Pedro Blasco.

Opinión

Cumbre de la OTAN 2022: Euforia del gobierno español, ¿de qué?

Analista internacional.

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El secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversan en la Cumbre de la OTAN 2022 en Ifema. Europa Press.
El secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversan en la Cumbre de la OTAN 2022 en Ifema. Europa Press.

España no ha logrado que se incluyera en el Concepto Estratégico de Madrid una referencia directa a la defensa de Ceuta y Melilla en caso de que se produjera un ataque a nuestras dos plazas africanas. El catecismo de la OTAN para los próximos diez años no ha incluido nada que no fuera previsible.

No ha habido sorpresas sobre Rusia, que en la reunión de Lisboa de 2010 era “socio estratégico”, y se ha convertido en el enemigo público número uno. No sabemos nada, pero lo sabremos en las próximas horas, sobre si se buscará una negociación mientras se incrementa la presión militar sobre Rusia. Sí que se ha logrado en Madrid una referencia al Sahel, como pedía España y una dura referencia a China.

Hace algunos meses, cuando solo Biden decía que Putin iba a invadir Ucrania, los especialistas en geopolítica, con los españoles en primera línea, pensaban que China era el enemigo y no Rusia. 

EE.UU. quería una declaración fuerte contra China y la ha logrado. China se la merece por su neutralidad en la que apoya a Rusia. "Las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de la República Popular China -señala la declaración- desafían nuestros intereses, seguridad y valores. China emplea una amplia gama de herramientas políticas, económicas y militares para aumentar su presencia global y proyectar su poder, mientras permanece opaca sobre su estrategia, intenciones y desarrollo militar. Las operaciones híbridas y cibernéticas maliciosas de la República Popular China y su retórica de confrontación y desinformación tienen como objetivo a los Aliados y dañan la seguridad de la Alianza".

La organización dice que China "busca controlar sectores tecnológicos e industriales clave, infraestructura crítica y materiales estratégicos y cadenas de suministro. Utiliza su influencia económica para crear dependencias estratégicas y aumentar su influencia. Se esfuerza por subvertir el orden internacional basado en reglas, incluso en los dominios espacial, cibernético y marítimo. La asociación estratégica cada vez más profunda entre la República Popular China y la Federación de Rusia y sus intentos de reforzarse mutuamente para socavar el orden internacional basado en normas van en contra de nuestros valores e intereses".

La OTAN ha hecho este análisis, pero no ha hecho autocrítica de por qué Occidente ha permitido que ese país se convirtiera en el supermercado barato del mundo. Nos hemos dado cuenta de la situación de casi monopolio cuando nos han faltado mascarillas y chips. Todo era más barato en el ‘Todo a cien’ y nadie (¿donde estaban los especialistas en geoestrategia?) se preocupó de tener fábricas de elementos básicos y que un enemigo potencial fuera nuestro principal suministrador.

Los elevados costes de producción nos han llevado a comprar todo a China y solo con una crisis como la de la pandemia y el Canal de Suez nos han devuelto a la realidad.

Por lo que respecta a España, uno no entiende la euforia de la Moncloa por la declaración del Concepto Estratégico. Después de insistir en los últimos días, no se ha logrado la inclusión de Ceuta y Melilla en el texto final. 

"Aunque la OTAN es una alianza defensiva -señala la declaración-  nadie debe dudar de nuestra fuerza y determinación para defender cada centímetro del territorio aliado, preservar la soberanía y la integridad territorial de todos los aliados y prevalecer contra cualquier agresor. En un entorno de competencia estratégica, vamos a aumentar nuestra conciencia global y alcance para disuadir, defender, impugnar y negar en todos los dominios y direcciones".

Los diplomáticos españoles de la OTAN ya advirtieron al Gobierno que era imposible lograr una frase que incluyera implícitamente la defensa de Ceuta y Melilla. Pero el Gobierno insistió y ahora los portavoces dicen que hay euforia por esta declaración. Incomprensible. Solo una decisión política en el momento de la crisis decidiría el apoyo a España.

La declaración de Madrid está redactada y negociada desde hace días, lo que hace más incomprensible la postura española de querer colar Ceuta y Melilla, algo que por otra parte es de justicia.

La OTAN no va a cambiar el texto del tratado por el interés de nuestra política exterior, que hoy día nadie (salvo Pedro Sánchez) entiende. Argelia era amigo hace meses. Ahora es enemigo. Marruecos era enemigo y ahora es amigo. Pero no hace más que poner pegas al tráfico en las fronteras de las dos ciudades españolas.

Tampoco se entiende que se quiera incluir esta referencia cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está en plena luna de miel con Marruecos, aunque ayer reconoció que había metido la pata al valorar la actuación de este país frente a los “invasores” (“no había visto el vídeo”).

Lo que parece incomprensible es que Podemos, que está en el Gobierno, siga en un ejecutivo afirmando, como hizo ayer uno de sus portavoces en el Congreso, que con destructores de EE.UU. no se combate la inflación que ha provocado su amigo Putin.