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Opinión

Invasión rusa: nuevo General, nueva estrategia

Experto en migraciones y analista internacional.

El parte de guerra en Ucrania del lunes día 10 de octubre tuvo un resultado trágico con alrededor de 84 misiles y unos 20 drones con explosivos lanzados por Rusia, impactando en al menos 12 ciudades de Ucrania, los cuales produjeron cerca de una veintena de víctimas mortales y más de 100 heridos. Además, dejaron a una gran parte de la población ucraniana sin suministro de agua y electricidad.  

Sería importante resaltar que los objetivos principales de Moscú han sido las infraestructuras críticas de Ucrania y que, en general, no parece que Rusia haya tenido como objetivo a la población civil, pero una mezcla de errores en cuanto a la puntería de los misiles de precisión rusos, y la falta de protocolos (intencionada o no) para evitar daños colaterales, nos convirtieron ayer en testigos de cómo algunos de esos misiles han llegado a explotar muy lejos de los supuestos objetivos (infraestructuras críticas civiles) impactando alguno incluso en un parque infantil ucraniano, con las consecuentes acusaciones al Kremlin de atacar indiscriminadamente a la población civil.

General Sergei Surovikin, comandante de las fuerzas rusas en Ucrania. Ministerio de Defensa de Rusia.

Desde luego todos sospechábamos que algo iba a ocurrir después del ataque supuestamente ucraniano (el gobierno ucraniano no lo ha confirmado, pero tampoco lo ha desmentido) al puente Kerch que une la península de Crimea con Rusia y que era y es un proyecto muy personal del presidente Putin, quien poco después de la inutilización temporal del puente prometió venganza por el “acto terrorista” que, según sus palabras, se había cometido en suelo ruso bajo directrices de Kiev.

Con las continuas victorias militares ucranianas en las últimas semanas, el conflicto se está escalando de manera tan rápida que ni Ucrania ni Rusia ni la comunidad Occidental aciertan a reaccionar por la velocidad los acontecimientos y se está produciendo una rápida espiral de violencia cuyo desenlace es muy difícil de prever. Esto ha llevado a organizar una reunión urgente del G-7 (martes, 11 de octubre) donde ha barajado una posibilidad de cambio de estrategia con respecto a la ayuda a Ucrania y el posible envío de otro tipo de armamento. Los ministros de Defensa de los miembros de la OTAN se reunirán a lo largo de esta semana, y también el Ukraine Defence Contact Group, una organización fabricada ad hoc para este conflicto, con 50 países involucrados para el apoyo de Ucrania en la invasión rusa.

Ante la nueva estrategia del Kremlin, Ucrania está pidiendo a los aliados más armamento. Destaca la petición de tanques y, sobre todo, medios avanzados de defensa aérea, entre los que se encontraría los sistemas de misiles Patriot, sistemas de misiles HAWK MIM-23, DRONES de ataque y sistema de misiles NASAM (National Advace Surface-to-Air Missile System). Estos sistemas de defensa son bastante más complejos que los que se ha facilitado a Ucrania hasta ahora y requieren de tiempo y formación específica, por lo que es complicado satisfacer estas peticiones. En las reuniones de esta semana se buscarán soluciones intermedias para intentar contener los ataques con misiles rusos.

Sistema de misiles NASAM. Fuente Militryleak.

Presiones Internas para Putin

Las presiones internas que Putin lleva soportando las últimas semanas son las causantes del cambio de estrategia y la continua amenaza nuclear rusa. Las derrotas militares, sumadas al desastre de movilización forzosa de 300.000 ciudadanos rusos que ha provocado protestas populares y un importante éxodo de ciudadanos rusos buscando asilo en otros países, ha provocado este cambio en el frente ucraniano, que ha culminado con la reciente designación del general ruso, nuevo comandante de la fuerzas rusas en Ucrania, Serguei Surovikin, antiguo comandante en jefe de las fuerzas rusas en Siria y con reputación de “cruel y brutal” y del cual se espera que su enfoque para esta guerra sea bastante más agresivo.

Y esto nos lleva a la siguiente cuestión: ¿cuáles son ahora los objetivos rusos en este conflicto? Si los objetivos son plenamente militares el nuevo general se va a encontrar con muchas dificultades puesto que, además de la llegada del invierno, los refuerzos que están llegando son escasos y poco entrenados, por lo que utilizaría a estos nuevos soldados como carne de cañón y como medio para ganar tiempo. Pero parece que los nuevos objetivos pueden ser civiles y que el nuevo general quiere castigar a Ucrania a base de misiles guiados y lanzados desde territorio y barcos rusos, destruyendo todas las infraestructuras críticas posibles para mermar la moral de la población, y de paso sembrar el terror con los daños colaterales que se irán produciendo en las próximas semanas. Con esta estrategia podrían estar buscando también un error de la OTAN, algo que les diera “derecho” a utilizar sus armas más mortíferas, las nucleares.

Conflicto Nuclear

Sin embargo, la única conclusión positiva que podemos sacar en claro de los últimos acontecimientos es el alejamiento temporal de la amenaza nuclear, ya que esta nueva estrategia del general Surovikin incluye todo tipo de capacidades militares excepto las nucleares, al menos temporalmente. Y es que la comunidad internacional había dejado muy claro que la utilización de armas nucleares supondría el aislamiento total (incluido China e India) de Moscú frente al mundo y la entrada en un terreno desconocido de consecuencias trágicas para la humanidad.

Aun así no se puede descartar del tablero de juego el arma nuclear porque la situación se hace cada vez menos previsible y cualquier error de cálculo por parte de cualquiera de las partes podría producir una escalada horizontal (nuclear) en un corto periodo de tiempo, especialmente cuando después de hablar estos meses de guerra sobre las famosas “líneas rojas” de Moscú en este conflicto, hemos topado con la primera: Crimea.

La determinación de Putin y su entorno más radical a ganar esta guerra (sea lo que sea  que signifique ganar para Moscú) solo hace que esta escalada tenga muy difícil solución, porque, como hemos visto hasta ahora, cada acción o victoria militar ucraniana nos lleva a un aumento de violencia por parte de Rusia, por lo que no estamos ni cerca del final del conflicto ni cerca de conversaciones de paz.

El desgaste de ambos bandos también se incrementa, aumentando las críticas de la población rusa contra su gobierno y temiendo además una movilización total de los recursos humanos y financieros rusos para intentar ganar esta guerra con Ucrania (y Occidente).

Por parte de Ucrania y sus aliados, tendremos que ver estas próximas semanas si la respuesta a Rusia se mantiene como bloque o comienzan a surgir fracturas en la alianza. De cualquier forma, Estados Unidos, Reino Unido y Ucrania parecen determinados a disuadir y vencer a Rusia, cueste lo que cueste.

Quizás haya llegado el momento para que Occidente deje de ayudar a Ucrania “solo” a defenderse de la invasión rusa y comience a ayudar a Kiev a ganar la guerra, pero esto nos acercaría de nuevo a las “líneas rojas” del Kremlin, y la vorágine de violencia y venganza por parte de Moscú se podría volver a incrementar, escalando aún más el conflicto hasta que volvamos a retomar la amenaza nuclear.