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FEINDEF 2025 y las contradicciones de la política industrial de Defensa

Cabe preguntarse si hoy en día no estamos asistiendo y proyectando una imagen de país con tintes contradictorios en materia de defensa.

Coronel de Ejército de Tierra (Ret.)

7 minutos

Feria Internacional de Defensa y Seguridad de España (FEINDEF).

Después de la declaración oficial del pasado 22 de abril por la que el presidente del Gobierno anunciaba el Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa de España que situará a España en el ansiado 2% del PIB en materia de defensa, la celebración de la Feria Internacional de Defensa y Seguridad de España (FEINDEF) en la edición de 2025 se vislumbraba como un punto de inflexión para el impulso decidido de desarrollo de la industria de defensa española y, sobre todo, como un salto cualitativo para la reafirmación de las necesidades que en materia de defensa tienen nuestras Fuerzas Armadas. Nadie podía imaginar a priori un escenario tan favorable para la celebración de una feria de armamento y tecnologías asociadas como la que se presenta ahora cuando una guerra de corte convencional se encuentra enquistada en el corazón de Europa.

Una Feria que efectivamente este año se consolidaba en su cuarta edición, con cifras que ampliamente sobrepasan la anteriormente celebrada hace dos años y que la sitúan no sólo como la más importante de las cinco que se celebran en nuestro país, sino también como una de las diez ferias generalistas (esto es no especializadas en ningún sector de defensa en concreto) mayores del mundo. Realmente el esfuerzo realizado en solo seis años, desde que se celebró la primera edición, ha sido ímprobo. Con FEINDEF se está cumpliendo un añorado sueño de las empresas españolas del “ramo” ampliamente representadas en las organizaciones empresariales TEDAE y AESMIDE que, a través de la Fundación FEINDEF, vieron por fin en 2020 como el Ministerio de Defensa establecía un mecanismo de apoyo institucional que, por otra parte, es una medida habitual que los gobiernos establecen en soporte al sector tecnológico e industrial en sus ferias de Defensa.

Sin embargo, hechas las oportunas presentaciones, con la celebración de FEINDEF cabe preguntarse si hoy en día no estamos asistiendo y proyectando una imagen de país con tintes contradictorios en materia de defensa. Unas contradicciones entre una realidad poderosa y emergente de una feria como FEINDEF con relación a un país que presenta un plan de rearme de tinte “dual” con un mensaje pacifista, que potencia la industria nacional en detrimento de los consorcios internacionales y que, a pesar de ser según el SIPRI el noveno exportador de armas mundial, basa su estrategia de comunicación en un mensaje manifiestamente velado y acomplejado sobre de todo lo que signifique producción armamentística que no deja de asociarse insistentemente a supuestas necesidades provocadas por nuestros compromisos en Europa más que a la propia Defensa Nacional.

Una narrativa contradictoria

La primera contradicción, la narrativa del presidente del Gobierno al anunciar el Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa que presenta un contexto donde se unen la narrativa de uso “dual” prioritario de las necesidades en el sector con el mensaje difuso y pacifista a la sociedad española.Si es en este escenario donde al tienen que acudir las empresas españolas que se han mostrado al mundo en FEINDEF a presentar sus productos la verdad es que el esfuerzo realizado en la Feria no merece la pena. Lanzar globos sonda sobre prioridades en materia de ciberseguridad en detrimento de las auténticas necesidades de capacidades cinéticas de los Ejércitos y la Armada es cuanto menos incomprensible además de obviar una realidad que a nadie se le escapa. Una realidad que contrasta sin duda con un cierto exclusivismo del Gobierno de priorizar las inversiones de “doble uso” de las que poco o nada se han visto en la Feria.

Margarita Robles en FEINDEF 2025.

Basta con echar un vistazo al tímido Plan para certificar la absoluta falta de conexión con lo que FEINDEF puede representar en cuanto a la imagen de nuestro país, que más que otra cosa representa la negación de la evidencia de un sector que está llamado a crecer en el actual contexto geopolítico global. Nuestro país tiene capacidad industrial suficiente para alimentar en buena medida a las necesidades de la propia defensa y aquellos “gap” no cubiertos son lo suficientemente atractivos para atraer a empresas foráneas. Y es aquí donde el Ministerio contribuye a crear una nueva contradicción.

Un “campeón nacional de la defensa”

Una segunda contradicción que la Feria ha puesto en evidencia cuando rechinan los planes gubernamentales de consolidar un “campeón nacional de la defensa” sobre la base empresarial de la SEPI. Se olvida que nuestro país pertenece a una comunidad occidental donde el liberalismo económico impera sobre cualquier otro tipo de prácticas positivistas. De la misma manera que, ya desde hace muchos años, Navantia, el buque insignia de la SEPI en esta materia, ha logrado introducirse en los difíciles mercados internacionales, también por nuestra parte no debemos cerrar la puerta a la inversión internacional. Lo contario es intervencionismo y genera tensiones internas en un mercado que debe permanecer unido y solidario.

Por ello, no solo se trata de buscar la concentración nacional sino también de fomentar la colaboración internacional y en esto FEINDEF ha marcado tendencia en contra de la estrategia pública del Ministerio. Numerosas empresas españolas han firmado memorandos y acuerdos en materia de I+D+i con otras extranjeras que ven como el mercado español es atractivo sabedoras de las carencias que aún persisten dentro de nuestra Base industrial y tecnológica del sector. No cometamos el error de cerrar la puerta a la tecnología que viene de fuera por una obsesiva monopolización domestica del sector. La Administración debe ser capaz de establecer mecanismos de participación y colaboración atractivos para las compañías no nacionales. No fue sino gracias a ello que nuestro país se encuentra hoy en día en el puesto noveno entre los exportadores de armamento a nivel mundial. Aquí llegamos a la tercera contradicción.

Falta de comunicación de las armas exportadas por España

Una tercera contradicción, ahora en el polo opuesto de la argumentación anterior, es el hecho de que ser exportador de armas producidas por empresas españolas de la emergente base industrial y tecnología del país no sea objeto preciado de comunicación pública a nivel gubernamental. Este simple hecho, que en otros países pudiera ser un orgullo para la industria de defensa (como ha podido comprobarse con el espectacular desembarco en FEINDEF de la poderosa muestra del sector industrial de defensa turco), en España se oculta o al menos no es asunto de conferencias de prensa tras los Consejos de ministros ni de los debates televisivos.  

El caso es que la situación viene de muy de lejos y es producto de la alicorta aplicación de recientes políticas públicas en la materia tanto de gobiernos anteriores como del actual. Parece que el pacifismo vuelve a estar de moda y actuaciones como las que supusieron en día traer a España el ensamblaje final de todos los aviones militares que la multinacional Airbus vende en el mundo, figurando a cuenta de exportación del estado español, no es hoy electoralmente rentable. Sí lo es vetar a las empresas israelíes, tecnológicamente muy avanzadas y con las que algunas españolas habían iniciado prometedoras “joint adventures”. Nos viene también a la memoria el “affaire” de las corbetas de Navantia, vendidas a Arabia saudí, que estuvo a punto de anularse por la recién llegada administración socialista que carecía de una cultura estratégica del sector a nivel global y sobre todo de mandar al paro a un importante número de trabajadores del sector de la bahía de Cádiz.

¿Cuál es el mensaje coherente entonces que el Gobierno de España debe de dar a los ciudadanos con la de celebración de esta importante Feria de Armamento en nuestro país? Es muy sencillo. Mas allá de la necesidad institucional que propugna la Fundación FEIDEF de que la Feria sea un verdadero instrumento que permita a la industria española de Defensa y Seguridad ocupar el lugar destacado que le corresponde en España y proyectar una imagen exterior de modernidad e innovación acorde, la realidad es que a día de hoy nuestras Fuerzas Armadas no disponen de los medios y capacidades necesarios para actuar por tiempo indefinido en escenarios con conflictos y combates de alta intensidad. Lo que siempre se llamó guerra. Y lo que es más preocupante, a la sociedad de la que forma parte no se le hace participe de esa sensación, aquella por la que sus Fuerzas Armadas estarían en la obligación “contractual” de ir a la guerra para su defensa.

Imagen: FEINDEF 25.

Si eso es así, el Gobierno debería aprovechar la oportunidad que presenta FEINDEF para reivindicar la necesidad real de rearme que tienen nuestras Fuerzas Armadas. Existe capacidad tecnológica industrial suficiente para realizarlo más allá de la de inversión en materia “dual” como son las telecomunicaciones, satelitales y de ciberseguridad que son objeto prioritario del Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa de España anunciado por el presidente del Gobierno. Se sigue sin embargo sin asumir la necesidad real de rearmarse a corto plazo con capacidades tangibles en los dominios físicos que configuran el tradicional campo de batalla: terrestre, naval y aeroespacial, a los que sólo se les atribuye un 19% del total del Plan en la creencia naif de que la inversión en defensa en el espacio virtual nos mantendrá inmunes con relación a otras amenazas de carácter cinético.

En nuestro país, muchos se siguen considerado “pacifistas”, incluso tildan así a España al presentar el Plan, en una visión que se resiste a admitir la realidad de la situación actual y que nos retrotrae a las tesis del movimiento pacifista de los años ochenta del pasado siglo que tanto contribuyó al cambio de mentalidad en Europa en plena guerra fría. Después vinieron algunos años de paz y estabilidad, pero ahora la situación ha cambiado. España debe estar preparada para asumir sus compromisos en materia de defensa y su Gobierno debe activar los mecanismos necesarios para una efectiva política pública para ello. Así lo establece la actual Ley de Defensa Nacional 5/2015. Y es en este contexto donde el impulso y el desarrollo de la Industria de Defensa alcanza su verdadero valor. Y es, en este escenario de FEINDEF, donde el Gobierno ha perdido la oportunidad de ponerlo en valor, sumido sin duda en sus propias contradicciones.