implementación de otras medidas, tal y como detalla en el podcast este analista, quien afirma que Europa, y en especial España, están en una carrera contrarreloj.
¿Qué papel juega España en todo esto?
Nuestro país tiene potencial minero aún por explotar en sectores como puede ser el wolframio, el litio y las propias tierras raras a menor escala, pero también con potencial. Pero la explotación enfrenta a trabas administrativas y sociales que se deben afrontar.
Otro aspecto importante para destacar es el impulso que esta industria podrá generar en empleos de alta cualificación en España tanto en el sector extractivo como en el de transformación tecnológica aportando ese valor a la economía nacional y por lo tanto mayor riqueza al país. No podemos ignorar el contexto político internacional actual: la administración del nuevo gobierno de los Estados Unidos ya envió un mensaje claro a Europa en el sentido de que deben ser los propios europeos, o sea, nosotros, quienes construyamos nuestra autonomía en materia de defensa, ya que Washington está centrado en otros intereses estratégicos.
¿Puede Europa alcanzar una soberanía real en materiales críticos?
El reto es enorme, el Viejo Continente debe competir en un mercado dominado por potencias que no dudan en usar los recursos como armas de presión geopolítica. Sin acceso garantizado a tierras raras y materiales críticos no hay autonomía en defensa ni soberanía digital ni garantía de seguridad nacional, lo que nos lleva a una reflexión final: ¿estamos dispuestos a asumir los costes políticos, sociales y económicos que implican asegurar esa independencia? Porque invertir en explotación minera, en tecnología de reciclaje, en industrias de transformación supone también enfrentar resistencias internas, debates medioambientales, sociales y por supuesto redefinir prioridades políticas a largo plazo.