José Antonio Bravo: “El ‘efectivo digital’ causaría ahora más perjuicios que beneficios”

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José Antonio Bravo
José Antonio Bravo

Algo sabe de impuestos y cuentas, puesto que es suespecialidad. José Antonio Bravo, con másteres universitarios tanto enContabilidad como en Asesoría Fiscal y Tributación, rodó por varias empresasdurante varios años hasta crear la suya propia, Negotians, para prestarservicios sobre todo a pymes y autónomos.

Así, los conceptos de dinero y de pago son ‘el pan nuestro’de su negocio, y eso incluye el contante y sonante, el fiduciario, el ‘deplástico’ y las criptomonedas; y por supuesto ‘el efectivo digital’ término porél mismo acuñado para referirse a los pagos más novedosos que se basan en lasnuevas tecnologías.

De ahí el interés en conocer su opinión sobre la recientepropuesta del Gobierno para proceder a la eliminación progresiva del efectivo.Lo tiene claro: “los medios de pago electrónicos no van a desbancar alefectivo en mucho tiempo. Son muchos los hándicaps aún existentes para poderllevar esa propuesta a efecto. Además, tampoco tiene mucho sentido esto desustituir unas formas de pago por otras, como la llegada de la televisión nosupuso el fin de la radio, ni el teléfono móvil el del fijo; otra cosa es quevaríen los porcentajes de uso, eso sí”.

Y por si no lo tenía claro, justo ayer su visita a lapeluquería se convirtió en el ejemplo gráfico perfecto. Bravo fue a cortarse elpelo y se dio cuenta de que no había datáfono a la vista. “¿Para qué? No mecompensa, puesto que lo que yo manejo son micropagos”, le contestó elpeluquero cuando le preguntó por la posibilidad de pagar con tarjeta.

“No olvidemos que los bancos no permiten estos cobrosgratis y hay pequeños negocios que no podrían sobrevivir con los costes quesupone, no sería sostenible. Piensa en reparaciones de electrodomésticos, enlas clases que da a domicilio un profesor particular... No podemos olvidar quehay sectores desbancarizados, tanto profesionalmente hablando como determinadoscolectivos. Por ejemplo, los inmigrantes no tienen acceso a una cuentacorriente y ese sería el primer paso que dar por parte de las entidades,ponérselo más fácil, no sé, lanzar cuentas especiales...  ¡Total, nada! Es muy complejo, un temasimilar al del ingreso mínimo vital y, por tanto, muy debatido. ¿Y quién le vaa poner el cascabel al gato? No interesa. Pero algo hay que hacer; y eso que yono soy amigo de las regulaciones”, asegura el experto.

"De momento, toca ser realista y admitir que, legalmente, la única especie que se admite como pago generalizado y obligado para toda transacción comercial es el efectivo"

Pero aparte de la barrera de costes, reseña otra: latecnológica. Porque conexiones y coberturas no hay en todos y cada uno de losrincones de este mundo, como se ha hecho bien visible con la pandemia. El BancoCentral Europeo, BCE, ya ha señalado las zonas rurales como problemáticas alproponerse la erradicación del efectivo, algo que consideró “desproporcionadopara determinados colectivos”.

No se refería solo a los pobladores de la España vacía, sinotambién a la gente mayor y a los mencionados inmigrantes. Y el Banco de Españatampoco ha tardado en manifestarse en esta misma línea. Su informe de Hábitosde Consumo y Uso de Efectivo de 2019, le da todos los argumentos: un 97,9% delos jóvenes de 18 y 19 años solo pagan en metálico, y hasta los 24 años un73,6%. Junto a los de menor edad, en el otro extremo, los de más de 64 que enun 60,8% solo emplearon también efectivo durante el año pasado.

Para José Antonio Parra, esa fotografía, aunquecorrespondiente a España, es algo extensible a muchos países. “Reducir lospagos a lo digital requiere una alfabetización tecnológica específica paragrupos con menor formación y poder adquisitivo más bajo”. Aparte de esabrecha digital, hay otras barreras y razones esgrimidas al plantear eliminar elefectivo que no acaban de convencer. ¿Acabar con el fraude? “Desde luego,eso será si hablamos de prácticas fraudulentas a pequeña escala, porque elfraude con mayúsculas obedece a mecanismos más complejos y no va a desaparecer”,añade.

Otro tema que no logra el consenso es el de la privacidad.El asesor fiscal refresca la memoria al remontarse a 1986, fecha del origen delbitcoin. Su semilla está en la empresa Digicash, fundada por un criptógrafo quevio en los pagos digitales la posible violación de los datos privados; “élquiso proponer un sistema de firma ciega, que evitara una base de informaciónsobre cada movimiento bancario. De hecho, en Suecia, uno de los destinos dondela desaparición del dinero efectivo va más avanzada, el quebradero es comosalvaguardar los derechos de los ciudadanos frente al rastro digital”.

Pero parece que el futuro de las criptomonedas aún quedalejos, si pensamos en su generalización. Puesto que la más antigua no seremonta a más allá de doce años atrás. Según Bravo, “bitcoin, a día de hoy,sigue siendo un sistema más especulativo que de cobros y pagos. Queda mucho poravanzar en evolución tecnológica, y en concreto, en usabilidad y privacidad; loesencial sería poder lograr ese difícil equilibrio entre la privacidad absolutay la hipervigilancia para tratar de impedir los sistemas de blanqueo. Lo últimoson los coinJoin, como método anónimo, cuando se usan estas divisas. Lodeseable es un híbrido, un método fungible, que es lo que yo llamo efectivodigital”.

De momento, toca ser realista y admitir que, legalmente, laúnica especie que se admite como pago generalizado y obligado para todatransacción comercial es el efectivo. No obstante, quedan fuera de estaobligatoriedad los criterios sanitarios, pues por motivos de salud puedenrechazarse monedas y billetes, como hemos visto durante los meses más crudos dela pandemia. Algo normal, pues la evolución y cambio en este tema es un procesolento, “que requiere formación y educación específica, para garantizar laseguridad, ya que implica una mayor responsabilidad individual”.

Al fin y al cabo, plantear la desaparición del dinero enmetálico plantea un nuevo paradigma. “Un salto tan grande como el que supusola aparición de la imprenta. Además, la emisión de dinero es algo relativamentereciente; tendrá de 150 a 200 años, que es cuando apareció el primer bancocentral. Recordemos que luego, en 1973, el patrón oro desapareció, para pasaral del dólar como referencia”.

Igualmente, la aspiración de bitcoin es convertirse enpatrón, pero “en ningún caso sustituir otras formas de pago que puedenconvivir con ella. Con las criptomonedas pasamos a ser los custodios de nuestrodinero, que deja de estar en un banco; por tanto, se necesita una implantacióncon plenas garantías y un aprendizaje especial en la materia”, tal y comovuelve a insistir José Antonio Bravo.