Opinión

Los grandes monstruos del Océano ya no son los cetáceos, son de acero

Son los grandes peligros de nuestros océanos; enormes buques de acero incontrolables que, como estamos viendo estos días en el canal de Suez, pueden poner en jaque incluso a la estabilidad comercial de todo el mundo. Los extralarge ships, que siguen aumentando de tamaño, ya superan los 400 metros y 24.000 teus de carga, lo que les convierte en un gran potencial de peligro por su manejo y gobernabilidad para los estados ribereños, el medio ambiente, los mares y océanos de todo el mundo, así como para la propia economía global.

Hay una gran escasez de marinos cualificados para tripular y comandar estas inmensas embarcaciones. Factores como el recorte de costes, reducción del número de los integrantes de las tripulaciones, trabajo excesivo, marinos de diferentes nacionalidades y lenguas, con salarios tercermundistas, hacen que la comunicación a bordo sea en momentos confusa y contribuyen al error humano, lo que incumple las prácticas estándares de planificación de navegación observación y control del buque.

En estos extralarge ships se dan adicionalmente situaciones de incertidumbre por su comportamiento en maniobras restringidas por atraques, pasos angostos, estrechos y canales, en las que la maniobrabilidad con el efecto del viento y corrientes tiene que ser casi perfecta, sin margen de error para fallos humanos o problemas con la propulsión.

Las tripulaciones de estos extralargue ships sufren un trabajo excesivo, falta de capacitación o cualificación, demasiada tensión, responsabilidad, periodos demasiado largos a bordo y salarios no acordes con el medio. Esta suma de factores propicia un gran estrés a bordo, y son las causas que conducen al error humano.

El carguero Ever Given, del tamaño de cuatro estadios como el Bernabéu, bloquea desde el pasado martes el Canal de Suez, una de las principales arterias comerciales del mundo, y ya retiene a más de 230 barcos que aguardan a poder cruzar el paso. Las consecuencias de este bloqueo, cuya liberación puede llevar varios días o incluso semanas, para el comercio y la economía internacional son imprevisibles. Y todo, por el problema generado porque un portacontenedores de 400 metros de eslora y más de 219.000 toneladas de capacidad ha encallado en un punto estratégico de nuestros mares. Este gran problema, generado a partir de una situación muy concreta, precisa de un profundo análisis para evitar, en la medida de lo posible, que vuelva a darse. Porque los grandes monstruos del Océano ya no son los cetáceos, son de acero, y tenemos que estar seguros de que sabemos dominarlos.

En mi opinión, en este caso en concreto el problema ha venido dado por un fallo en la propulsión; descarto la meteorología, ya que el buque realiza su travesía con dos prácticos que asesoran al capitán, y que en todo momento tienen un conocimiento preciso e inmediato de la situación del canal y la meteorología. Además estos buques llevan una instalación de recepción meteorológica de última generación satelitaria con previsiones en tiempo real Navtex, Inmarsat C,Scsnav, Maxsea, etc.

Como capitán al mando durante más de 20 años en diferentes buques, en misiones por Suez, Panamá, Málaga, Somalia y Bósforo, estrechos Magallánicos o Grandes Lagos y tamaños, esta es mi opinión.