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Opinión

Cómo funcionan los cárteles de la droga (segunda parte)

Ex militar y experto en Seguridad.

Según Tom Wainwright, autor de “Narconomics. Cómo administrar un cartel de drogas", el negocio de las drogas, como cualquier otro negocio, responde a las leyes del mercado: "Donde hay demanda, hay un producto". Por ello, quienes intentan detener el comercio de drogas a partir de una visión de buenos contra malos fracasan, cuando en realidad deberían tratarlo como una manipulación del mercado y bajo las leyes de la economía.

Durante las últimas dos décadas, países latinoamericanos como Bolivia, Colombia y Perú han destruido kilómetros y kilómetros de plantaciones de coca ilegales, erradicando más y más cultivos cada año con la intención de encarecer el producto y rebajar el consumo. Y no es así.

Cada vez que miles de hectáreas de coca han sido quemadas y rociadas por el ejército, los agricultores han salido y plantado más arbustos para reemplazar a los destruidos. En los años 80 prácticamente toda la coca cultivada podía convertirse en cocaína, hoy en día tienen que cultivar el doble de coca que antes para cosechar la misma cantidad de hoja, y los cárteles no han subido el precio. Nada parecido al campo español con el aceite.

Ya sabes, aquello del monopsonio, un solo comprador; buscar o atender a un segundo comprador implica la muerte, lo que suele ser un argumento laboral bastante convincente: "O plaNta o plomo".

La táctica europea suele dar más quebraderos de cabeza a los responsables de la cadena de suministro o supply chain y a los responsables de RRHH de los cárteles.

A nivel logístico, cuanto más se acerca al consumidor final más se encarece el producto (350 kilogramos de hojas secas de coca en Bolivia costarían 350 euros, una vez convertida en un kilo de cocaína se vende en Colombia en unos 750 euros, de ahí a los 60.000 euros en España). Aparte del transporte, la razón por la que la cocaína multiplica su valor es que al ser un producto prohibido incurre en todo tipo de gastos, desde asesinar a competidores hasta sobornar a policías, jueces, políticos, etc

Por este motivo, las tres noticias de estos últimos días…

  1. Intervenido en Algeciras el mayor alijo de la historia en España: 9.400 kilos de cocaína ocultos entre cajas de bananas
  2. Agentes de la Policía Nacional han abordado en aguas internacionales un narcovelero que se dirigía a las costas españolas con 50 fardos con 1.500 kilogramos de cocaína y ha arrestado a sus cuatro tripulantes, de origen búlgaro, francés y sueco.
  3. La Guardia Civil se incauta de 805 kilos de cocaína en un polígono cercano a Granada

… son tremendamente importantes, y tienen su posterior trascendencia, ya que la mayor parte de estas operaciones tienen su base en muy buenos servicios de Información. Estas noticias "desmontan" cadenas de distribución enteras, impiden rehacerlas por simple duplicado y veremos qué ocurre con los responsables de estos fracasos.

La otra nota positiva afecta a los responsables de RRHH, de los cárteles. Las detenciones. Como cualquier organización que se precie, los cárteles tienen dos graves problemas con sus recursos humanos:

Primero, deben reclutar a sus trabajadores en una industria que opera en la clandestinidad, donde los trabajos, puestos y remuneración, no pueden ser anunciados y se requiere la confianza total. Agravado por el hecho de que los negocios de drogas tienen niveles muy altos de rotación de personal (No sé si en la dark web existirá un similar a Linkedin).

Segundo, los directivos de los cárteles deben gestionar la relación con su personal, al igual que con proveedores y clientes, de manera informal y sin acuerdos contractuales regulados por ningún organismo legal. No les ampara Convenio, estatuto trabajadores, ni Código Comercio alguno.

En una empresa normal, si un empleado roba o si un proveedor incumple, la empresa puede obtener una reparación a través de los tribunales. Un cartel de la droga obviamente no puede acudir a los tribunales. Su forma para hacer cumplir los contratos es a través de violencia, pero el despliegue de la violencia es un proceso costoso, pues atrae la atención de las autoridades y genera enemigos.

Estos tres triunfos de la Policía ya están generando muchas tensiones, aunque aún no nos hallamos enterado.