Extremadura renace al ritmo de las energías verdes

La región quiere alcanzar la neutralidad climática a finales de esta década, 20 años antes de lo previsto para el conjunto de España.

Gonzalo Díaz Bonet.

Especialista en Tecnología y Sostenibilidad.

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Cáceres
Cáceres

Pasados ya los cinco primeros meses del año 2023, España, Europa y buena parte del mundo coinciden en un planteamiento. El futuro será digital y será sostenible. Buena parte del presente también lo es, y es que los acontecimientos se han desarrollado de tal forma que han acelerado aún más la transición energética. 

“La invasión rusa de Ucrania ha hecho por la sostenibilidad lo mismo que la pandemia por la tecnología, estimularnos para buscar e invertir en energías limpias y sostenibilidad”, decía hace unos días un directivo del sector tecnológico, y no le faltaba razón. Las inversiones en energías renovables generarán entre 107.000 y 135.000 empleos al año, mientras que aquellas destinadas al ahorro y la eficiencia energética crearán entre 56.000 y 100.000 empleos al año en España. 

El de la sostenibilidad es un sector el alza que no todas las regiones están sabiendo identificar a tiempo. Un tren de alta velocidad para el que no todos tienen billete y que puede variar ostensiblemente el mapa del poder en España. Como ya ha pasado tantas veces a lo largo de la historia. Como pasó por ejemplo, en la revolución industrial, donde unas regiones se industrializaron y otras no, y aún años después quedan visibles ecos de ese desarrollo económico que supuso para las que sí lo hicieron. 

Ya no vivimos en la era industrial, sino en la sociedad digital, un escenario donde la sostenibilidad se convierte no solo en el primer referente social, sino también económico. En un vector capaz de condicionar nuestros actos y nuestras inversiones, y esto hay regiones que han sabido verlo. Como Extremadura, que se está posicionando como epicentro de las energías renovables en España.  

La “pila verde de España”, como algunos la llaman ya, lidera la instalación de energía fotovoltaica en España. 5.347 MW instalados reflejan el liderazgo de la región, teniendo en cuenta además que en fotovoltaica existen otros 166 proyectos en cartera con viabilidad para conectarse a la red con una potencia total de 4.240 MW.  

En potencia eólica, se pondrán en servicio 60 nuevos MW en 2023; en biomasa otros 50 MW nuevos; en Hidrógeno verde se calcula en 3 GW la potencia de producción en 2030; en Biometano se están analizando proyectos para producir metanol verde a partir de fuentes renovables; en bombeo hidroeléctrico se estudia un proyecto de más de 400 MW y en Almacenamiento destaca la instalación de baterías en termosolar y fotovoltaica con proyectos que suman más de 300 MW y una capacidad de almacenamiento que puede superar los 600 MWh. 

Más allá de las cifras, destaca poderosamente la actitud. Una apuesta decidida de la Junta de Extremadura para atraer industrias que necesiten energía y además energía verde. Si buscaban un sector donde invertir en este momento histórico parece que han acertado de pleno. Máxime cuando la región cuenta con condiciones para ello: sol, agua, suelo e incluso litio, un material imprescindible para el desarrollo de las baterías y por ende clave en la sociedad del siglo XXI. 

Nuevas subestaciones eléctricas 

Pero todo esto no sería posible sin el trabajo desarrollado por REE (Red Eléctrica de España) en los últimos nueve meses. Antes de 2026, está prevista la construcción de 8 nuevas subestaciones eléctricas y la renovación y ampliación de otras 3. El plan consiste en sumar el buen mallado de la red eléctrica a un territorio con una gran producción de energías verdes.  

Esto la convierte en un polo de atracción para empresas de todo el mundo, que van desde una mina de diamantes en Trujillo a una fábrica de baterías en Navalmoral, pasando por un Data Center neutro en carbono en Cáceres o un centro logístico de Amazon en Badajoz. Solo en proyectos relacionados con el “hidrógeno verde” la región concentrará 10.000 millones de inversión para el impulso del hidrógeno y creará 2.500 empleos. 

La comunidad autónoma se ha marcado como "objetivo prudente" que en 2030 se produzca en la región el 20% del hidrógeno verde nacional. Pero no solo eso. La región quiere que, a finales de esta década, el 100% de la electricidad que se genere en Extremadura venga solo de fuentes renovables, llegando a cero emisiones netas. De conseguirlo, esto supondría que Extremadura habría alcanzado la neutralidad climática 20 años antes de lo previsto para el conjunto de España. 

Proyectos estrella 

Entre las acciones llamadas a hacerlo posible, destacan algunas iniciativas como el proyecto CC Green, un 'ecopolígono' desarrollado por Ingenostrum en Cáceres que aspira a crear hasta siete edificios de oficinas para empresas tecnológicas y con capacidad para 1.400 empleados. 

Este espacio contará con el primer 'data center' neutro en carbono, ya que su actividad será compensada merced a iniciativas como la instalación de dos placas fotovoltaicas: una de ellas proveerá de suministro energético a todas las instalaciones, mientras la otra incluso podría llegar a generar excedentes energéticos. Además, en las inmediaciones del 'data center' habrá un lago artificial que recurrirá al agua de la estación depuradora de Marco para refrigerar los edificios del polígono. 

Mientras, en Trujillo ha comenzado ya la construcción de una fábrica de semiconductores procedentes de diamantes sintéticos a partir de la luz solar.  La fábrica elaborará componentes que se utilizarán principalmente en el sector del automóvil.  

La planta del municipio cacereño fabricará gemas artificiales a partir de luz solar, una tecnología que aumenta su demanda a nivel mundial con aplicaciones en las redes de comunicación 5G y en la industria del vehículo eléctrico. 

Navlamoral de la Mata
Navalmoral de la Mata

Por su parte, Navalmoral de la Mata acogerá una gigafactoría de baterías de litio, esencial para impulsar la movilidad eléctrica en España. Esto situará a Extremadura como "polo" de un nuevo centro para los vehículos eléctricos en Europa, fomentando la colaboración en materia de I+D en torno a todo el ciclo de vida de las baterías, desde el almacenamiento hasta la reutilización, la carga inteligente y el reciclaje de circuito cerrado. 

La hoja de ruta es clara: sumar progreso, sostenibilidad y potencia eléctrica para lograr la reactivación de Extremadura, una región que aún hoy va por detrás en términos de renta per cápita (19.400 euros frente a la madia nacional, 26.400), pero que pronto puede ver cómo se da la vuelta a la situación. Si la economía verde acaba siendo lo que promete ser, la región que acogió la ciudad más importante del imperio romano en España puede volver a situarse entre las más prósperas de Europa. Es cuestión de tiempo, y de haber acertado con la apuesta.