“Para que las niñas quieran ser astronautas, pilotos, ingenieras hacen falta referentes”

Gema Martín del Burgo, presidenta de Ellas Vuelan Alto, explica a Escudo Digital la situación del sector aeronáutico en España.

Antonio M. Figueras

Periodista y escritor.

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Gema Martín del Burgo, presidenta de Ellas Vuelan Alto.
Gema Martín del Burgo, presidenta de Ellas Vuelan Alto.

Gema Martín del Burgo, presidenta de Ellas Vuelan Alto (EVA), asociación que tiene como objetivo consolidar la visibilidad de la mujer en el sector aeroespacial en España, tanto en el ámbito político, como en el universitario, empresarial y en la Administración. Martín del Burgo es ingeniera aeronáutica que en la primera fase de su carrera profesional ejerció en el área de proyectos. Posteriormente pasó al área comercial y de desarrollo de negocio. Ese cambio de paradigma le ha permitido disfrutar “porque me encanta trabajar con la gente, ayudar a crecer, trabajar con los clientes”. “Puedo decir que he gozado muchísimo más vendiendo ingeniería, desde un punto de vista de desarrollo de negocio, que como un ingeniero al uso”, añade.

PREGUNTA. ¿Qué es Ellas Vuelan Alto? 

RESPUESTA. Es una especie de sueño. Surge dentro del sector aeronáutico, donde el porcentaje de mujeres es muy reducido. En nuestro mundo, por su ascendencia y su histórico, procedente principalmente del Ejército, los porcentajes de mujeres son muy bajos. 

En la industria sucede lo mismo, es un fiel reflejo de las promociones que van saliendo. En un momento dado, a esas mujeres que habíamos tenido ciertas trabas, ciertas dificultades en posicionarnos, que siempre éramos las mismas y muy pocas en los eventos, en las ferias, en las reuniones o a nivel de Administración, se nos ocurrió el montar una asociación para visibilizar el papel de la mujer dentro del sector aeronáutico y aeroespacial. Buscamos empoderar, potenciar, ayudar a las mujeres a dar un paso adelante, crear referentes, porque habíamos identificado esos porcentajes tan bajos de formación por la falta de referentes.  Y se nos ocurrió constituir un foro de debate, donde todos los ponentes y los moderadores fueran mujeres. Y queríamos influir en el público en general hablando de temáticas que interesaran al sector, de helicópteros, aviones, aviones militares, control aéreo, mantenimiento aeronáutico… Ya llevamos casi seis años de andadura y ahora integramos a los hombres en los paneles, en las mesas.

Las mujeres que por alguna circunstancia hemos tenido alguna dificultad en el desarrollo de nuestra carrera profesional creemos que para el balance y para la sociedad, la industria, la economía es mucho mejor que haya un equilibrio de género porque realmente somos una especie equilibrada.

P. ¿Qué iniciativas impulsáis?

R. Desde esta asociación sin ánimo de lucro hacemos programas de mentoring, organizamos charlas y cafés virtuales entre socios para que se conozcan porque el networking es muy importante, publicamos mensualmente un podcast… De hecho, desde la NASA nos felicitaron por uno del año pasado. También participamos en encuentros internacionales, como el Global Aviation Gender Summit que organizó OACI en Madrid en 2023. A principios de este año nos recibió en Bruselas la comisaria de Transportes. Hay una iniciativa de la Dirección General de Movilidad y Transporte (DG MOVE) de la Comisión Europea, que se llama Woman in Transport, y que aúna a todas las mujeres del sector del transporte, dónde nos abrieron los ojos sobre cómo están los porcentajes en otras áreas, como el marítimo, el ferroviario o incluso el transporte por carretera.

En el aeronáutico hay una particularidad: se trata de un sector relativamente pequeño y bastante desconocido. Influye también la falta de referentes, familiares y en la sociedad.

 

P. ¿Cuáles son las particularidades del sector aeronáutico? 

R. Ahora está muy en boga hablar de las profesiones STEM. De hecho, nuestro lema de este año “Fomentando las vocaciones STEM”. En general, existe una falta de vocación STEM en niños y niñas. Vamos a muchos colegios a dar charlas y vemos que no interesan las carreras de ingeniería, tecnológicas… Hay poca cultura del esfuerzo y esas carreras son muy difíciles. A las niñas, por muchos sesgos que existen en nuestra sociedad, les cuesta todavía decidir aún más que a los niños el acceso a esas formaciones. Y en el sector aeronáutico hay una particularidad: aunque mueve mucho la economía y hay mucha actividad e industria alrededor, se trata de un sector relativamente pequeño y bastante desconocido. Influye también la falta de referentes, familiares y en la sociedad. Tenemos que mostrar al mundo que el sector aeronáutico es apasionante. Ahora le estamos añadiendo la capa espacial, que todavía es más emocionante.

P. ¿Qué barreras existen?

R. Bastantes y las hay conscientes e inconscientes. Yo tengo 50 años. Empecé a estudiar en la universidad en el año 92. En aquel momento no había muchas mujeres estudiando  ingenierías. He tenido la suerte de nacer en un momento, en una época en la historia del mundo, en un país o en un continente en el que por ser mujer no he sentido ninguna discriminación. Es verdad que estudié una carrera mayoritariamente de hombres, pero no he sentido una discriminación tampoco en el seno de la universidad. Hasta ahí todo bien. Pero hay un momento, cuando se empieza el desarrollo profesional, que aparecen esas barreras, a veces impuestas y otras un poco más ocultas. La maternidad supone un punto de inflexión. Ahí se produce un frenazo en el desarrollo profesional, que luego es muy difícil, y a veces imposible, recuperar. Ese parón es a nivel salarial y a nivel jerárquico dentro de la compañía. Es verdad que hay mujeres que llegan a puestos directivos, pero todavía seguimos viendo un montón de reuniones de empresas importantes que son todo hombres, paneles en las conferencias que son todo hombres. Cuando hacemos un balance de los CEO de las principales compañías siguen siendo todo hombres. Otras barreras son las educativas, en las que hay un sesgo y las niñas no eligen ciertas carreras, que luego son las que dan el acceso a esos puestos. Los planes de igualdad y otras iniciativas de las administraciones y los órganos legislativos son pasos que se dan a favor. Pero es muy real que las mujeres tienen un salario más bajo que los hombres. En comités de dirección estamos hablando de incluso un 20% de diferencia, de gap salarial.

Sobre las cuotas, muchas veces se compensan promocionando roles menos decisivos, como las direcciones de Recursos Humanos, legal. Y las áreas de toma de poder, financiero, comercial, ingeniería, dirección de operaciones, los CEO… siguen siendo hombres. No hay una igualdad real. En cuanto a otras barreras inconscientes, hay estudios que dicen que ante una oferta de trabajo, los hombres cumpliendo un 60% de los requisitos aplican y las mujeres, ni aun con el 100% de los requisitos, se ven con la confianza suficiente para aplicar.

P. ¿El mundo educativo en general, el universitario en particular, van por delante del político y de la empresa en cuanto a igualdad? 

R. Creo que sí. Lo que sucede es que falta la llamada hacia las formaciones tecnológicas. A nivel formativo tenemos unos porcentajes más igualados. Mientras que cuando pasamos al ámbito político, al ámbito profesional, es donde realmente se empiezan a ver claramente las dificultades y las desigualdades.

P. ¿Las niñas en España quieren ser astronautas, aviadoras, ingenieras?

Pocas quieren, pero esa es nuestra labor. El año pasado le dimos un premio a Sara García, la astronauta de la Agencia Espacial Europea, como reconocimiento a su trabajo en defensa de la igualdad de género. Tuvo mucha repercusión porque Sara está haciendo una labor fantástica de divulgación que va a inspirar a muchas niñas. Las niñas tampoco quieren ser pilotos. El porcentaje de mujeres en esta profesión es bajísimo. Y en cuanto a la ingeniería, cuando yo empecé a estudiar, hace casi 30 años, éramos un 20%. Ahora, un 23%. No ha crecido mucho. Espero que con referentes como Sara alguna niña se anime a ser astronauta.

“Prácticamente el 90% de los desarrolladores de IA son hombres que, inconscientemente, están introduciendo sesgos. Sobre esto hay que trabajar.”

 

P. ¿Qué balance se puede hacer de Ellas Vuelan Alto?

R. Hemos creado delegaciones porque inicialmente la mayor parte de la Junta Directiva estaba en Madrid. A raíz de la pandemia comenzamos empezamos a realizar los eventos por streaming y ya después mantuvimos el formato híbrido. Comprobamos que había un creciente interés en distintos puntos de España. En Sevilla hay un polo aeronáutico muy potente. Hace dos años tuvimos que establecer una delegación en Andalucía, que creció tanto que al final hubo que dividirla. El establecimiento de la Agencia Espacial Española en Sevilla motivó un gran interés en este ámbito. Por eso mantuvimos la delegación propia de Ellas Vuelan Alto en Sevilla, y una delegación en concreto sobre espacio. El año pasado lanzamos la delegación en Galicia, también en el polo aeronáutico de Galicia y este año en septiembre vamos a lanzar la delegación del País Vasco-Navarra.

P. ¿Y el futuro?

R. El futuro es de la inteligencia artificial. Dentro de 20 o 30 años la tecnología va a cambiar el modo de entender y trabajar. Ahora mismo, prácticamente el 90% de los desarrolladores de IA son hombres que, inconscientemente, están introduciendo sesgos. Sobre esto hay que trabajar.

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