Una presa colosal despierta temor en Egipto
El pasado mes de marzo, el primer ministro de Etiopía Abiy Ahmed anunció el término de la construcción de la Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD), el mayor proyecto hidroeléctrico de África. La inauguración de esta obra en el Nilo Azul está prevista para el próximo septiembre.
Diseñada con una capacidad para contener 74.000 millones de metros cúbicos de agua, su capacidad de producción eléctrica de 5.150 megavatios, (más del doble que la egipcia Asuán) permitirá abastecer de energía a 130 millones de etíopes e incluso exportar a países vecinos. El presupuesto inicial, 4.500 millones de dólares, ha quedado corto. Un 30% de la financiación corresponde a créditos chinos.
También denominada Presa del Renacimiento, está localizada en el noroeste del país africano en la región de Benishangul-Gumuz, a 30 kilómetros de la frontera con Sudán. Egipto se encuentra a más de 2.500 kilómetros aguas abajo.
Egipto y Sudán contra Etiopía: una disputa histórica
El proyecto, que comenzó en 2011, ha suscitado desde el principio la oposición de Egipto y Sudán, pues consideran que se pone en riesgo la seguridad hídrica al paso del caudal del Nilo por territorio egipcio y sudanés.
Se han producido negociaciones que no han dado frutos. Las posturas son irreconciliables. Etiopía cree que su presa redefinirá la economía. Egipto y Sudán, por el contrario, sienten la amenaza de que pueda afectar al nivel del agua del río en sus tramos.
El Nilo atraviesa 11 países. El origen del problema, explica a Escudo Digital Ricard González, periodista especializado en el mundo árabe, está en la época colonial: “El Nilo, además de caudaloso, es muy largo. Y la distribución del agua en una región en la que precisamente no sobra, es complicada. Egipto ha tenido el derecho a la mayor parte de cuota de agua del Nilo gracias a un acuerdo que se hace en época colonial, cuando el Reino Unido tiene un papel muy dominante en toda África, y Egipto es la joya de la corona para Londres en el continente”.

El argumento de Egipto en contra de GERD es que el 97% sus recursos hídricos dependen del Nilo. Solo un 3% procede de la lluvia en una país que es prácticamente un desierto. Señala también que Etiopía tiene mucha más lluvia y por tanto dispone de otras fuentes alternativas. ¿Cómo se distribuye entonces? ¿En función de los recursos de cada país?
La amenaza invisible: el cambio climático
La preocupación en la ciudadanía egipcia se basa en el miedo a qué sucedería en situación de sequía. De momento las previsiones no muestran amenaza, dice González: “Si los patrones de lluvia de las últimas décadas se mantienen, el agua continuará fluyendo a pesar de la presa. Pero ¿qué pasaría si por el cambio climático se modifican los patrones de lluvia y Etiopía, que es un país que tiene una zona de montañas bastante húmeda, vive una situación de escasez de agua. Entonces pueden venir las restricciones. Aparte del turismo, la agricultura es muy importante para la economía. Sería dramático un recorte del agua del Nilo, que generaría una explosión social”.
¿Puede estallar un conflicto armado?
No cree González que las tensiones lleguen a generar un conflicto bélico de alta intensidad: “Es poco probable porque carecen de frontera común Egipto y Etiopía. Lo que se ha temido en algún momento es que las fuerzas aéreas bombardearán la presa para evitar que concluyera su construcción. Más bien parecía un farol de Egipto, porque el ataque le hubiera supuesto ponerse en contra de la comunidad internacional”.
Una guerra de alta intensidad como la de Ucrania es casi imposible. Aunque las posibilidades de guerra híbrida están ahí. Además, con la presa al 100%, un ataque supondría una catástrofe. El primer ministro etíope asegura que ya se ha producido el llenado completo.
¿Está preparada para resistir ataques?
“Aunque no resulta fácil hacer daño a la estructura con armamento convencional, debería, en todo caso, haberse hecho antes del llenado. Porque después provocaría una catástrofe aguas abajo”, comenta Miguel Ángel Toledo, catedrático de Ingeniería Hidráulica de la Escuela de Caminos de Madrid, de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
Su muro de 145 metros de altura, 260 de ancho y 1,8 kilómetros de longitud imponen. “Construida por la empresa italiana Impregilo, técnicamente no es una presa especialmente retadora. Lo que llama la atención es el tamaño. Es muy alta, pero no exageradamente. Es muy importante el volumen del embalse, más de setenta mil hectómetros cúbicos”, explica Toledo.

Similares en África son Akosombo, en Ghana, o Kariba, entre Zambia y Zimbabue. Por comparar, los mayores embalses de España tienen capacidad para 3.000 hectómetros cúbicos. “El miedo de Egipto —dice el ingeniero— no está justificado, en circunstancias como las actuales. La previsión es que pierda agua, pero poca. La Gran Presa está situada en la parte alta de Nilo. El uso del agua será fundamentalmente para producir energía hidroeléctrica, por lo que se deja correr. El problema es si hay sequía y desde Etiopía la retienen”.
Una presa gigante y casi inexpugnable
La edificación de la presa tiene algunas características particulares, detalla Toledo: “La estructura de esta presa de hormigón es de las llamadas de tipo de gravedad, que tienen una sección muy ancha y que resisten el empuje de agua por su peso”.
"En esta construcción, de hormigón compactado con rodillo (no se utiliza normalmente en las estructuras), el material se coloca como si fuera tierra. Es decir, se compacta con las máquinas compactadoras como las que se ven cuando se pavimenta una carretera, pues es un hormigón muy seco. Las propiedades son prácticamente iguales que las del hormigón normal”, expone.
“Es una obra también muy ancha en la parte de arriba. No me extrañaría que su robustez estuviera planeada en el diseño para minimizar ataques aéreos, porque no es fácil causarle daños”, subraya.