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Opinión

Guerra del gas: por qué Europa debe mirar al sur

Experta en Terrorismo Internacional y en la lucha contra Daesh.

La guerra en Ucrania requiere una nueva estrategia no solo de seguridad y política sino también económica. El hecho de haber comenzado a usar los recursos energéticos como armas de guerra hace que tengamos que repensar todas las estrategias de seguridad a nivel internacional.

En la guerra del gas todos los países estan afectados, pero principalmente España en relación con Argelia, así como los países de la Unión Europea que dependen de Rusia. Por este motivo urge diversificar la dependencia energética y no concentrarla en un solo país.

En nuestro caso, la decisión de Argelia de romper unilateralmente las relaciones diplomáticas con el reino de Marruecos puso en riesgo el paso del gas argelino que atraviesa territorio marroquí.  

España, con los dos gasoductos que pasan por Marruecos y Argelia, lleva tiempo sufriendo una gran subida de electricidad, debido a la cifra alcista del gas natural en el mercado europeo. Con un solo gasoducto, la cosa va para peor, sobre todo en caso de una posible disfunción del Gasoducto Medgaz.

Argelia necesita estar en conflicto permanente con Marruecos para desviar la atención de la grave crisis interna del país y hay que tener en cuenta que parte de su territorio está rodeado por el ejército marroquí por el Sahara occidental, por el francés hasta hace poco por Mali y por los distintos grupos yihadistas presentes al sur del país.

En cuanto al gas, Marruecos en los últimos años ha encontrado grandes reservas que son explotadas por empresas extranjeras, entre ellas Repsol, y se prepara para transportar gas natural licuado a través de España después de la firma en el mes de marzo de un acuerdo energético, hecho que se ha producido después del reconocimiento por parte de nuestro país de una autonomía marroquí para el Sahara.

España se convertiría en la puerta de entrada del gas marroquí a la Unión Europea, donde muchos países ya han dejado de depender del gas ruso. Hay que recordar que el principal proveedor de gas a España es Estados Unidos, por delante de Argelia y que ahora también cuenta con Marruecos.

Por su parte, Argelia se ha centrado en convertir a Italia como su socio estratégico en respuesta al reconocimiento por parte de España de la marroquinidad del Sahara.

Por ello, tanto España como Italia son piezas esenciales para la entrada de gas a Europa a través de África si es que la Unión Europea quiere abandonar su dependencia del gas ruso, y muy especialmente Alemania.

Para algunos analistas, aunque España es el país con más capacidad de almacenamiento de gas y regasificación de Europa (con un tercio del total) la escasez de interconexiones con el resto del continente limita en gran medida sus opciones de ser una alternativa de suministro viable para reducir cuanto antes la dependencia del gas ruso.

Esto representa una gran oportunidad para Italia, ya que su posición geoestratégica convierte al país en una pieza clave para el mapa energético de la Unión Europea, gracias a los gasoductos que la unen con Argelia y Libia (proveedores alternativos a Rusia) y a las interconexiones con el norte de Europa a través de Suiza, Austria y Eslovenia.

Fuente: Geopol.

A EE.UU. le interesa aprovechar la red de regasificación de España para proporcionar gas a Europa y conseguir su independencia energética de Rusia.

Mientras Argelia, en respuesta a la postura española sobre el Sahara, no solo ha subido el precio del gas a España sino que pretende que sea Italia la vía de entrada del gas a Europa.

El gas se convierte en arma de guerra dada la necesidad de los países de la Unión Europea de su distribución y abastecimiento y, como arma de doble filo, para dar o rechazar según los intereses de cada país. Nunca la seguridad, la energía y la economía han estado tan estrechamente interrelacionadas como en el caso de la seguridad energética y su abastecimiento.

La guerra de Ucrania podría hacer que distintos países africanos se aprovecharan de las sanciones a Rusia y proporcionaran gas a Europa. El viejo continente debe buscar fuentes alternativas de suministro de gas y la solución más cercana pasa por África.

Así en esta guerra por la energía, Argelia se ha adelantado en la cuestión del gas a Marruecos con el Acuerdo que ha firmado con Niger y Nigeria para el proyecto de un gasoducto transahariano que suministrará gas a Europa.

Lo que es evidente es que la Unión Europea necesita una estrategia a corto plazo en el ámbito energético, especialmente una estrategia común de compra del gas ante la incapacidad de los últimos meses de los 27 de llegar a un acuerdo energético que, en última instancia, sufren son los ciudadanos.

Alemania debe mirar a África para abastecerse de gas y no a Rusia. Para dejar de financiar las brutales guerras de Moscú, Berlín debería ayudar a los países africanos a desarrollar sus sectores energéticos.

Es hora de que Europa deje de mirar al este y empiece a mirar al sur, que tiene una producción sustancial de gas natural, reservas y nuevos descubrimientos en proceso de ser aprovechados. Argelia es un importante productor de gas con importantes reservas sin explotar y ya está conectada a España con varios gasoductos submarinos. Alemania y la UE ya están trabajando para ampliar la capacidad de gasoductos que conectan España con Francia, desde donde podría fluir más gas argelino a Alemania y otros lugares.

Los campos de gas libios están conectados por gasoducto a Italia. Tanto en Argelia como en Libia, Europa debería ayudar urgentemente a aprovechar nuevos campos y aumentar la producción. Los nuevos gasoductos en discusión actualmente se centran en el Proyecto del Gasoducto del Mediterráneo Oriental, que llevaría gas de los campos de gas en alta mar de Israel a Europa.

Pero las mayores fuentes africanas se encuentran al sur del Sahara, incluyendo Nigeria, que tiene alrededor de un tercio de las reservas del continente, y Tanzania. Senegal ha descubierto recientemente importantes campos en alta mar. Muy poco del gas de África ha sido explotado, ya sea para el consumo interno o la exportación.

Alemania debería tomar nota de estas oportunidades. El gasoducto transahariano propuesto llevará gas de Nigeria a Argelia a través de Níger, pasando por un territorio vasto e ingobernable. Si se completa el proyecto, el nuevo gasoducto se conectará a los gasoductos transmediterráneos, Magreb-Europa, Medgaz y Galsi existentes que abastecen a Europa desde los centros de transmisión en la costa mediterránea de Argelia. El gasoducto transahariano tendría más de 2.500 millas de largo y podría suministrar hasta 30 mil millones de metros cúbicos de gas nigeriano a Europa por año, lo que equivale a aproximadamente dos tercios de las importaciones alemanas de Rusia en 2021.

Es hora de que Europa establezca una geoestrategia económica en relación con las distintas fuentes energéticas de abastecimiento para que no tengamos problemas como los que abordamos actualmente.

Europa debe apoyarse en África y África en Europa. Ese debe ser el nuevo camino a seguir.