María Elena, la mujer embarazada de 34 años de edad a la que le quedaba una semana para dar a luz, y que este pasado miércoles fallecía junto a su bebé tras ser agredida presuntamente con un arma blanca por su expareja, convivía con su agresor en el mismo domicilio familiar donde ocurrieron los hechos, situado en la calle Playa Cala Salions de Escalona (Toledo).
"Convivía con su expareja por las razones que fueran en el mismo domicilio", ha detallado en declaraciones a los medios el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Francisco Tierraseca, que este pasado jueves se desplazó hasta la localidad toledana para participar en la concentración de condena por este suceso.
"Los hechos ocurrieron en el domicilio familiar en el que convivían la víctima, el agresor y dos menores. La mujer falleció por las heridas producidas en el mismo domicilio y el bebé falleció de camino al Centro de Salud de Torrijos en la propia ambulancia, tras una cesárea de urgencia", ha detallado el delegado.
El agresor, detenido en la noche de este miércoles, se encuentra en dependencias de la provincia de Toledo, a la espera de pasar a disposición judicial. Es la unidad orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil de la Comandancia Provincial de Toledo la que se ha hecho cargo de los aspectos más importantes de la investigación.
Dicho esto, y como "aspecto preocupante", Tierraseca ha señalado que el agresor contaba con antecedentes por una denuncia ante un juzgado de Móstoles (Madrid), por una supuesta agresión se produjo en 2009, hace 13 años. "No sabemos por qué motivos el juzgado de Móstoles decretó que no iban a tomar ninguna medida de protección y se sobreseyó y archivó la causa", ha explicado Tierraseca, que ha añadido que muchas veces esto ocurre porque es la propia víctima la que no ratifica esa denuncia.
Elena había llegado a Escalona hacía cinco o seis años procedente de Móstoles, según explicó el alcalde de la localidad y presidente de la Diputación de Toledo, Álvaro Gutiérrez.
"Se caen todas las medidas de protección en las vistas orales ante jueces por no ratificar la denuncia; eso es lo que más preocupa", ha reconocido.
Los ojos de la víctima, de 13 y 14 años, dieron la voz de alarma
Los dos hijos de ambos, de 13 y 14 años, testigos del asesinato, fueron precisamente ellos quienes alertaron al Servicio de Emergencias 112 de lo ocurrido, y hasta el lugar se desplazaron la Guardia Civil, una UVI móvil y una ambulancia de urgencias, que no pudieron hacer nada por Elena y su hijo no nato.
Según el diario El País, el detenido y la víctima se conocieron hace más de 15 años en un supermercado en el que la mujer empezó a trabajar tras tener que buscarse la vida desde muy joven, cuando se fue de casa y llevó a vivir en un hogar de acogida. El detonante del crimen habría sido los planes de fuga que tenía la víctima con su actual pareja y padre del bebé que nunca llegó a nacer.
El asesino se enteró de la intención de marcharse de su ex y fue entonces cuando la mató en presencia de sus dos hijos adolescentes.