Un Galaxy Pinball muy sofisticado y manejable

Estamos ante el mejor regalo navideño para geeks aficionados a lo retro, dispone incluso de un contador electrónico y es muy barato

Sara Olivo

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Imagen del galaxy pinball.
Imagen del galaxy pinball.

Para todos los aficionados a los juegos Arcade que no pueden permitirse comprar un pinball de tamaño natural, existe una posibilidad de retrotraerse a los felices Pinbal de los años 60 y 70 que causaban sensación en los salones de juegos de la época y por supuesto, en todos los bares.

Para los jovenzuelos que no los llegaron a conocer nunca hay que explicar que se trata de un juego de salón en el que al contrario que ahora con el Whtatsapp trabajaban el índice y el dedo corazón. Era un juego de salón mecánico, electromecánico o electrónico que funcionaba mediante una bola impulsada por un resorte de muelle que hacía un recorrido que podía dar más o menos puntuación. El jugador activaba los fipper para que no cayera la dentro del agujerito y no tener que gastar otra. Normalmente funcionaba con monedas de cinco pesetas o 25 según la época en nuestro país.

 El objetivo del pinball suele ser sacar la puntuación más alta posible en un solo juego. La partida está dividida por un número limitado de veces que se puede jugar con la bola, y comienza impulsando la bola hacia fuera de un canal del que debe salir, iniciando cada turno mediante el citado muelle. El tablero está inclinado en un ángulo que hace que la bola, debido a la gravedad, ruede hacia abajo, donde está el agujero por el que cae. La meta es evitar que se cuele por ahí , durante el mayor tiempo posible, pues cuando eso sucede se acaba un turno. 

Un viaje al pasado por menos de 50 euros que tiene propiedades desestresantes

Este modelo que te presentamos con sus lógicas limitaciones, se puede adquirir en Que lo vendan a un precio muy asequible. Solo cuesta 49, 95 euros, pero sus medidas son reducidas: 45 x25 cm. Tiene luces y efectos de sonido, se puede llevar a dónde quieras y funciona con 3 pilas AA no incluidas. 

No tiene imágenes de Barbarella, ni de mujeres explosivas como los que triunfaban en los sesenta, que hoy se considerarían políticamente incorrectas, ni tampoco viajes espaciale ni superhéroes del espacio, pero el resultado es satisfactorio y es, de todas todas, un regalo original de los que nunca se cambian.