Aunque nos guste pensar que nuestras vacaciones son momentos de relajación y desconexión, para los ciberdelincuentes representan una oportunidad de oro.
Hoy en día, los ataques son mucho más sofisticados y personalizados. Los atacantes utilizan técnicas avanzadas para investigar a sus víctimas y crear mensajes específicos que aumentan las probabilidades de éxito.