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EDIP, el programa que taparía las lagunas de las capacidades europeas de defensa

Se acentúa el "invertir más, mejor, juntos y en Europa" para lograr un grado de autonomía estratégica y resiliencia contra agentes externos.

Oscar Ruiz -Escudo Digital.

Experto en migraciones y analista internacional.

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El Programa Europeo para la Industria de Defensa (EDIP) ha sido una iniciativa reciente y muy importante de la Comisión Europea para mejorar, y sobre todo, reforzar la competitividad y capacidad de respuesta de la industria europea de defensa. Esta iniciativa, tomando como base la más desarrollada Estrategia Industrial de Defensa Europea (EDIS), significaría, en caso de prosperar, un verdadero esfuerzo común para muscular las capacidades de defensa en el viejo continente, a través de inversiones conjuntas en infraestructura de defensa y tecnología.

Objetivos y financiación

El EDIP contaría con un presupuesto de 1.500 millones de euros destinado para el período 2025-2027, el objetivo principal del programa sería tapar todas esas lagunas en las capacidades de defensa y asegurar la disponibilidad y suministros de materiales de defensa, y a la vez, mejorar también la competitividad de esta industria.

El objetivo de este compromiso financiero sería básicamente evitar algunas de las “debilidades” de la actual industria de defensa europea; la fragmentación que adolece el sector en estos momentos y también la dependencia de mercado y destinos no europeos para la adquisición critica de defensa, puesto que un cambio político en aquellos proveedores podría ser fatal para Europa.

Implicaciones estratégicas

El EDIP intenta la estrategia fundamental de que la de la Unión Europea estimule la cooperación entre sus estados miembros para la adquisición conjunta de capacidades de defensa, fomentando un mercado europeo de defensa más integrado y competitivo.

Uno de los puntos más importantes de esta estrategia incluye incentivar a los estados miembros a adquirir al menos el 40% de su equipamiento de defensa a través de esfuerzos colaborativos y el 50% dentro de la UE para 2030, con objetivos que aumentarían en los periodos siguientes.

Desafíos y consideraciones

Que el EDIP representa un paso ambicioso hacia una postura de defensa europea más unificada y potente parece obvio, pero que representa un verdadero desafío a cumplir también lo es. El enorme apoyo financiero y político que necesita para cumplir sus objetivos sería quizás, demasiado optimista. 1.500 millones parecen muchos millones, pero significan solo una pequeña parte del gasto total en defensa de Europa, por lo que habría que buscar fuentes de financiación y de inversión adicionales para tener un mayor impacto en el objetivo de mercado.

El nuevo programa europeo busca además abordar las deficiencias actuales en la base industrial de defensa de Europa, que ha vivido demasiados años de desinversión y una capacidad de respuesta bastante lenta, como pudimos observar en los comienzos del conflicto en Ucrania. Se acentúa el "invertir más, mejor, juntos y en Europa" para lograr un grado de autonomía estratégica y resiliencia contra agentes externos.

Marco político y regulatorio

Esta iniciativa de la UE es parte también de un marco político y regulatorio bastante más amplio que se ha dibujado para empujar a nuestra industria de defensa europea. Aquí podríamos nombrar al Fondo Europeo de Defensa (FED) y otras herramientas para conseguir la adquisición conjunta y mejorar y racionalizar la eficiencia del gasto de defensa en la Unión Europea.

El EDIP también acoge la idea de establecer una especie de alineación para la planificación de los objetivos colectivos europeos, y señalando un mejor entendimiento o asociación entre la UE y la OTAN, para abordar los desafíos de interoperabilidad y también de estandarización de material entre las fuerzas armadas de los estados miembros.

El Programa Europeo para la Industria de Defensa (EDIP) supone un gran esfuerzo de la Unión Europea para, de una vez por todas, establecer unas capacidades sólidas y resilientes a través de mayor inversión, de mayor colaboración y también de efectuar por fin una planificación estratégica para conseguir nuestra autonomía continental.

Su éxito va a depender de superar los enormes desafíos financieros, y también inconvenientes regulatorios y políticos importantes, por lo que requerirá un verdadero esfuerzo mancomunado de todos los Estados miembros interesados. España sin duda, se beneficiara de este programa.