José María Peredo: “El objetivo de Rusia es debilitar la moral de los ucranianos”

A 9 meses de la invasión, el ataque a las infraestructuras críticas es uno de los puntos esenciales de la estrategia rusa. Entrevistamos a José María Peredo, especialista en política internacional, para reflexionar sobre esta y otras claves del conflicto.

Anahí Di Santo.

Periodista.

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José María Peredo analiza el conflicto entre Rusia y Ucrania.
José María Peredo analiza el conflicto entre Rusia y Ucrania.

El general invierno ha llegado a Ucrania, donde la carencia de servicios básicos puede acabar siendo un factor fundamental de desestabilización. Son muchas las cuestiones geopolíticas y geoeconómicas que a los nueve meses del inicio de la invasión siguen dejando sus pesadas huellas sobre el gélido suelo ucraniano, sin que aún nadie sepa a ciencia cierta hacia qué dirección avanzan. De todas estas cuestiones hablamos con José María Peredo Pombo, catedrático de Comunicación y Política Internacional de la Universidad Europea de Madrid, quien también ejerce el periodismo y el análisis político en diferentes medios de comunicación y espacios de debate, en temáticas vinculadas a la política exterior de Estados Unidos, la comunicación de lobbies y grupos de presión, la opinión pública internacional y la cooperación española.

El frío ya está aquí, ¿cómo cree que puede influir la llegada del invierno a la guerra en Ucrania?

El invierno tiene una importancia creciente teniendo en cuenta que Rusia ha utilizado como objetivo en las últimas semanas las infraestructuras críticas, lo que ha representado un cambio de estrategia. Es decir, el objetivo de Rusia ahora es debilitar la moral de la sociedad ucraniana, el apoyo y la resistencia de la sociedad al conflicto, utilizando el invierno y las carencias que haya podido provocar el ataque a estos servicios básicos (agua potable, electricidad, calefacción) para multiplicar ese efecto en la población. Hay una parte de la guerra muy manifiesta, muy evidente de que una de las maneras que tiene Rusia de presionar a la población ucraniana es a través de esa reducción o ese ataque a las infraestructuras críticas y la utilización del papel del invierno como ambiente multiplicador de los efectos en la población.

En los últimos días se ha hablado de la posible retirada de Rusia de la planta nuclear de Zaporiyia, ¿puede haber un riesgo nuclear?

Siempre puede haber un riesgo, teniendo en cuenta que se está combatiendo cerca de algunos lugares críticos, y precisamente uno de ellos es la central nuclear de Zaporiyia. Hay que confiar lógicamente en la sensatez de los diferentes mandos para que no se produzca esa catástrofe. Por consiguiente, el riesgo nuclear hay que contemplarlo como una posibilidad, pero no como una amenaza estratégica de ninguna de las partes.

En cuanto a una resolución del conflicto, ¿se puede esperar una solución militar o tendrán que sentarse a negociar?

Yo considero que ese final tiene que pasar por una negociación, en cualquier caso, aunque el aspecto militar esté presente. Para llegar a una negociación, en primer lugar, debería decretarse un alto el fuego y, en segundo lugar, debería establecerse un marco de negociaciones en el cual hubiera otros países mediadores, también alguna organización internacional, habría que mirar bien la fórmula. Pero indudablemente sí que podría iniciarse un proceso de negociación de esas características en algún momento. ¿Cuándo podría producirse? Es difícil de ver. El invierno ya está aquí y, por tanto, yo diría que se va a retrasar ese proceso. Es decir, vamos a ver qué pasa en estos meses de bajas temperaturas, cómo están los ánimos y la voluntad de la población, llevamos ya 9 meses de guerra, y es precisamente el efecto que buscan los rusos. Por otra parte, también influye el impacto económico que tenga esta situación para los mercados internacionales y la energía, pero por supuesto también para la propia Rusia, que está con sus cuentas paralizadas, con el comercio detenido y sanciones muy duras por parte de la Unión Europea. Todo eso es lo que va a precipitar el final, más que el aspecto militar probablemente, porque ya se ha visto que el intento de Rusia de hacerse con ese territorio no se ha conseguido. Entonces en lo que entraríamos es en una negociación no ya sobre la salida de Rusia sino sobre alguno de los objetivos –no explícitos– que tuviera Rusia. Crimea puede ser uno de ellos, pero por otra parte, Ucrania en sí misma se considera el objetivo fundamental, primero por haber resistido y segundo por haber aproximado definitivamente su soberanía a los intereses europeos.

¿Ve posible que Ucrania renuncie a parte de los territorios conquistados?

Lo veo posible en un proceso de negociación, cuando llegue, aunque tampoco está en este momento sobre la mesa. Eso hoy por hoy no se ve claro, ni cual sería ese territorio. Es posible que habláramos de Crimea, una anexión anterior a esta intervención, cuya alteración de la soberanía no fue reconocida internacionalmente, pero de facto, sí. Se produjo en 2014, por consiguiente, ahí sí que podría producirse una negociación. Respondiendo a su pregunta y entrando un poco en la especulación, creo que sí, Ucrania podría resignar alguna parte de su territorio.

Alejándonos del seguimiento diario del frente de batalla, para entender esto de una manera más global, me gustaría traer el concepto de nueva guerra fría, que se ha mencionado en algunos análisis. ¿Qué opina sobre esta interpretación, es factible para explicar el contexto de esta guerra?

Para empezar, no es una guerra fría porque la invasión de Rusia y la guerra de Ucrania evidentemente es una guerra caliente, es decir es una guerra abierta, que Putin intentó decir que es una intervención puntual. Puede darse la interpretación de que quienes están luchando no son solamente las tropas rusas y las tropas ucranianas, sino que están luchando distintos intereses geopolíticos de otras potencias. Pues hay que decir que sí. En ese sentido, hay una confrontación de intereses por una parte de los Estados Unidos y los países europeos, aliados por distintos motivos, pero una razón común es no permitir una alteración de la soberanía mediante la violencia en Europa a un país democrático y soberano. Y que eso pueda reproducir un mayor riesgo de amenaza a otros territorios europeos, entonces evidentemente el primer criterio por tanto es geopolítico. En segundo lugar, ese criterio geopolítico tiene también unas razones geoeconómicas. A partir de la guerra se ven afectados intereses que tienen que ver con el suministro de energía, aprovisionamiento de energía, alteración de los suministros, por ejemplo, o la modificación de estas fuentes en algunas regiones, como Alemania u otros países del este de Europa, que eran muy dependientes de Rusia. Allí hay una alteración de carácter geopolítico pero basado en cuestiones económicas. Están ahí esos intereses, sí. ¿Qué querríamos en este momento? Que la dependencia de Rusia fuera reducida y que se equilibrara mejor para que esa agresividad del Kremlin no se viera soportada por la tenencia del control o el suministro de la energía.

¿Hay más intereses en la guerra de Ucrania? Tercera cuestión, todo es global en el mundo de hoy, y por consiguiente hay otros países que naturalmente observan la guerra de Ucrania y tienen sus interpretaciones sobre lo que ocurre y las consecuencias. Potencias como China o India que están un poco distantes en cuanto a sumarse a lo que dice Occidente, me refiero al Occidente democrático que alcanza hasta el Sudeste Asiático, a Japón, a Australia y a muchos otros países, no sólo europeos. Tienen entonces alguna reticencia, pero las consecuencias económicas también las están viviendo, de una u otra manera. Puede venir el gas más barato de Rusia y ellos se benefician, pero hay un encarecimiento de los precios a nivel internacional y eso los perjudica. También hay un efecto con la cuestión de los alimentos y con el suministro de energía a otros países, no digamos potencias, pero sí a terceros países. Por consiguiente, se puede hablar de que hay un enfrentamiento global de intereses, pero intereses que están hoy muy entremezclados, entonces no deberíamos de hablar de guerra fría, porque la guerra fría nos retrotrae a la época en la cual dos potencias en concreto luchaban y además formaban dos bloques que no se comunicaban prácticamente, no había relaciones diplomáticas entre algunos países de Europa Occidental y algunos países de Europa Comunista, y eso no es lo que ocurre hoy día, hay algunas coincidencias pero no es igual el entorno ni mucho menos.

"El final de la guerra tiene que pasar por una negociación. ¿Cuándo? Es difícil de ver. Influye, además, el impacto económico en los mercados internacionales y la energía, pero también para la propia Rusia, que está con sus cuentas paralizadas, el comercio detenido y las sanciones muy duras de la Unión Europea. Todo eso es lo que va a precipitar el final, más que el aspecto militar."

 

A 9 meses del inicio de esta invasión, ¿qué reflexión le merece la posición en la que quedan los protagonistas, principalmente Rusia y Ucrania, pero también la Unión Europea, los Estados Unidos? ¿Hay algún sector que sale “favorecido”?

La OTAN y la Unión Europea han actuado de manera muy consistente, muy sólida, muy bien armada desde el punto de vista de la posición común, de la unidad de criterio y de la respuesta firme. Y esa es la principal cuestión del efecto que ha tenido en Occidente. Lo que evidentemente no pensaba Rusia cuando inició el ataque es que la respuesta iba a ser esa. Todo lo contrario. Yo creo que lo que pensaba Putin era que iba a desunir a la Unión Europea y que iba a debilitar la OTAN. Y, sin embargo, ha fortalecido ambas cosas.

Una segunda interpretación es que pueden producirse en un momento dado divisiones, que unos países opinen de una manera y otros de otra, y que busquen negociar de diferente forma. Evidentemente los países dentro del contexto europeo pueden tener distintas interpretaciones, o una visión que no sea exactamente la misma. Porque dependen menos de la energía de Rusia, o porque están más alejados. Pero el hecho es que en 9 meses no se ha producido ninguna fisura y no hay ningún indicio de que se vaya a producir. Esto es lo que aparece en las declaraciones, en las decisiones, los discursos de los políticos, lo que aparece en los medios de comunicación indicando otras cuestiones, son especulaciones.

¿Cómo observa el impacto de este enfrentamiento más allá de las fronteras ucranianas? La crisis económica, las repercusiones energéticas, ¿cree que hay ya, de algún modo, un cansancio en la Unión Europea?

En primer lugar, yo creo que hay que esperar al paso del invierno. En segundo lugar, considero que algunos dirigentes, entre otros el presidente del Gobierno español, han dicho repetidamente que la guerra de Ucrania era la responsable de todo lo malo que ocurría económicamente. Y yo creo que hay que ver si efectivamente eso es así o alguna de las cuestiones económicas, por ejemplo la inflación, no tiene que ver necesariamente con ese conflicto. Quiero decir que los que están sufriendo las consecuencias de la guerra son los ucranianos, así como muchos países cercanos que reciben más refugiados. Ellos son los que realmente están sufriendo las consecuencias.

¿Los europeos estamos sufriendo las repercusiones de la guerra de Ucrania? Parcialmente en la economía, y en algunos países efectivamente, en su aprovisionamiento energético, además de la economía. Y, por consiguiente, deberán afrontar algunos cambios si se prolongara la guerra. Entonces yo diría que para Europa no podríamos hablar de cansancio de la guerra porque lo que nos produce cansancio es ver las víctimas que se están produciendo en Ucrania, y a ellos sí les produce horror. En cuanto a lo que nosotros vivimos, países como España, pues no. En cuanto a lo que puedan vivir países como Alemania, a lo mejor la cuestión energética los está afectando y si se prolongara más, de una manera más estructural. Entonces podríamos hablar dentro de un tiempo, quizá haya una mayor presión de algunos países para que se tome una postura ya de aproximar la paz. Pero la primera razón de buscar la paz es la situación de terrible sufrimiento que vive la sociedad ucraniana.