Kazajistán desfila con Rusia en 2025… ¿pero entrarán en guerra próximamente?

Pese al pasado soviético de Kazajistán y los lazos que le unen con Rusia, existen diversos factores que podrían transformar su alianza en confrontación.

Ramón C. Riva.

Ex militar y experto en Seguridad.

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Banderas de Kazajistán y Rusia | Imagen generada con Grok
Banderas de Kazajistán y Rusia | Imagen generada con Grok

Este pasado viernes, 9 de mayo, se ha celebrado en la Plaza Roja de Moscú un gran desfile militar para conmemorar el 80º aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi. El evento ha contado con la participación de unidades militares de China y de otros doce países: Egipto, Azerbaiyán, Vietnam, Bielorrusia, Birmania, Kirguistán, Laos, Mongolia, Tayikistán, Uzbekistán, Turkmenistán y Kazajistán.

Llama especialmente la atención la presencia de Kazajistán porque, como en otros casos recientes, un país puede ser hoy aliado y amigo, y mañana convertirse en objetivo de invasión según los intereses geopolíticos de Vladimir Putin. Así lo evidencian los antecedentes: la Segunda Guerra de Chechenia (1999–2009), la guerra en Georgia (2008), la anexión de Crimea (2014), el conflicto del Donbás (2014–presente) y la invasión a gran escala de Ucrania (2022–presente).

¿Por qué Kazajistán?

Aunque actualmente Kazajistán es considerado un país relativamente estable en Asia Central y no presenta un riesgo inmediato de guerra, existen factores geopolíticos e internos que pueden amenazar dicha estabilidad.

1º. Dos "regalos envenenados"

a) La UE se dispone a tomar el control de un reciente hallazgo histórico de tierras raras en un terreno con pasado ruso

Kazajistán ha anunciado el descubrimiento del mayor depósito de tierras raras (cerio, lantano, neodimio e itrio, esenciales para sectores de alta tecnología como turbinas eólicas y vehículos eléctricos). Este yacimiento se encuentra en la región central de Karaganda y contiene aproximadamente un millón de toneladas de estos elementos estratégicos.

Casualmente, Karaganda tiene similitudes étnicas con el Donbás. Mientras que los kazajos son una mezcla entre primitivos turcos y tribus mongolas y en Kazajistán los pueblos turcos representan hasta el 79% de la población, los pueblos europeos y caucásicos representan hasta el 19%. En la década de 1940, el 70 % de los habitantes de Karaganda eran de origen alemán. La mayoría de los alemanes étnicos son descendientes de alemanes del Volga soviéticos que fueron colectivamente deportados a Siberia y Kazajistán por orden de Stalin cuando la Alemania nazi y la URSS invadieron Polonia.

En consecuencia, el primer regalo envenenado es que Kazajistan y la UE (no Rusia) van a explotar un mega yacimiento de tierras raras en una zona con población rusófona. "Europa necesita estas materias primas fundamentales para modernizar su economía, y Kazajistán, con sus vastas reservas, es un socio natural", afirmó el comisario europeo para Asociaciones Internacionales, el checo Jozef Síkela, el pasado mes de marzo, tras las conversaciones con el ministro de Exteriores kazajo, Murat Nurtleu.

Kazajstán, una exrepública soviética, aún no dispone de la tecnología necesaria para extraer y refinar tierras raras, por lo que busca acuerdos con países extranjeros para atraer inversiones y tecnología.

b) La OPEP no puede taponar el inmenso chorro de petróleo que mana de Kazajistán

Kazajistán está alcanzando récords históricos de producción de crudo gracias a la revolución que está viviendo el gigantesco yacimiento de Tengiz, gestionado por la estadounidense Chevron. ¿Y dónde está Tengiz? También en la parte más europea –rusófona– de Kazajistán.  

El segundo "regalo envenenado" radica en este yacimiento petrolífero, uno de los más grandes y profundos del mundo, con 20 kilómetros de ancho, 21 kilómetros de largo y unos 4.000 metros de profundidad. Tengiz se aproxima ya, y mucho, al millón de barriles diarios, generando tensiones dentro de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y llevando al límite la estrategia del cártel, hasta el punto de poner en peligro la estrategia de precios de la propia Rusia.

Primera conclusión 

Una exrepública soviética de Asia Central –con un 70% de población-mongol y un 20% europea (rusófona)– alberga el mayor depósito de tierras raras (favoreciendo a la UE) y un enorme yacimiento de petróleo (explotado por la estadounidense Chevron), dejando fuera a Rusia. No parece un panorama tranquilizador.

2º. Estabilidad interna y alianzas externas

Kazajistán tiene un régimen autoritario pero estable. El presidente Kassym-Jomart Tokayev ha consolidado su poder desde principios de 2022, lo que ha implicado la represión de disturbios y la reestructuración de las élites políticas.

Las fuerzas de seguridad se mantienen leales, no hay insurgencias activas ni guerras civiles, y las disputas fronterizas con los países vecinos no son de alta intensidad.

Rusia está viendo reducida su influencia en la frontera norte, mientras China está incrementando su presencia económica y política en Kazajistán a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

Kazajistán también es aliado de Rusia en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), pero ha optado por mantener una postura neutral en la guerra de Ucrania. En el norte del país reside una importante población de origen ruso, lo que podría ser un foco de tensión si Moscú incitara al separatismo. Por ahora no existe ningún movimiento relevante, aunque se percibe una actividad creciente en esa dirección.

Kazajistán perteneció a la Unión Soviética hasta su disolución en 1991, un período que dejó una profunda huella política, cultural y demográfica. El ruso sigue siendo lengua oficial y se emplea ampliamente en el gobierno, los medios de comunicación, la educación y el ámbito empresarial. De hecho, Kazajistán es considerado parte del "Mundo Ruso" ("Russkiy Mir"), una noción promovida por el Kremlin que pone en valor un espacio cultural y lingüístico compartido.

En las protestas de enero 2022, Rusia intervino liderando una misión de la OTSC para estabilizar el país durante los disturbios generalizados, reforzando su papel como garante de seguridad. Sin embargo, desde entonces, y aprendiendo de la guerra de Ucrania, Kazajistán se preocupa por equilibrar cuidadosamente sus relaciones con Rusia, China, Occidente y otras potencias regionales para preservar su soberanía.

Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, Kazajistán se ha distanciado sutilmente de Moscú, reafirmado su apoyo a la integridad territorial ucraniana, intensificando la colaboración con socios occidentales y chinos, y reforzando el control sobre la propaganda y la migración rusas.

Además, actualmente se percibe un choque discursivo. Por un lado, destacan las declaraciones cada vez más provocadoras de políticos rusos que ponen en entredicho la integridad territorial de Kazajistán, lo que genera preocupación, especialmente en las regiones del norte, de mayoría rusófona. Por otro, el gobierno kazajo promueve una narrativa nacional que resalta su independencia y cuestiona el legado colonial ruso. Esta postura ha generado fricciones con Moscú, que acusa a Astaná de fomentar la rusofobia mediante la difusión de una historia que retrata a Rusia como una potencia colonizadora. Intenciones que, naturalmente, resultan impensables en alguien como Putin.

De forma objetiva, conviene señalar que el "Informe Global de Riesgos 2025" del Foro Económico Mundial identifica a Kazajistán como uno de los países con alto riesgo de conflictos armados en los próximos dos años.

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