Ramón C. Riva.

Opinión

¿Y quién se acuerda de las tumbas de republicanos olvidadas en Marruecos?

Ex militar y experto en Seguridad.

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El último tren de Bouarfa.

Sinceramente no lo sabía. Ni el caso del cementerio de Bouarfa ni de otros en Marruecos y Argelia, donde yacen olvidados miles de republicanos españoles a los que esclavizó, explotó y mató la Francia colaboracionista de Vichy:

“¡Cobardes y asesinos! Perdisteis dos tercios de vuestro país y la mitad de su imperio y os consoláis ganando la batalla a los pobres extranjeros que fiados de vuestra ‘generosidad’ vinieron a vuestro odioso país. (...) Fusiláis poco, pero matáis lentamente’, escribió en mayo de 1942 Antonio Gassó (1919-1974), un piloto de caza apodado Gaskin desde su formación en la Unión Soviética” (La Razón. 03-12-202).

Gasso Fuentes.
Gasso Fuentes.

Y ahora olvida nuestro Gobierno, a pesar de las continuas reclamaciones de los familiares, de la asociación Foro por la Memoria e incluso de municipios de Marruecos y Argelia, los cuales denuncian su deterioro y saqueo.

Qué restos descansan en esas tumbas

Los restos de republicanos españoles, que desde Colomb-Bechar y Kenadsa (Argelia) a Bouarfa (Marruecos) fallecieron en un régimen de esclavitud y persecución.

El 28 de marzo de 1939 el buque mercante Stanbrook partía de Alicante con destino Oran con casi 3.000 refugiados en sus cubiertas. Era el último en partir; cuatro días después la Guerra Civil terminó.

De los cerca de 20.000 exiliados llegados a las costas francesas de Marruecos y Argelia, la mayoría acabaron en campos de concentración franceses. Gran parte de estos fueron obligados a trabajar en el ferrocarril Transahariano y más tarde en las minas de carbón de Kenadsa, que explotaba el Gobierno colaboracionista francés para nutrir la industria militar de Hitler. Por ese motivo, acabada la II Guerra Mundial se optó por tapar este “borrón” que podía romper la imagen idílica de la Resistencia al ocupante “boche”.

Esos exiliados fueron “materia prima barata“ en la II Guerra Mundial, y no hablo ya de los voluntarios de la famosa Novena Compañía de la División Leclerc que con nombres en sus blindados como Guadalajara o Teruel entraron los primeros en París el 24 agosto del 44 por la puerta de Italia hasta llegar al Ayuntamiento, ni de los miembros de la Compañía española de los Pioneer Battalions ingleses como  Manuel Lozar Feliz, radiotelegrafista de la Marina de Guerra Republicana, quien fue reclutado por la OSS y acabó fusilado en Alcalá de Henares cuando los servicios secretos franquistas le descubrieron, sino de los restos de cientos de compatriotas en tierra extraña, y que con la honrosa excepción de los descendientes de Vicente Mataix Ferre, pasajero 416 del Stanbrook, muerto en 1940 y enterrado en Bouarfa, buscado, exhumado y repatriado por sus nietos en 2013 de manera particular, yacen olvidados en tumbas cuyas inscripciones borra el tiempo.

¿Qué ocurre con estas tumbas?

Al tratarse de tumbas cristianas en antiguos campos prisioneros, muchas ni siquiera forman parte –otras sí– del cementerio de cada localidad, que es musulmán, carecen de los mínimos cuidados y conservación, y se van deteriorando y desapareciendo.

Este hecho ha ido denunciando los familiares que han logrado detectar los restos de sus padres, abuelos, pero que no han podido exhumarlos, o diversas asociaciones como Foro por la Memoria, e incluso corporaciones locales, llevadas por el buen sentimiento, pero entendiendo que tampoco son temas de su día a día.

Esto es lo que hace dos días publicaba el portal marroquí Yabiladi:

Irá en España tras la ‘destrucción’ de fosas republicanas en Bouarfa. En España, la Asociación Foro por la Memoria acusa a las autoridades marroquíes de ‘destruir’ el cementerio del campo de concentración de Bouarfa, donde descansan los restos de los republicanos españoles que allí estuvieron presos durante la guerra civil (1936-1939). La ONG pidió al Gobierno presidido por Pedro Sánchez ‘que presente una denuncia y pida la protección’ del lugar.

La ASFM supo, a base de testimonios, que ‘están desmantelando las tumbas de los republicanos españoles para reconstruir los muros que delimitan el cementerio’, asegura en declaraciones a EFE Óscar de Marco, uno de los líderes de la ONG: ‘Queremos que el gobierno le pregunte a Marruecos qué está pasando. Los cementerios son lugares de memoria’, subraya De Marco, quien sugiere que los restos sean repatriados a España si no se asegura su protección en Marruecos.

El número de republicanos españoles enterrados en el cementerio de Bouarfa no es preciso. Sin embargo, un informe consular español de diciembre de 1940 cifra en ‘unas 4.000’ personas obligadas a trabajar ‘en condiciones infrahumanas’ para construir el tramo del tren Mediterráneo-Níger que unirá el norte de Marruecos, en Bouarfa, y el dominio sur de Colón-Béchar en Argelia”.

 

¿Cuál es la queja?

La queja es lo que entienden como macabra y poca respetuosa “manipulación fraudulenta” de los restos de sus familiares -en unos casos- allí olvidados. Todo provocado -explican- por esa sensación de utilizar los restos de las víctimas del franquismo cada vez que se anuncian elecciones.

“Con la legislatura prácticamente acabada y a mes y medio de las elecciones, y con una comunicación oficial remitida después de las doce de la pasada noche, el ministerio de Presidencia ha confirmado a los familiares que reclaman restos de enterrados en el Valle de los Caídos que, ahora sí, los forenses entran este lunes en las criptas.”

“Los familiares que reclaman recuperar restos enterrados en Cuelgamuros recibieron un aviso oficial de Moncloa in extremis la pasada madrugada”

Repito lo que escribía al principio. En las continuas conversaciones con amigos de Marruecos al otro lado de la línea sobre la temática tratada esta semana de los números 2 y 3 de SUMAR, y su relación con la causa sahariana, me preguntaron varias veces sobre si “estábamos tan furiosos por el tema del cementerio de Bouarfa y los otros cementerios de republicanos prisioneros, caídos en el olvido”. Y la verdad, tan enfrascados en las elecciones como estamos, yo al menos desconocía que este asunto estuviera tan al orden del día en Marruecos.

Los familiares de los muertos enterrados en Cuelgamuros tienen todo el derecho del mundo a recuperar esos restos, y enterrarlos como en su intimidad prefieran. Pero más peligro corren de desaparecer los restos de estos compatriotas, enterrados en tierras lejanas y que, al parecer, importan menos. A mí, no.

He copiado el PDF de la Universidad de Alicante con sus nombres. Se trata del Listado de Españoles Internos en los Campos de Trabajo Forzado de Bouarfa y Colomb-Béchar (1942). Falta Kenadsa.

Y espero algún día encontrar colaboración suficiente para escribir sus historias, intentar conocer quiénes están sepultados y dónde, y honrarles cómo se merecen.

Desde la cumbre bravía / que el sol indio tornasola, / hasta el África, que inmola / sus hijos en torpe guerra, / ¡no hay un puñado de tierra / sin una tumba española!

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