Con la temporada de verano y sus altas temperaturas, la vegetación se seca y las precipitaciones disminuyen, lo que genera una gran cantidad de material vegetal susceptible de incendiarse si ocurre algún detonante que provoque un incendio forestal.
Para combatirlos, las tecnologías para la protección de bosques y la respuesta a emergencias están avanzando rápidamente, incorporando innovaciones como la inteligencia artificial, la computación en la nube, la hiperconectividad, la sensorización, el internet de las cosas, el uso de drones y la recolección de datos mediante satélites.
Una de las compañías líderes en este campo es Indra, que ha desarrollado Faedo, el sistema de detección temprana y protección contra incendios forestales más avanzado de Europa. Este sistema combina la detección de fuentes de calor y columnas de humo, con un alcance de 20 kilómetros y la capacidad de identificar un incendio en menos de tres minutos.
Buen ejemplo de ello es que, en 2022, Indra desplegó este sistema en Gran Canaria, protegiendo una zona de más de 1.000 kilómetros cuadrados que incluye varios parques naturales y áreas de la biosfera de incalculable valor ecológico. Pero, ¿cómo funciona exactamente?
El sistema Faedo está compuesto por un conjunto de cámaras térmicas visibles y estaciones meteorológicas que monitorean día y noche, enviando imágenes y datos en tiempo real al centro de control. Un potente software basado en inteligencia artificial procesa esta información, buscando cualquier columna de humo o fuente de calor para determinar si se está produciendo un incendio.
"Este sistema detecta pequeños focos de fuego de forma temprana, con un nivel de falsas alarmas extremadamente bajo. Cuantas más horas está en servicio, más aprende y más eficaz e inteligente se vuelve. Ya hemos visto las consecuencias catastróficas de los incendios de gran magnitud y la solución es poner todos los medios para evitarlos, ya que los daños que causan después son incalculables", explican desde Indra.
Una vez detectado el fuego y lanzada la alarma, el sistema ya dispone de las condiciones meteorológicas de viento, humedad, temperatura y volumen de masa vegetal para determinar en qué dirección y a qué velocidad se podría extender el fuego. A partir de ahí, los mandos estudian toda la información sobre un modelo de cartografía 3D en una mesa de simulación. Sobre ella, planifican la intervención, identificando poblaciones que puedan verse afectadas, vías de acceso y evacuación, depósitos de agua cercanos, etc.
En caso de complicaciones, Faedo también está preparado para responder, ya que la mesa de simulación dispone de un sistema para analizar qué ocurriría si cambiase cualquiera de las variables anteriormente analizadas. Así, el centro de mando dispone de todas las herramientas para planificar, activar y coordinar el despliegue, manteniendo contacto con los efectivos sobre el terreno.
Los datos muestran que este tipo de sistemas se presenta como una herramienta esencial para combatir estos desastres naturales. Y es que, según datos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), entre 2014 y 2023, la media de superficie quemada por incendios en España superó las 100.000 hectáreas, un 13% menos que en la década anterior. Sin embargo, los grandes incendios forestales -aquellos que queman más de 500 hectáreas- han ido ganando protagonismo, con una media de 23 de estos fenómenos al año.
De hecho, los datos muestran lo devastadores que pueden ser estos incendios, ya que representan solo el 0,2% de los siniestros, pero abarcan el 50% de la superficie afectada. En este contexto, la prevención se convierte en una prioridad crucial para reducir estas cifras.