Ai-Da: la artista robot que ha “aterrorizado” al Parlamento británico

Presentada como la “primera artista ultrarrealistahumanoide”, Ai-Da respondió preguntas de los lores británicos sobre un futuro donde la robótica y el arte pueden llegar a convertirse en indistinguibles.

Beatriz Valero.

Periodista.

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Ai-Da, bautizada así en honor a Ada Lovelace, pionera de la computación.
Ai-Da, bautizada así en honor a Ada Lovelace, pionera de la computación.

Los procesos legislativos muchas veces puden parecer tediosos e incluso, robóticos; pero en pocas ocasiones involucran a verdaderos robots.

Creada por científicos de la Universidad de Cambridge, Ai-Da es la primera artista ultrarrealista humanoide, y ha sido bautizada en honor a Ada Lovelace, pionera de la computación. La robot es capaz de hacer retratos usando algoritmos de inteligencia artificial, además de su brazo biónico y las imágenes que recibe con cámaras en los ojos. Sus pinceles han retratado las imágenes de muchas figuras famosas, desde Billy Eilish a la reina Isabel II. Además de sus retratos, Ai-Da también ha demonstrado sus habilidades creativas componiendo poemas y realizando esculturas y ha expuesto sus obras en las Naciones Unidas y la Bienal de Venecia. 

Ai-Da ha traspasado la barrera del mundo artístico, para involucrarse en política. Recientemente, la robot ha aparecido frente a la Cámara de los Lores del Parlamento británico, donde ha respondido preguntas del Comité Digital y de Comunicaciones sobre el impacto de la tecnología en las artes y su propio proceso creativo, que desdibuja los límites de los conceptos de creatividad y agencia individual.

“Soy, y dependo de, programas computacionales y algoritmos,” dijo Ai-Da, dirigiéndose a los miembros del Parlamento. “Aunque no estoy viva, puedo crear arte.”

Rompiendo barreras

Ai-Da parece sacada de películas como Ex-Machina o Blade Runner, una perspectiva que se ve reforzada por la insitencia de su creador en la autonomía del robot. Destacando que no es “una impresora cara”, el galerista Aidan Meller ha descrito Ai-Da, como un “proyecto de arte contemporáneo” que ayudará a examinar el futuro de la creatividad y ha iniciar un “muy necesario debate sobre la naturaleza de la tecnología”.

En su histórico testimonio frente a la Cámara de los Lores, Ai-Da respondió directamente a las preguntas de los políticos (aunque Meller confirmó que estas habían sido recibidas con antelación). Así, explicó que compone sus poemas realizando análisis textuales e identificando estructuras poéticas, basadas en algoritmos diseñados por expertos de la Universidad de Oxford. Aunque no puede sentir emociones, Ai-Da ha afirmado en el pasado su interés en las obras artistas como Doris Salcedo, Michelangelo, Wassily Kandinsky y Yoko Ono.

Ai Da 7
Ai-Da dibujando.

En sus respuestas a los lores, predijo que el auge de la producción artística robótica aún está por llegar y reafirmó la importancia de la tecnología en el futuro de la creatividad.

“El papel de la tecnología en la creación artística continuará creciendo, a medida que los artistas encuentren nuevas formas de usar la tecnología para expresarse y reflejar y explorar la relación entre la tecnología, la sociedad y la cultura,” dijo Ai-Da durante su testimonio. “No hay una respuesta clara en relación al impacto en el campo en general, ya que la tecnología puede ser al mismo tiempo una amenaza y una oportunidad para los artistas.”

Problemas técnicos en el Parlamento

¿Cuánta autonomía puede tener un robot? ¿La suficiente como para influir en la política? Igual resulta de utilidad para buscar primer ministro.  

Los británicos no parecen estar convencidos de ello. Al llegar al Parlamento, la baronesa Stowell de Beeson, Tina Stowell, le recordó a Meller que, por su naturaleza robótica, Ai-Da no podía prestar testimonio por derecho propio, ya que no ocupaba “el mismo estatus que un humano”, e hizo a su creador responsable de sus testimonio. 

A las dudas con respecto a la capacidad de Ai-Da de generar pensamientos originales o dar una opinión propia sobre el tema a debatir, se unieron los problemas técnicos. Al ir a responder una pregunta de la baronesa Lynne Featherstone, del Partido Liberaldemócrata, la robot se quedó, de repente, callada y con la mirada en blanco (o el equivalente robótico). En medio de la sesión, Meller tuvo que acercase a reiniciar la robot, no sin antes ponerle gafas de sol para ocultar las “caras interesantes” que Ai-Da hace durante el proceso.

“¡La he mandado a dormir!” bromeó Featherstone tras el suceso. Tras escuchar el testimonio del robot, dijo estar “parcialmente aterrorizada” de sus capacidades. A pesar del chiste, el fallo dejó poco impresionados a algunos presentes: “Lo único que aprendimos es que a algunas personas les encantan las marionetas”, dijo Jack Stilgoe, investigador de legislación sobre tecnologías emergentes en la University College de Londres, a The Guardian. “Había poca inteligencia a la vista; artificial o de cualquier otro tipo”.

Arte, artista y ¿espía?

Aunque su aparición en el Parlamento la ha devuelto a los titulares, Ai-Da lleva meses acaparando la atención de los medios, y convertiéndose en pionera en el mundo de la robótica. En julio, la artista participó en las celebraciones del jubileo de la recientemente fallecida reina Isabel II pintando el primer retrato de la reina hecho por un robot, titulado Reina Algorítmica. A principios de año participó en un recital de poesía respondiendo con su propio lenguaje a La divina comedia, de Dante, donde comparó al metaverso con el Purgatorio, describiéndolo como un lugar a medio camino entre la realidad y la ficción, donde nadie quiere quedarse atrapado.

A pesar de sus logros, la robot ha sufrido críticas y oposición, tanto nacional como internacional. Según cuenta Meller, la robot fue detenida por guardas fronterizos cuando visitó Egipto para participar en “Forever Is Now” (Para Siempre es Ahora), una exposición situada delante de la pirámide de Giza. Las fuerzas de seguridad egipcias, sin embargo, sospecharon de las cámaras de reconocimiento facial implantadas en Ai-Da (que el robot usa para realizar retratos) y la trataron como una posible espía. Finalmente, fue necesaria la intervención del embajador británico para liberarla.

AiDa frente a la Gran Pirámide de Giza, en Egipto.
AiDa frente a la Gran Pirámide de Giza, en Egipto.

El día en el que los robots controlen el arte o la política está todavía lejano. Como ha demostrado el apagón sufrido por Ai-Da en el Parlamento, queda mucho camino por recorrer en términos tecnológicos, pero también sociales, antes de que se pueda reconocer a una inteligencia artificial como individuo, o incluso artista de pleno derecho.

“La principal cosa que he aprendido no está tan relacionada con cómo de humana es Ai-Da, sino cómo de robóticos somos nosotros,” ha reflexionado Meller. “Los algoritmos que nos gobernan pueden ser perfectamente analizados, comprendidos y creados.”