Kimia, manifestante iraní: “No hablamos de enseñar el pelo, sino de cambiar el régimen”

Un mes de protestas está produciendo grietas en el gobierno de Irán, una república islámica que asfixia a su pueblo. Kimia es una de las miles de mujeres que han tomado las calles de Teherán -y de todo el país- en busca del futuro que se merecen.

Miguel Angel García

Director de Escudo Digital

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Kimia buscando la luz.
Kimia buscando la luz.

Kimia no es ninguna niña, sino una mujer de mediana edad con un pasado, con estudios y una cultura a sus espaldas, que trabajaba de profesora de inglés, que poco a poco ha visto cómo en Teherán, la ciudad que la vio nacer, su nivel de vida se ha reducido hasta alcanzar el tamaño de sus derechos y que, sobre todo, no renuncia a un futuro lejos de los dogmas que rigen Irán desde que en 1979 el ayatolá Jomeini lo transformó en una república islámica.

Los ojos de Kimia han tenido la posibilidad de ver, de afilar un sentido crítico que siempre la ha retado y que esta vez la ha ganado la partida. Todo comenzó hace un mes, tras el fallecimiento de Mahsa Amini, la chica de 22 años que apareció muerta tras ser detenida por la "policía de la moral" por no llevar bien puesto el hijab​. Ese día sintió que algo se terminaba de romper por dentro y decidió salir a la calle, junto a miles de personas, para expresar su dolor y rabia por lo sucedido, además de para saber de una vez por todas si ese futuro que cree que Irán merece se encuentra en alguna parte.

Conectamos con Kimia, a pesar de las muchas dificultades e intentos de interceptar las comunicaciones por parte del gobierno iraní, en diferentes ocasiones y por distintos canales al cabo de días; no resulta sencillo mantener una conversación sin que se corte, sin saber si podremos retomarla, tanto por la acción de la censura de su país como porque esta activista no falta a una protesta y es imposible saber si conseguirá mantenerse a salvo.  

“Hola, muchas gracias por apoyarme no solo a mí, sino a todas las mujeres de Irán, y gracias por ponernos voz en España”, se presenta con un chorro de voz siempre sosegado y, dependiendo del día, más firme, más cansada o más dolorida por los golpes recibidos.  

¿Por qué luchas, Kimia? “Estamos luchando por recuperar nuestra libertad y felicidad, y para vivir como nuestras madres vivían, seguras y sin miedo, hace 45 años, antes de que el régimen islámico viniera y arruinara nuestro Irán. Luchamos por nuestra libertad asumiendo que puede costarnos la vida, aunque ya no nos importa, porque los iraníes no merecemos vivir así. Así que, cueste lo que cueste, luchamos para conseguir un cambio de régimen”.

Esta es la actual realidad iraní.

P: Cada vez las movilizaciones son más masivas. Esto va muy en serio.

R: La situación en Irán ahora es muy mala, estamos concluyendo la cuarta semana de lucha, y durante estos 44 años jamás hemos protestado así, y a lo largo de tanto tiempo. Ahora las protestas son multitudinarias, y por todo el país, veremos qué pasa. A lo mejor me cuesta la vida, pero así son las cosas, porque esto no es un capricho, y no solo se trata del hijab, no estamos hablando solo de enseñar el pelo, sino de cambiar el régimen de una vez por todas.

P: La manifestación de este último sábado fue la más peligrosa; de hecho, hubo una fuerte explosión cerca de la cárcel donde encierran a activistas y disidentes…

R: Sí, fue terrible, como si estuviéramos en el infierno. El gobierno hizo explotar una bomba en una cárcel donde encierran a la gente arrestada en los últimos 10 años por razones políticas. No solo explosionaron el artefacto, sino que también estuvieron disparando a los presos. Desde fuera escuchábamos sus gritos. Esto es una locura -se le escucha muy cansada y nerviosa, tiene problemas para dar con las palabras-, se me está olvidando hasta hablar, aunque lo que no olvido es lo que están haciendo a las mujeres, a los jóvenes, a toda esa gente que estaba en la cárcel.

Esta es la situación actual en las calles de Irán. 

La conversación se interrumpe constantemente, cuando la recuperamos -en muchos casos con horas o días de diferencia, en los que también vamos recibiendo algunos de los vídeos que nos envía- reconoce que “es muy difícil hablar, mandar audios, vídeos, o publicar en Instagram, están filtrándolo todo para que no podamos hacerlo. Tenemos que usar VPNs, las mejores, pero aun así se tardan veinticuatro horas o más en remitir las cosas, o a veces nunca se envían. El régimen sabe que esto se está acabando y por eso está haciendo todo lo posible para pararnos”, afirma con rotundidad.

La vida de Kimia nunca ha sido sencilla, aunque sí rica en vivencias. Hija de un funcionario de la administración pública, a mediados de los años 80 se trasladó junto a su familia a varios países asiáticos y europeos, en donde su padre ejerció distintos cargos de representación y ella pudo formarse académicamente (es médico).

Los padres de Kimia.
Los padres de Kimia.

Más tarde, de regreso a Teherán, se casó por amor, en contra de la voluntad de su familia, que finalmente accedió, y tuvo una hija que ahora está en plena veintena. Al tiempo se separó de su marido y como en la Sharía (ley islámica vigente en Irán) a la mujer le corresponde lo que se acuerda antes del matrimonio, tras el divorcio ella lo perdió todo, incluido el trabajo.

"Si queremos triunfar, si queremos resultados, y que dejen de matar a tantos inocentes, tenemos que luchar. Por eso necesitamos el apoyo de las grandes potencias".

Sus padres la ayudaron hasta que fallecieron, y ahora malvive agotando la herencia que recibió ante la imposibilidad (hablamos de una mujer formada y con idiomas) de encontrar una oportunidad laboral. Su exmarido contempla, acomodado e impasible, este descenso a los infiernos, y aunque ella sabe que un nuevo matrimonio con un anciano que la protegiera pondría fin a sus males, hace tiempo que decidió anteponer su dignidad a la comodidad más elemental. “Estoy muy enfadada y quiero llorar, porque no nos merecemos vivir así. Ahora la gente está sufriendo. No recuerdo exactamente cuándo fue, pero hace más de diez años tuvimos otras protestas y en ese momento Obama, el presidente de Estados Unidos, pudo haber hecho algo al respecto, pero no lo hizo. En este momento los problemas son mucho mayores que entonces, y tanto los americanos como los europeos tenéis ahora, al menos, la ocasión de hacer llegar nuestra voz allí, así que, por favor, hacedlo”.

Así explica esta influencer norteamericana qué podemos hacer los Occidentales.

P. ¿Cómo piensas que se puede solucionar esta situación? ¿Crees que podéis cambiar el régimen?

R. La situación se puede solucionar luchando como estamos haciendo, sin parar, sin asustarnos. Ni yo ni toda la gente que se está uniendo a nosotros en estas protestas va a regresar a sus casas como si nada hubiera pasado. Nunca más. Todos vamos a luchar y esperemos que dé resultado, es lo que deseamos. Sí, podemos triunfar, estamos avanzando para ello. La primera cosa es cambiar el régimen, porque entonces tendremos respuesta a toda esta sangre, a todo este purgatorio. Si los países poderosos nos apoyan, posiblemente tengamos éxito al final.

Acoso a una mujer, que se defiende. 

»Y esto no es solo por el hijab -añade-, no queremos que política y religión sigan mezcladas, sino que se separen de una vez por todas. Por favor, sed nuestra voz, la voz de la gente que vivimos en Irán, porque estamos sufriendo, nos están torturando; se están llevando a las niñas y a las mujeres a prisión, las están asesinando. Todo esto debe saberse y verse por los medios de comunicación. No podemos continuar más así. Somos cada vez más los que salimos a la calle, pero están matando a cientos de personas todos los días. He visto con mis propios ojos estas cosas durante estos días, he visto asesinar al menos a 25 personas.

"Somos cada vez más los que salimos a la calle, pero están matando a cientos de personas todos los días. He visto con mis propios ojos estas cosas durante estos días, he visto asesinar al menos a 25 personas".

P: ¿Por qué piensas que la policía está siendo tan violenta?

R: No se trata solo de la policía, son peores los del cuerpo especial del ejército que están para parar las revoluciones, los guardianes de la revolución, que se tapan la cara, van de negro… Seguro que los has visto. Estos son realmente terribles. Hay que distinguir entre la policía y los guardianes de la revolución, que son los realmente salvajes; han nacido para ser asesinos, no les importa a quien están matando, si es un bebé, un chico, una joven, alguien más mayor, como yo… Solo quieren matar y mantenernos en silencio. Pero esta vez es diferente, porque vamos a ser tan salvajes como ellos, aunque nosotros no tengamos armas.

Los guardianes de la revolución.

P: ¿Y cómo os defendéis?

R: Solo tenemos nuestras manos y piernas, y algunos espráis de pimienta para que no nos puedan ver. Lo que, por ejemplo, yo hago también es comprar pelotas de tenis, cien o más, y les inyecto gas, y cuando están llenas tapo el agujero con un algodón (esto es realmente difícil) como si fuera una vela, y luego las reparto y, cuando están cerca de nosotros, se las lanzamos. Esto no les va a dañar, pero cuando se retira el algodón las pelotas hacen mucho ruido y se asustan. Esto fue idea mía y funciona. En cualquier caso, nuestra mejor arma son nuestros teléfonos móviles, aunque es muy peligroso usarlos en las protestas. Si te ven que estás grabando van a por ti, y por eso tenemos gente que solo se dedica a grabar desde detrás de los árboles, desde dentro de los coches, desde las ventanas de los pisos, porque es fundamental mostrar lo que la policía y el cuerpo de guardianes de la revolución hacen. Pero una vez que tenemos imágenes o vídeos, lo realmente complicado es compartirlas, enviarlas. Un vídeo de 30 segundos puede tomar seis horas hacerlo llegar a otros países, a los medios internacionales, y muchas veces no llegan a enviarse.

Inmovilizada con un tasser

En las calles de distintas ciudades iraníes se están librando auténticas batallas urbanas. En la que tuvo lugar el pasado jueves por las calles de Teherán, como Kimia nos explicó en una de nuestras conversaciones fraccionadas, sufrió en primera persona la violencia de los guardianes de la revolución, de los que pudo escapar: “El jueves me sucedió algo que te quiero contar, y es que nunca llevamos nuestro móvil de verdad, llevamos otros viejos por si se rompen o nos los quitan. Siempre guardo mi móvil actual en el coche, pero, por ejemplo, ayer se me olvidó y me lo dejé en el bolsillo y se ha roto porque me dispararon con un tasser con el que te provocan calambres eléctricos, y me dejaron inmóvil durante un buen rato. Yo llevo siempre una mochila en la espalda con libros por si me golpean, pero me la quitaron y me siguieron golpeando. Afortunadamente, mi grupo vino a por mí y me llevaron con ellos, pero el móvil está roto”.

Sobre la bandera de Irán en la galería de los móviles.

P: Eres madre y tienes familia, ¿saben tus seres queridos que estás tan involucrada en estas protestas?

R: Tengo una hija que va a cumplir 28 años dentro de dos meses y no le cuento nada de esto. Yo vivo sola y ella me dice todo el rato: “mama, no vayas a ningún sitio, estate en casa…” Le prometí que me quedaría viendo las noticias; no las de las cadenas nacionales, porque aquí el 95% de la gente en Irán ve la televisión por satélite, especialmente las noticias, ya que los canales locales no dicen nada sobre la situación, ni siquiera muestran imágenes ni explican qué pasa en nuestro país. Así que cada vez que salgo a una protesta dejo sobre la mesa una carta dirigida a ella en la que le explico que he ido a las protestas, por qué lo hago, y por qué he decidido no contárselo, y para que sepa que si no vuelvo y que no contesto al teléfono, o si no puede encontrarme, es porque “ellos” me han arrestado o asesinado. Afortunadamente hasta ahora nunca me ha pasado nada grave. Es mejor no decir nada a nadie si queremos que esto funcione, porque ellos, como gente que te quiere, tratará de que no lo hagas y que te quedes en casa, y yo ahora no quiero escuchar eso, así que decidí no contárselo a nadie. Voy a las protestas, hago lo que debo hacer, y luego les digo que he estado viendo en las noticias lo que está sucediendo. Hace unos días, cuando llegué a casa a las dos o tres de la mañana y puse el satélite, me vi a mí misma en las noticias y eso me sorprendió; afortunadamente, mi hija ni nadie que me conoce me vio.

"No es que me dé miedo una posible guerra civil, es que esto es ya una guerra civil".

P: ¿No te preocupa una posible guerra civil?

R: Por supuesto que me preocupa una posible guerra civil, pero qué otra cosa puedo hacer si no puedo ni respirar. Esto no es fácil para mí. Ellos son salvajes, son demonios, no tienen escrúpulos para matar a quien haga falta, y no podemos hacer otra cosa más que luchar. Tenemos que cambiar esto, queremos libertad. Yo, como mujer, la mayor parte de las mujeres, de los hombres, queremos libertad. Estamos muy cansados, y no es que me dé miedo una posible guerra civil, es que esto es ya una guerra civil. Te voy a mandar más vídeos, puedes verlo por ti mismo. Es realmente terrible. Esta es una guerra civil, y ellos están realmente preocupados, tienen mucho más miedo que antes, porque están viendo que su régimen de terror está llegando a su fin. Ojalá sea así, ojalá, todos rezamos por ello.

Llamada a un hospital.

P: ¿Qué pasa por tu cabeza cada vez que sales de tu casa para ir a una manifestación?

R: Nunca sé si voy a volver, puedo ser secuestrada, arrestada, asesinada; pueden pasar muchas cosas. Nunca sabes qué te puede pasar, pero tengo que hacerlo. Gracias a Dios por ahora nunca me ha pasado nada, salvo lo de la pistola tasser, pero aún no me han matado como a tantas personas que han asesinado en frente de mí.

P: ¿Y cuando regresas y confirmas que sigues viva?

R: Cuando vuelvo a casa, lo primero que hago es cerrar bien la puerta, ir al baño y respirar profundamente. Como es tan tarde, suele ser sobre la una, las dos o tres de la mañana, abro la ducha para amortiguar el ruido y empiezo a llorar, y a llorar, y a llorar todo lo que puedo, porque cuando estoy fuera todo lo que sucede delante de mí es como una horrible película y solo en ese momento empiezo a ser consciente de que todo es real, de que en esto se han convertido nuestras vidas, y trato de decirme a mí misma: “Kimia, eres una heroína; estoy orgullosa de ti, como de todas las mujeres y hombres que están contigo”. Y cuando me levanto digo: “gracias, Dios, por favor, haz que la gente de mi país sea libre”.  

"De los 85 millones de iraníes que hay actualmente, la mayor parte en otros países, al menos un 75% no creerán en la religión ni en Dios nunca más."

P: Has vivido en otros países, conoces gente de distintas partes del mundo… ¿Cómo es el Irán que tú deseas?

R: Sí, he vivido en cinco países antes, pero eso no quiere decir que imagine una vida como la de gente de otros países, porque aquí antes solíamos vivir mucho, mucho, pero que mucho mejor que americanos o europeos hasta que llegó la república islámica, hace 43 años. Yo tenía cuatro o cinco años cuando comenzó la revolución y recuerdo perfectamente que ya entonces en Irán vivíamos como ahora lo hacéis en Europa, con libertad y mucha calidad de vida. Incluso ahora, a pesar de que aquí no haya clubes, por poner un ejemplo, las mujeres iraníes hacemos fiestas, y nos vestimos de forma que jamás podrías sospechar que eso estuviera sucediendo en Irán, sino en algún lugar de Francia o de España, aunque si la policía nos encuentra solo Dios sabe lo que nos puede pasar. Nosotras nunca imaginaremos el futuro de nuestro país como Europa, porque ya teníamos un país muy puntero en tecnología, en moda, y teníamos libertad, así que lo único que deseamos es que nuestro país vuelva a ser el que era. No somos árabes, no somos afganos, y en ningún caso nos merecemos vivir de esta manera. Este gobierno, los mulás, nos obligan a vestirnos como árabes, pero no somos árabes, somos persas con 2.500 años de historia, desde el siglo VI a.C. con el reinado de Ciro el Grande. Así que no es que los iraníes queramos ser como los europeos o americanos, queremos ser nosotros mismos, tal y como aún lo recordamos de los tiempos de nuestros padres.

No siempre fuimos así.

 

(largo silencio).

R: El verdadero islam no es el que ellos profesan o del que dicen que hablan nuestros libros sagrados. Quizá por eso, de los 85 millones de iraníes que hay actualmente, la mayor parte viviendo en otros países, al menos un 75% no creerá en la religión ni en Dios nunca más. En los tiempos del Sha se solía rezar, pero esta gente nos ha robado todo, también nos ha hecho que dejemos de creer en Dios, eso es lo que nos están haciendo.

Un Estado en el que la legalidad no esté basada en la moralidad

Kimia desea fervientemente -como muchos otros- el regreso a Irán de Reza, el hijo mayor de Farah Diba y del Shah Reza Pahlavi, exiliado en Estados Unidos, con el fin de que establezca una política continuista respecto a la de su padre. Sin embargo, y aunque la necesidad de que el actual régimen caiga es el nexo de unión de todos los que persiguen el cambio, hay quienes defienden otras posiciones, como el regreso de los Muyahidin, los disidentes de la época del Shah, a quienes el ayatolá Jomeini utilizó para que su revolución triunfara y luego mantuvo al margen del poder declarándolos terroristas y enemigos del Estado. En todo caso, las distintas corrientes coinciden en que lo fundamental es que el nuevo régimen sea en todo caso aperturista y vaya haciendo concesiones y reformas para dar paso a un Estado más justo en el que la legalidad no esté basada en la moralidad.

Irán loves its freedom. 

P: Por último, ¿qué hago con tu nombre en esta entrevista, ponemos mejor las iniciales…?

R: No, puedes usar mi nombre sin problema, no estoy asustada, no se puede tener miedo cuando se decide dar este paso adelante. Si estuviera asustada no haría esto. Y gracias, muchas gracias por escucharme (silencio). ¿Sabes qué? Nuestros cantantes underground en Irán están cantando una canción sobre todo lo que está sucediendo, y también por Mahsa Amini. El título es For my life’s freedom. El cantante está ahora en prisión, y es uno de los símbolos de la protesta. Te la voy a enviar porque esta canción refleja exactamente lo que significan nuestras protestas. Creo que deberías escucharla. Y espero ir algún día a España y que tú vengas a Irán, pero no ahora. Vas a ver lo bonito que es mi país, lo buena que es la gente de aquí.

Shervin Hajipour.