El 15% de la ropa de Shein contiene sustancias químicas peligrosas, según un análisis de Greenpeace

Greenpeace ha preparado un informe tras el análisis de prendas de vestir de la marca SHEIN de venta en distintos países en Europa. De estas, el 15 % contenían sustancias químicas peligrosas que superan los límites reglamentarios de la UE.

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Shein está presente en 220 países del mundo
Shein está presente en 220 países del mundo

El crecimiento de las ventas de Shein en todo el mundo es imparable. La velocidad a la que se adaptan a las tendencias de los consumidores, en las que sacan nuevas colecciones, sus precios insuperables, la forma tan atractiva en la que se desenvuelven en redes sociales (sobre todo TikTok e Instagram) y la rapidez con las que hacen las entregas son suficientes argumentos para que cada vez una mayor legión de clientes confíen en la tienda online que más ventajas ofrece a escala mundial y que hasta cuenta con un programa de prueba en el que envían prendas completamente gratis.

La fórmula que explica todas estas ventajas competitivas respecto al resto de market places es una incógnita que desde Pekín tratan de mantener en la trastienda de este gigante chino que sabe sacar partido al apetito voraz de unos consumidores que renuevan su vestuario casi a diario -la fast fashion es responsable del 10% de las emisiones mundiales y del 20% de la contaminación del agua en el mundo, según Greenpeace-, y que no parecen muy preocupados por los irreparables daños que esta estrategia comercial genera no solo sobre el planeta sino también sobre su propia salud. 

El secretismo que hay tras el apabullante éxito de Shein, del que existen fundadas sospechas de precariedad laboral (se habla de jornadas laborales de 11 horas al día, 29 días al mes, sin descansos, con bajos salarios, con penalizaciones por errores) y de violación de toda legislación internacional en materia de marcas y patentes, no puede sin embargo tapar la calidad de las prendas, una cuestión que se puede medir al estar presentes en 220 países del mundo.

Y es eso precisamente lo que ha hecho Greenpeace en un esclarecedor informe que todo cliente de Shein debería conocer para, en lo sucesivo, pueda decidir con más criterio si desea continuar ahorrando a costa de su salud (en caso de que la del planena no sea suficiente argumento).

Para este informe, la formación ambientalista internacional ha comprado 42 artículos de las páginas web de Shein en Austria, Alemania, Italia, España y Suiza y cinco artículos de una tienda pop-up en Múnich (Alemania), y los ha enviado a un laboratorio independiente para analizar su composición química.

De estos 47 productos han encontrado que siete de ellos contenían sustancias químicas peligrosas que superan los límites reglamentarios de la UE (Unión Europea), y cinco que superan los límites en un 100% o más, es decir sobrepasan los límites tope máximos.

Además, un total de 15 de los productos contienen sustancias químicas peligrosas en niveles preocupantes, es decir cerca de los valores considerados como límite. "Desde níquel en unas botas de tacón, de formaldehído en el tutú de un vestido para menores o de níquel en una cazadora o de cromo en otros productos… Sustancias que persisten en el medio ambiente, es decir no se descomponen, que se bioacumulan o que están presentes cerca de niveles no seguros", señalan desde la ong.

En conclusión, el 15% de estas contenían sustancias químicas peligrosas que superan los límites reglamentarios de la UE (en algunos casos desbordando los niveles de manera desorbitada), y el 32% concentran niveles ‘legales’ de estas sustancias, pero en proporciones ya preocupantes.

¿Y por qué nos deberíamos preocupar? Porque como explica la doctora Pilar Muñoz-Calero, experta en medicina ambiental, cada día estamos expuestos a un gran número de productos tóxicos que, sumados, pueden producir "enfermedades como la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, pero que también están relacionadas con patología mucho más conocidas y que son multifactoriales como son las enfermedades autoinmunes, el Alzheimer, el Parkinson, la hiperactividad o el asma. Todas ellas están vinculadas de alguna manera con estos contaminantes".

Los ríos de Asia, llevan el color de la moda en Europa

Río contaminado.
Río contaminado.

Hace ya más de 10 años la mayoría del sector textil actuaba así, como denuncia Greenpeace, que acude a la conocida frase "los ríos de Asia, llevan el color de la moda en Europa", para explicar cómo estas empresas "vertían tóxicos a los ríos sin control, tóxicos que estaban en la ropa que nos poníamos. Además sus condiciones laborales eran deplorables rozando la esclavitud, algo que saltó a la luz con el derrumbe del Rana Plaza en Bangladés donde murieron 1134 personas ​​ y otras 2437 resultaron heridas que cosían para Benetton, Inditex, El Corte Inglés, entre otros. Desde entonces la industria de la moda ha cambiado mucho en cuestión de tóxicos y prácticas sociales. Sin embargo siguen contaminando el planeta por la cantidad de ropa que producen, y su elevada dependencia a las fibras sintéticas procedentes del petróleo como el poliéster o el nylon".

Con una sociedad que sale a la calle para pedir medidas climáticas, que sale a la calle para defender los océanos y los bosques, las empresas deben dar ejemplo y ser parte del cambio y no del problema.

Para Greenpeace, y para la práctica totalidad de expertos en materia de salud y medio ambiental, debemos limpiar la producción de ropa y complementos de productos tóxicos para las personas y el planeta. Las empresas deben producir menos ropa y diseñar ropa de mejor calidad, duradera, reparable y reutilizable, en condiciones dignas para las personas trabajadoras, y asumir la responsabilidad de establecer sistemas y servicios de recogida para mantener, reparar y compartir las prendas.