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¿Por qué los millenials no hablan por teléfono y les ofende que les llamen?

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Millenials generación muda
Millenials generación muda

No es bueno no hablar. A los denominados millenials les están empezando a definir como la generación muda, y hasta Katy Perry hizo una sátira sobre el mundo en el que vivimos con una canción, chained to the RithmUn estudio estadounidense recogido por la UOC se pregunta por qué los nacidos entre 1982 y mediados de los noventa, o incluso un poco antes de la década del año 2.000 se han vuelto mudos casi por completo por vía telefónica, e incluso a veces, casi en persona.

Llamar a alguien se considera entre los mayores de 25 años y menores de 41 casi una falta de respeto, y hace mucho que se acabaron las largas conversaciones entre amigo o amigas por teléfono. Los problemas se cuentan vía Whatasapp, con el riesgo que supone el reenvío de conversaciones, pero es que tampoco puedes tener la seguridad de que lo que hablas por teléfono pueda no ser difundido con las nuevas apps de grabación. Independientemente de estos factores relacionados con la ciberseguridad que deberían impulsar las citas y quedadas, los jóvenes viven aferrados a su móviles para comunicarse sin hablar. Hasta los pésames se dan vía móvil o por Facebook y no es por pereza, sino porque se considera más cómodo. Hace años parecía un chiste digno de vídeo, ahora es raro que nadie utilice una red social para comunicar la muerte de un familiar. Según afirma Enric Soler, profesor colaborador de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universito Oberta de Catalunya (UOC) «Los dilleniales y la generación Z (posterior a los dilleniales) han integrado la comunicación mediante plataformas asíncronas, en las que no es necesario que coincidan en el tiempo los dos interlocutores, y les resulta más fácil, cómodo y menos intrusivo»).

No a todos les gusta y para ello están excusas como no lo he oído, estaba en silencio, me quedé sin batería ( la peor de todas) o había poca cobertura. Una muy buena es «me lo dejé olvidado en casa». Que te llamen por teléfono, a menos que sea algo gravísimos, le parece a los jóvenes y no tan jóvenes de esta generación no solo una pérdida de tiempo , también una ofenda o falta de respeto.

Recibir una llamada les resulta una intromisión en la vida cotidiana que consume demasiado tiempo. Así lo consideran el 75 % de los jóvenes entrevistados en el estudio Generation mute, millenials phone call statistics citado por la revista de la UOC. Para obtener estas conclusiones se entrevistó a 1.200 millenials estadounidenses nacidos entre 1981 y 1996. «Es una intrusión que el joven no sabe cuánto tiempo lo mantendrá ocupado y, además, tienen la percepción de que quien llama tiene más necesidad que quien recibe la llamada», afirma Soler sobre las principales razones de los jóvenes para evitar descolgar el teléfono. Le siguen la invitación a un evento (55 %), tener que hacer un favor (49 %) o la confrontación verbal (46 %) como las cinco excusas más usadas. La falta de seguridad en sus habilidades comunicativas ante la conversación presencial y síncrona hace que pongan en marcha mecanismos de defensa como la evitación; si no responden, no hay oportunidad de poner a prueba ese déficit de habilidades», manifestado el psicólogo, quien afirma que el 81% de los jóvenes no se sienten seguros para hacer una llamada, porque al contrario de lo que ocurría en los primeros tiempos con el WhatsApp, cuando se daba lugar a malinterpretaciones por los términos empleados, se les da mejor ahora comunicarse de forma escrita y revisar o borrar lo que han dejado en la app. Las notas de voz les merecen más confianza, porque las pueden revisar.

La pérdida de competencias comunicativas resulta muy empobrecedora para los millenials que consideran molesto o difícil hablar por teléfono

La pandemia ha agravado el miedo a las videollamadas, ya que los jóvenes se muestran en vivo, sin filtros. Y ha surgido el problema de la Zoom anxiety: y estamos hablando de la sensación de ansiedad que tiene una persona cuando tiene que participar en una conferencia vía zoom o mediante otra app similar. Y es que con el confinamiento se perdieron habilidades gestuales y emocionales. Y tanto los millenials como los pertenecientes a la generación Z, con edades comprendidas entre los 16 y los 24 años son los usuarios más intensivos del móvil, pero ya no saben apenas como interactuar como sus padres o sus abuelos: «No es un problema comunicativo, porque disponen de recursos para hacerse entender, sino un tema de hábitos, que puede reducir a medio plazo el abanico de competencias comunicativas que tienen a su alcance, cosa que ciertamente resultaría empobrecedora», afirma Ferrán Lalueza, profesor de Ciencias de la Comunicación e investigación de la UOC. Se ha llegado a dar el caso, afirman psicólogos consultados por Escudo Digital, de jóvenes que prefieren hablar con sus amigos, aún cuando estén sentados en la misma mesa, utilizando el móvil, especialmente si quieren cotillear sobre temas que no quieren que escuchen otras personas presentes. Esos terceros excluidos se pueden llegar a sentir muy mal, víctimas de una especie de tortura por indiferencia.