¿Falta voluntad política para facilitar el acceso a las terapias avanzadas en España?

Así lo denuncian algunas de las asociaciones españolas que velan por los derechos de los pacientes con cánceres hematológicos.

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Pastillas.
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La inclusión en el Sistema Nacional de Salud de nuevas CAR-T situaría a España al mismo nivel que los principales países europeos, donde estas terapias ya están disponibles. Países en los que sus pacientes tienen un acceso más amplio a la última innovación en onco-hematología.

Sin embargo, esta situación no se está produciendo en España. Así lo señalan a Servimedia, en el Mes de Concienciación de los Cánceres de la Sangre, algunas de las asociaciones españolas que velan por los derechos de los pacientes con cánceres hematológicos, especialmente en aquellos subtipos más raros, con menor supervivencia y donde los tratamientos más disruptivos, como las CAR-T, un tratamiento muy personalizado a través del que se modifican las células del sistema inmune para atacar a un determinado tipo de tumor, se erigen como la llave que, en una gran parte de los casos, lograría la curación de la enfermedad; o, al menos, su remisión.

“Si queremos ser un país innovador, lo primero que tenemos que hacer es, por supuesto, aprobar rápido los medicamentos que sí o sí están salvando vidas de personas con determinados tipos de cáncer. En este caso, con la terapia CAR-T para tumores hematológicos está demostrada totalmente su eficacia. Ya se están usando incluso como primer tratamiento en muchos países europeos en los que está aprobado. Y se está haciendo porque la realidad es que en un 78% de los casos están consiguiendo la supervivencia”, señala a Servimedia Marta Cardona, directora de la Fundación Cris Contra El Cáncer. “A veces, para acceder a tratamientos innovadores, hay que pasar primero por los convencionales. Pero, ahora, se están dando cuenta de que realmente es un tratamiento que, cuanto antes se administre al paciente, antes se cura. Incluso puede ser un ahorro de tratamientos anteriores, por los que un paciente tiene que pasar aun sabiendo que, seguramente, no solucione su tipo de cáncer”, añade.

Begoña Barragán y Marcos Martínez, presidenta y gerente de la Asociación Española de Afectados de Mieloma, Linfoma y Leucemia (AEAL), también coinciden en que los grandes problemas en el acceso a la innovación de los pacientes con cáncer hematológico en España son debidos al sistema de aprobación y financiación de los tratamientos en nuestro país. “Nos encontramos con retrasos de más de 600 días en muchos casos para la aprobación de nuevos tratamientos con respecto a la fecha en que se tiene la aprobación EMA. A los que hay que sumar que algunos de los fármacos se aprueban con restricciones con respecto a las indicaciones con que se aprueban por la EMA”. Además, con algunos fármacos sucede que se aprueba la disponibilidad en nuestro país, pero no se aprueba su financiación, “con lo que se niega el acceso a estos fármacos a la mayoría de los pacientes que los necesitan, porque son muy pocas las personas que tienen una capacidad económica para poder pagarlos”, puntualizan.

“El tema de la aprobación de financiación de los tratamientos en España es complicado y muchos no se aprueban a pesar de haber sido recomendados, no hay transparencia en este tema. Las asociaciones de pacientes no somos informadas acerca del por qué”, afirma Adela Francia, presidenta de la Asociación para la Cura del Linfoma Folicular (ACLIF), un subtipo que aún no tiene cura. Aunque existe terapia CAR-T aprobada desde 2022 en Europa, su financiación es España aún no se ha producido, “por lo que no tenemos acceso a esta terapia con resultados positivos en 80% de los casos”. Y añade que “es frustrante saber que hay un tratamiento que funciona, que está accesible en la mayoría de los países de Europa y nosotros no podemos acceder. Cuando te va la vida en ello, no se entiende”.

Las entidades indican que algunos países del entorno son más rápidos que otros en la aprobación de estos medicamentos, como es el caso de Alemania, resaltando que se trata, en gran medida, de un tema burocrático donde España tarda casi tres veces más que la mayoría de los países de la UE en aprobar un fármaco oncológico. Por ello, algunas de estas fundaciones ya han iniciado campañas de recogidas de firmas. “Somos los pacientes quienes, como podemos, nos juntamos para que nos escuchen. Por ejemplo, CRIS Cáncer suma ya casi 30.000 firmas, y ACLIF cerca de 1.000, pero debería salir del Ministerio acelerar los procesos cuando son de vida o muerte”, señala Adela Francia.

Por su parte, Marta Cardona puntualiza que “es muy duro pensar que fuera de España, en países de nuestro entorno, los pacientes de Francia o Alemania pueden acceder a un tratamiento que les va a salvar la vida y que aquí, por problemas burocráticos y por retrasos en aprobaciones, ya llevamos más de un año esperando una financiación que no llega”.

Largas aprobaciones y burocracia

Los pacientes con cáncer, entre los que se encuentran aquellos que padecen algún tipo de linfoma, leucemia o mieloma como más frecuentes -con una incidencia anual en España de unos 10.000, 6.000 y 3.000 casos, respectivamente, según datos de la Red Española de Registros de Cáncer (Redecan)- no tienen tiempo suficiente para hacer frente a las largas aprobaciones cargadas de trabas burocráticas. “Muchas de las terapias que tardan en aprobarse están indicadas para pacientes que no tienen otra alternativa de tratamiento y, si no llegan a tiempo, están condenados a morir”, indican desde AEAL, asociación que añade que “cuando se analiza la situación parece que nuestros decisores miran hacia otro lado, es urgente cambiar el sistema de aprobación y financiación de fármacos en nuestro país. Hay un problema que tenemos que abordar entre todos y no podemos seguir permitiendo que los retrasos y restricciones influyan en la calidad y cantidad de vida de los pacientes”.

A pesar de que en los últimos años la investigación ha evolucionado de una forma sin precedentes, produciendo que alrededor del 60% de los enfermos tengan, hoy, un buen pronóstico, la realidad es que los tratamientos no están llegando a todos los pacientes, lo que, en algunos casos, se convierte en una condena de muerte. A pesar de que 2018 marcó un antes y un después con la llegada de las CAR-T a Europa y la puesta en marcha del Plan Nacional de Abordaje de Terapias Avanzadas, aún no se ha producido un despliegue total, haciendo que los españoles se encuentren a la cola en términos de acceso a estos tratamientos. “Mi opinión sincera es que sí falta voluntad política. Los pacientes de linfoma muchas veces nos sentimos excluidos en la agenda y especialmente los pacientes de linfoma folicular”, apuntan desde ACLIF.

Las asociaciones coinciden en muchos aspectos, como la necesidad de encontrar la fórmula para que los pacientes puedan ser tratados para evitar que los pacientes se mueran en España por retrasos en las aprobaciones o por limitaciones en la financiación, catalogándolo como máxima prioridad. “Las personas que están detrás de estas aprobaciones deberían de cogerlo con la máxima celeridad. Estamos hablando de tratamientos que están salvando vidas”, concluye Cris Contra el Cáncer.