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Opinión

La OTAN y el síndrome de los Balcanes en Ucrania

Experto en migraciones y analista internacional.

Los 410 cuerpos de civiles sin vida encontrados hasta ahora en las zonas residenciales alrededor de la capital ucraniana quizás no sean las casi 8.000 ejecuciones de mujeres niños y hombres que se cometieron en julio de 1995 en la ciudad bosnia de Srebrenica, pero con el tiempo podrían llegar a serlo.

La falta de información sobre la situación de los civiles en las ciudades que controla Moscú en Ucrania, en especial Mariupol, nos hace pensar que las cifras de civiles muertos y ejecutados aumentarán considerablemente una vez las tropas rusas se retiren y se puedan verificar las víctimas, que ya a priori, son muchas.

Las bajas civiles en un conflicto armado son prácticamente inevitables, si además le sumamos que la propia ciudadanía está recibiendo armamento e involucrándose en el conflicto para contrarrestar la enormidad militar del adversario, entonces las posibilidades de civiles muertos se multiplican por mil. Pero es importante en este conflicto tener en cuenta la diferencia entre daños colaterales, crímenes de guerra, y genocidio y crímenes contra la humanidad.

A pesar de los hechos atroces que acabamos de conocer en los alrededores de Kiev, debemos ser comedidos en adjetivar estos hechos como genocidio y no como crímenes de guerra. Aunque sí es verdad que en ambientes híbridos e irregulares, donde muchos combates se producen en ciudades y pueblos, existen más posibilidades de cometer este tipo de actos despiadados.

El ejemplo más reciente en Europa de un genocidio lo tenemos en la guerra de los Balcanes, que asoló a la antigua Yugoslavia entre 1991 y 1995 y donde España estuvo plenamente involucrada. En este caso, el líder serbo-bosnio Radovan Karadzic fue condenado a 40 años de prisión por el Tribunal Penal Internacional de La Haya por genocidio y crímenes contra la humanidad durante la guerra de Bosnia.

De hecho, Bosnia Herzegovina es actualidad por los problemas internos, donde ni Federación Bosnia ni la Republica Srpska (las dos regiones federales del país) terminaron de cerrar las heridas de la guerra, debido precisamente a los crímenes de guerra cometidos por ambos bandos, y también por el horrible genocidio de Srebrenica.

Los Balcanes y Ucrania, cada vez más parecido

Aunque existen entre los dos conflictos algunas diferencias importantes de base (la religión como principal diferenciador de los Estados involucrados en el caso de los Balcanes), la actual invasión de Putin en tierras ucranianas y la guerra de Bosnia que tuvo lugar entre 1992-1995 cada vez se asemejan más, y la principal prueba de ello son los números de víctimas civiles no involucradas en el conflicto, que van aumentando de manera importante según las fuerzas rusas van abandonando el terreno donde dominaron territorio ucraniano.

Veamos algunas similitudes:

En el conflicto Bosnio, los serbocroatas bosnios, respaldados y dirigidos por el ejército serbio del presidente Milosevic suponían un gigante militar en comparación con el ejército de Bosnia Herzegovina que apenas disponía de medios y personal para defender un vasto y nuevo territorio. Esta diferencia de medios y personal llevo a la comunidad internacional a enviar armas (y en ocasiones personal) a los ciudadanos bosnios para que pudieran defender su recién formado país. También se impusieron fuertes sanciones económicas al régimen de Milosevic.

También  los serbocroatas fallaron en sus objetivos militares, pagando esa frustración con los civiles bosnios que se convirtieron en su principal objetivo. Sumando a la inoperancia militar serbia la limpieza étnica contra todos los ciudadanos musulmanes que se llevó a cabo en el conflicto entre 1991 y 1995.

Solo en Bosnia el conflicto produjo un millón de refugiados y la diáspora bosnia se calcula en alrededor de 3 millones (Bosnia Herzegovina tiene en la actualidad alrededor de 3 millones de habitantes).

Al igual que está ocurriendo en Ucrania, la comunidad internacional se sentía impotente al ser testigo del conflicto y no poder hacer nada al respecto, ya que se consideraba un asunto interno de Serbia. En este caso peor quizás, puesto que los militares occidentales de Naciones Unidas que estaban sobre el terreno no podían hacer nada que no tuviera el beneplácito de los serbios.

Cementerio musulmán en Kovaci, dedicado a las víctimas de la guerra de Bosnia.

El Síndrome de los Balcanes en Ucrania

Durante la Guerra de Bosnia, al igual que está ocurriendo en Ucrania, ni la Organización de Naciones Unidas (ONU) ni OTAN fueron capaces de poner fin al conflicto a corto plazo, permitiendo un saldo de cientos de miles de muertos y millones de refugiados y desplazados. Toda esta frustración y sentimiento de culpabilidad internacional de no haber hecho lo suficiente para evitar tamaña matanza conllevó en marzo de 1999 a los bombardeos a Serbia por parte de la OTAN para detener la matanza de albano-kosovares por parte de los militares serbios de Milosevic.

Esta actuación de la Alianza Atlántica fue muy criticada puesto que no estaba respaldada por ninguna resolución de la ONU, y además OTAN recibió denuncias por haber cometido crímenes de guerra, debido principalmente a los errores cometidos por la Alianza Atlántica en sus bombardeos (las bombas inteligentes no estaban todavía bien desarrolladas y se llegó a bombardear un hospital, entre otros)

La inundación de imágenes de civiles ucranianos muertos a las que estamos siendo actualmente expuestos por televisión y redes sociales es mucho más intensa que la que vivimos durante el conflicto de los Balcanes y, por lo tanto, la presión a la que está siendo sometida OTAN y Unión Europea para actuar de manera contundente es mucho mayor.

Lo peor, en cuanto a pérdidas de vidas humanas, está por llegar y debemos de aprender a discernir de cuáles son las consecuencias reales de una guerra, y también poder diferenciar la propaganda (por ambos lados) de la verdadera información.

Vamos a recibir noticias de agresiones sexuales a civiles, de torturas, de deportaciones forzosas y otros abusos por parte de las tropas rusas que todavía ni sabemos que han ocurrido y que tarde o temprano saldrán a la luz.

No debemos permitir que el síndrome de culpabilidad que sufrimos en la Guerra de los Balcanes precipite un error que pudiera ser catastrófico. OTAN y Unión Europea debe ayudar a Ucrania, pero sin participar en el conflicto directamente, ya que de lo contrario, victimas como las de Bucha y Mariupol las encontraremos en muchas más ciudades de Europa.

Como dijo Voltaire, "Aquellos que pueden hacerte creer absurdos pueden hacerte cometer atrocidades" y al igual que aquellos militares serbios mataban indiscriminadamente a mujeres y niños en Srebrenica siguiendo las directrices del "monstruo" Karadzic, no faltarán los militares rusos que sigan a pies juntillas los posibles delirios de grandeza de Putin y cometan más atrocidades contra la población civil en las próximas semanas.