Se contagió de hepatitis C en una colonoscopía

Un marino tuvo que abandonar el ejército tras haber detectado que una clínica lo infectó al realizarle un procedimiento de control.

Andrea Brunetti

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Aunque no pudo probarse cómo, sí se demostró que la infección se produjo durante la colonoscopía.
Aunque no pudo probarse cómo, sí se demostró que la infección se produjo durante la colonoscopía.

Se llama Javier, y su historia comenzó en el verano de 2014. El 31 de julio de ese año se sometió a una colonoscopía en el centro médico Astarté de Cádiz. Según el informe posterior, no hubo hallazgos reseñables, pero a partir de entonces comenzó a encontrarse mal en las distintas navegaciones que hacía como marino de la Armada Española.

Sufría mareos, dolores de cabeza y malestar general. Los controles posteriores revelaron que sus síntomas eran compatibles con haber contraído el virus de la hepatitis C aguda. No sabía cuándo ni a través de quién podía haberse contagiado, pero era donante de sangre y, de haber ocurrido mucho tiempo atrás, lo hubiesen informado. Las vías de infección mas conocidas son la sexual, por transfusiones sanguíneas, por compartir material sanitario como jeringas y agujas o por la vía materno-fetal. 

La investigación y el juicio

Entonces comenzó a sospechar de ese estudio y a fuerza de perseverar y de investigar, logró reconstruir lo sucedido. Contrató al abogado José María Monzón, de Chiclana de la Frontera, y acudieron a los juzgados de lo penal en Cádiz. Las perspectivas no eran buenas porque se trataba de una negligencia médica difícil de demostrar. Era imposible comprobar quién realizó cada labor y en qué momento de la intervención se produjo el contagio: si durante la introducción del aparato médico, en la utilización de las pinzas o durante el uso de cualquier material desechable.

Pero su objetivo era probar que el contagio se había producido en la Clínica Astarté, y por eso rechazó cualquier acuerdo extrajudicial. El juicio penal avanzó y tanto los médicos como las enfermeras fueron absueltos. “Sabíamos que era una batalla que íbamos a perder, pero al menos teníamos que demostrar que el contagio se produjo en la colonoscopia”, dijo el exmilitar.

Y así fue. La sentencia indica que “Javier se sometió a una serie de pruebas que confirmaron que había sido contagiado con el virus de la Hepatitis C genotipo B1, habiéndose producido dicho contagio en las pruebas que se le practicaron en la clínica Astarté el 31 de julio de 2014, sin que se haya podido acreditar cuál fue el mecanismo o modo en que dicho contagio se pudo producir”.

 

El contagio

Pero, aunque no pudo probarse quién cometió el error que hizo que el marino se infectara, sí se descubrió el origen. El día que se produjo el contagio, Javier accedió a las pruebas médicas justo después de otro paciente que era portador del virus, concretamente tras una persona que portaba el virus de la hepatitis C genotipo B1, el mismo del que se contagió Javier.

El Centro Nacional de Microbiología concluyó que había un 99% de coincidencia entre uno y otro virus. La jueza cita un informe en el que se descartan otras vías de contagio como el contacto sexual, “contacto que no pudo darse en el caso enjuiciado toda vez que eran personas desconocidas”. Sólo habían estado en un sitio de manera conjunta: el centro médico y habiéndoseles realizado una colonoscopia a ambos en lapsos de tiempo muy similares.

Y continúa el fallo penal: “Es por ello por lo que no queda otra alternativa lógica y plausible que no fuera el contagio como consecuencia de haberse practicado al perjudicado una prueba de pancolonoscopia e ileoscopia después de haberle realizado al portador del virus de una prueba invasiva anterior”.

 

"Que no vuelva a ocurrir"

En la justicia civil, el grupo médico fue condenado a pagarle más de 90.000 euros por lo ocurrido. La clínica apeló la sentencia y la indemnización acabó siendo de poco más de 60.000 euros. El tribunal médico del Ejército incapacitó a Javier para continuar con sus labores después de sufrir la enfermedad. Pero Javier decidió no recurrir la sentencia de la Audiencia Provincial donde le rebajan la indemnización otorgada en primera instancia.

“Nuestra inquietud es que este tipo de cosas no se vuelvan a repetir”, dijo el ex marino. Y por ello pide que se tomen medidas legislativas y haya más control sanitario por parte de las administraciones públicas. “Debería establecerse una protocolización de las tareas, con el nombre y el momento en el que ese profesional hace cada cosa. Que cada acción que se haga, quede reflejado cómo se hizo. Que se grabe todo el procedimiento y que eso se guarde durante un número de años. O bien que se hagan grabaciones donde se pueda comprobar que hay ciertos grados de higiene y que se lleve esa trazabilidad. Esa lucha la estamos emprendiendo porque creemos que Sanidad pública debe tomar medidas en ese sentido”.