Giulia Cecchettin, de 22 años, se ha convertido en la mujer número 105 asesinada en Italia en lo que va de año, aunque su feminicidio ha provocado una conmoción e indignación inusuales en el país transalpino debido, principalmente, a que su presunto asesino, Filippo Turetta, tenía su misma edad, era su exnovio y acabó con su vida de forma atroz.
El caso, estremecedor, se remonta al pasado 11 de noviembre, día en el que ambos desaparecieron. Las últimas pistas que se tuvieron de ellos fueron las imágenes captadas por unas cámaras de vigilancia de la zona industrial de Fossò, a unos seis kilómetros de la casa de Giulia, en Vigonovo (norte de Italia), en las que se veía a Filippo golpeando a Giulia mientras discutían en el interior de un coche. Ella intentó escapar, pero él la atrapó, la arrastró varios metros por el suelo y la obligó a volver a entrar en el coche, que termina emprendiendo la marcha.
Tras una semana de intensa búsqueda, el cadáver de Giulia fue localizado cubierto por bolsas de plástico en una zanja junto al lago Barcis, en la provincia de Pordenore. La autopsia ha revelado que había sido apuñalada en la cabeza y el cuello, y que trató de defenderse, puesto que presentaba varias heridas en los brazos y en las manos que denotan signos de forcejeo.
Los investigadores creen que Giulia fue asesinada el mismo día de su desaparición y que, a partir de entonces, Filippo comenzó a huir. Estuvo ocho días de prófugo, hasta que el 19 de noviembre fue detenido cerca de la ciudad alemana de Leipzig.
Filippo fue extraditado a Italia este pasado sábado, 25 de noviembre. Está acusado de secuestro y homicidio voluntario, aunque no se descarta que sea imputado por asesinato premeditado.
Al parecer, él no aceptó la decisión tomada por Giliua hace unos meses de poner fin a su relación sentimental. Y, según el entorno de la víctima, la inminente graduación de Giliua en ingeniería biomédica en la Universidad de Padua, la misma en la que estudiaba Filippo, fue el detonante del asesinato.
"Él no quería que Giulia celebrara su licenciatura", ha señalado la hermana de la víctima, Elena, quien ha pedido que Filippo no sea calificado como un "monstruo", sino como un "hijo sano de la sociedad patriarcal impregnada de la cultura de la violación".