El crecimiento de las criptomonedas ha impulsado a las principales entidades financieras, organizaciones públicas y fuerzas de seguridad a prepararse para combatir los delitos relacionados con esta industria.
De hecho, el mercado de las criptomonedas representa una importante oportunidad económica para los delincuentes, con una capitalización global que supera los 2 billones de dólares. Esto se debe a las características de estas monedas digitales: se basan en la tecnología blockchain, están descentralizadas y protegidas por algoritmos complejos. Sin embargo, pese a sus beneficios, como la trazabilidad y la transparencia, también existen preocupaciones sobre su uso ilícito.
Al igual que las monedas tradicionales, las criptomonedas también son utilizadas por los delincuentes para cometer fraudes y robos. Según el Crypto Crime Report de Chainalysis 2024, las transacciones ilícitas representan solo el 0,034 % del volumen total de intercambio en blockchain. Solo en 2023, se movieron más de 22 mil millones de dólares en transacciones sospechosas de criptomonedas. En lo que llevamos de 2024, podemos identificar que el ransomware está siendo uno de los delitos más peligrosos: se han detectado un total de 459,8 millones de dólares en rescates, siendo 2024 el año con peores registros hasta el momento.
Es innegable que los delincuentes utilizan criptomonedas -como Bitcoin- porque se pueden transferir rápidamente sin una cuenta bancaria tradicional, lo que las convierte en un método de pago atractivo para actividades ilegales. Además, los delincuentes a menudo creen erróneamente que las criptomonedas son anónimas. Sin embargo, cada transacción crea un seudónimo de conformidad con las regulaciones KYC (Conozca a su cliente) y contra el lavado de dinero. Así es posible identificar a la persona o entidad que controla ese seudónimo.
Por otro lado, los delincuentes que buscan blanquear dinero suelen sentirse atraídos por los mezcladores de criptomonedas, que son servicios que ocultan el origen y el destino de las transacciones. En realidad, los intercambios de criptomonedas no son tan anónimos como se piensa: cada transacción se registra en la cadena de bloques, que es de acceso público y rastreable. La identidad de las personas involucradas no se revela directamente, pero es posible identificar a las partes interesadas a través de patrones de transacciones e información pública. La mayoría de los intercambios de criptomonedas tienen estrictas políticas contra el lavado de dinero y requieren verificación de identidad.
Este nivel de trazabilidad no existe en las transacciones monetarias tradicionales. Aunque el blockchain actúa como un libro de contabilidad público transparente, leer y analizar los datos que contiene no es sencillo. Si bien cualquiera puede rastrear el historial de transacciones utilizando un explorador de cadenas de bloques, estas herramientas no agregan los datos de manera inteligente. Por lo tanto, las herramientas de investigación que están diseñadas para investigar delitos de manera eficiente están siendo esenciales en la actualidad para las fuerzas de seguridad.
Aquí es donde entran en juego las plataformas de análisis de blockchain, que son cruciales para garantizar el cumplimiento, rastrear actividades delictivas y recuperar fondos robados o ilícitos. El análisis de blockchain analiza una gran cantidad de datos y los transforma en información útil, a menudo en forma de gráficos, para identificar actividades sospechosas.
De este modo, las fuerzas de seguridad pueden identificar y analizar transacciones ilegales en blockchain, como el seguimiento de fondos robados o blanqueados. Las autoridades pueden luego seguir el flujo de criptomonedas a lo largo del tiempo y vincular las transacciones con entidades reales. Estas herramientas ayudan a avanzar en las investigaciones, proporcionan pruebas para los juicios y, lo más importante, facilitan el camino para la incautación y la recuperación de fondos de criptomonedas robados.
Además, el análisis de blockchain también es eficaz en la prevención del delito, ya que ayuda a los investigadores a identificar actividades ilícitas mediante el estudio de patrones y las transacciones en la cadena que pueden indicar un comportamiento delictivo. Por ejemplo, este verano hemos anunciado los resultados de la Operación Spincaster, una iniciativa público-privada que persigue prevenir los fraudes de criptomonedas. Aprovechando la transparencia de la cadena de bloques, Chainalysis identificó de forma proactiva miles de carteras comprometidas. Esta información constituyó la base de una serie de sprints operativos en 6 países entre los que se ha incluido España (EE. UU., Reino Unido, Canadá, España, Países Bajos y Australia) y que ha contado con más de 100 asistentes, incluidos 12 organismos del sector público y 17 bolsas de criptomonedas. En España concretamente Chainalysis trabajó tanto con la Policia Nacional como la Guardia Civil.
Las operaciones incluyeron formación sobre la identificación de carteras comprometidas y el rastreo de los fondos robados utilizando la solución Chainalysis Crypto Investigations. Durante estos sprints se difundieron más de 7.000 pistas relacionadas con pérdidas de aproximadamente 162 millones de dólares. Estas pistas se utilizaron para cerrar cuentas, confiscar fondos y crear inteligencia para prevenir futuras estafas.
Este caso demuestra los desafíos a los que se enfrentan las fuerzas de seguridad y el potencial de las herramientas avanzadas y los marcos jurídicos sólidos. A lo largo de los años, la inteligencia de blockchain ha conseguido frenar las amenazas a la seguridad nacional y proteger a sus ciudadanos del fraude.
Los países que ya están invirtiendo tiempo y recursos en estas actividades están mejor posicionados para la consolidación de un nuevo mercado financiero en los próximos años, con la creciente integración de los activos digitales. A medida que las criptomonedas se vuelven más reguladas y generalizadas en todo el mundo, se parecerán cada vez más a las monedas legales que usemos todos los días, serán más difíciles de blanquear y ofrecerán una mayor claridad de uso para todo tipo de consumidores. Mientras tanto, debemos seguir disipando mitos y difundiendo el mensaje: las criptomonedas tienen mucho que ofrecer a los consumidores comunes gracias a su trazabilidad y transparencia.