¿Por qué los carristas rusos abandonan sus tanques?

Los efectivos del ejército ruso en medios acorazados superan en muchos múltiplos de diez a cualquier país europeo, e incluso norteamericano. Pero esta realidad tiene muchos peros…

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Carros de combate/Tanques rusos con el símbolo Z
Carros de combate/Tanques rusos con el símbolo Z

Esta guerra que ha lanzado Putin contra Ucrania, nos está obligando a asistir, muchas veces con el corazón encogido, pero desde los cómodos sillones de nuestros salones calefactados de la Europa rica, a ver  imágenes y escenas realmente duras, pero también insólitas.

Lo que creímos desde un principio de cómo sería una guerra de pleno siglo XXI, llena de tecnología y sofisticación, se nos está cayendo a pedazos y observamos con asombro las escenas de los bombardeos, pero también otras que son a las que quiero referirme en este artículo.

Todos hemos presenciado al principio de la invasión, cuando los rusos aún creían poder tomar la capital Ucraniana en pocos días, esas columnas inmensas de carros rusos atascados. Luego vino la chatarra, la que dejaban las armas anticarros de los defensores ucranianos. Más tarde fueron los alardes de los aguerridos, pero también motivados y convencidos soldados de Kiev los que tomaban carros de combate y sus vehículos blindados intactos como trofeos. Y por último la rendición ante meros infantes ucranianos de esos carros de combate, con toda su tripulación y en estado de marcha.

Y es que sobre el papel, el poderío acorazado de Moscú parecía inmenso e imbatible, pero todo esto merece un análisis más detallado. Los efectivos rusos en medios acorazados son asombrosos y superan en muchos múltiplos de diez a cualquier país europeo, e incluso norteamericano. Se estima que poseen entre 10.000 y 15.000 “tanques”. Las cifras en lo que se refiere a los medios acorazados de transporte de personal o simplemente de exploración son aún más estremecedoras y pueden sobrepasar los 50.000 o  los 15.000, respectivamente.

Pero esta realidad tiene muchos "peros". No hablaré aquí de la escasa profesionalidad de muchos de los operadores de los medios acorazados rusos. Recurrir a reclutas para una invasión o no informarlos previamente de sus misiones ha tenido y tiene sus efectos negativos sobre la operatividad y la moral de las tropas. Un factor importante pero que merece un análisis en otro lugar, es el nivel de obsolescencia y antigüedad de esos carros y blindados, muchos de ellos, como los T72 que forman parte del núcleo principal acorazado ruso, proceden de la década de los 70 y que aunque han sufrido algunas modificaciones y modernizaciones siguen siendo un medio obsoleto, por su diseño, su operatividad y su escasos medios de evasión y autodefensa.

El Ejército francés, posiblemente el más poderoso de Europa Occidental, posee unos medios acorazados sensiblemente inferiores a los de los rusos. De hecho, su flota de carros de combate pesados no supera las 400 unidades del carro Leclerc y está dotado a su vez de unos pocos de cientos de otros tipos de blindados sobre ruedas y ligeros.

Pero aquí lo interesante es comparar los presupuestos de defensa de ambos países. Así pues el presupuesto de defensa francés asciende a 46.000 millones de euros para el año 2021. Esta cifra es preciso cotejarla con el presupuesto de defensa ruso, que es bastante similar y asciende a 55.000 millones de euros.

También es preciso en este análisis saber lo que cuesta un carro de combate pesado y sus cifras oscilan entre los 5 y 10 millones de euros. Pero aquí lo más importante es saber no lo que cuestan sino lo que cuesta mantenerlos. De hecho, se calcula que un carro de combate pesado requiere un mantenimiento que oscila entre el 2 y el 6% anual de su valor, es decir de 50.000 a 300.000 € anules y ello además no se puede hacer en cualquier sitio, sino que ha de hacerse en talleres muy especializados, dotados de personal también especializado, puentes grúas, máquinas de verificación, herramental adecuado, etc. Téngase en cuenta también que la filosofía de mantenimiento de la OTAN prima la intercambiabilidad inmediata de los principales componentes mecánicos. Esto no ocurre con los tanques rusos. Por ejemplo, una de las exigencias de la OTAN a la hora de homologar un vehículo es que en caso de avería todo el grupo motopropulsor pueda ser extraído e intercambiado en menos de una hora. Los carros rusos, desde el punto de vista constructivo, se asemejan más a un camión de los años 70 u 80 y su mecánica es compleja, carecen de acoples rápidos que permitan extracciones inmediatas y requieren muchas horas para cambiar piezas simples. Su filosofía dista mucho de la de la OTAN en este campo.

Pero es que además su vida en combate, sin pasar por un mantenimiento en talleres especializados, no supera los pocos miles de kilómetros.

El principal problema pues de los medios acorazados no son los factores anteriores, son los reducidos medios económicos y logísticos dedicados a su mantenimiento y operatividad.

Nos encontramos con que el presupuesto de defensa ruso no tiene la disponibilidad necesaria para mantener esa inmensa flota, ni han dispuesto de los muy equipados talleres de tercer y cuarto escalón necesarios para mantener operativos unos carros que están en pleno combate. La mayoría de los carros han salido posiblemente de sus acuartelamientos sin el necesario mantenimiento periódico y programado y su operatividad se ve reducida a los pocos kilómetros.

Esta es una de las razones principales por la cual son abandonados en pleno campo esas inmensas moles de acero. Cualquier pequeña avería los imposibilita a seguir siendo operativos, debido a la falta de medios materiales, económicos, humanos y sobre todo de instalaciones adecuadas para que sigan cumpliendo su función.

Todo esto es sabido por los carristas rusos y ante la posibilidad de verse en medio del campo, con un vehículo que no es capaz de seguir a sus compañeros o de cumplir su misión, deciden abandonarlos antes de que el vehículo los abandone a ellos y esto les cueste la vida.

Los ucranianos están sacando buen partido de este conocimiento y presumen de que el Ejército ruso es su principal proveedor de medios acorazados.