Cuarenta y un diputados neerlandeses, de un total de 150 miembros del Congreso, cuentan con medidas de protección debido a las amenazas que reciben, en persona y desde las redes sociales, tal y como publica el diario ElPaís, que cita al programa televisivo de investigación Zembla, el cual el pasado 31 agosto reveló que al menos estos diputados no pueden ejercer su labor con total libertad.
El refuerzo de su seguridad que ha tenido que establecerse abarca desde la protección de sus datos personales a la instalación de timbres de emergencia o sistemas de alarma en sus hogares, afirman en este medio.
Pero esto no es algo que esté sucediendo en los últimos meses, sino que ya los servicios de inteligencia holandeses alertaron en su informe anual de 2022 del peligro para la sociedad derivado de las teorías ultras de la conspiración, además del riesgo de atentados del grupo terrorista Estado Islámico o de un incremento de la polarización política.
En 2022 hubo 1.125 denuncias por amenazas e intimidaciones dirigidas contra diputados y ministros, casi el doble de las registradas en 2021. La mitad de ellas se refería a ataques contra el líder de extrema derecha, Geert Wilders, jefe del Partido por la Libertad (PVV), pero hubo otros políticos señalados. Entre ellos, el primer ministro, Mark Rutte, supuestamente en la diana del crimen organizado.
También fue objeto de amenazas la titular de Finanzas, la liberal Sigrid Kaag, cuyo abandono de la política se debe en gran parte, explican en la edición de ElPaís de este pasado martes, a las amenazas de muerte que recibió.
Desde entonces, y en especial desde la caída del Gobierno este julio por discrepancias en la política de asilo, una treintena larga de diputados de todo el arco parlamentario ha decidido abandonar la política activa.
La policía cuenta con una unidad especial denominada Equipo para Políticos Amenazados y, desde 2020, la Fiscalía holandesa eleva estos casos a los jueces para que sirvan de ejemplo.
En un centro político europeo dominado durante décadas por la social democracia y la democracia cristiana, con mucho más puntos en común que diferencias, se ha abierto en los últimos tiempos a posiciones más extremas, tanto por izquierda como por derecha.
Sin ir más lejos y desayunando en el local pegado a la sede del mencionado diario El País, el otro día se caldeaban los ánimos con la estrategia de ceder cuatro diputados del PSC a Junts para que los de Puigdemont puedan tener grupo en el Congreso, o los de Sumar a ERC, y los ánimos caldeados no eran de amenaza indirecta sino muy directa: “Si cuatro diputados españoles de izquierdas hacen grupo con JUNTS, y estos vuelven a declararse independientes, hay que acabar con los de Junts y estos cuatro”.
Tenemos que empezar a pensar entre todos en cómo desandar este peligroso camino por el que avanzamos en dirección a la situación que se vive en Países Bajos.