Dr. Tomás Fernández Jaén

Opinión

La persona, su mochila y la Libertad

Especialista en Medicina del Deporte y la Educación Física en Clínica Cemtro​​​​​​​

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Mochila y Libertad.
Mochila y Libertad.

Cuando despertamos nuestra conciencia al mundo percibimos que venimos desnudos, limpios, blancos como el pliego no solo de bienes materiales sino también de experiencias, de recuerdos, de memoria vitales. Cada respirar, en cada despertar, en cada día vamos acumulando sensaciones, experiencias que van troquelando nuestra vida, nuestro Ser y nuestra libertad. Las decisiones que vamos tomando se perfilan y se modelan por las experiencias que vamos vertiendo en nuestra “mochila”, en nuestro aprendizaje, en nuestro comportamiento; los factores externos se acumulan en nuestro núcleo más íntimo, perfilando cómo nos conducimos en la vida.

En ocasiones, estas experiencias nos impulsan a un mayor grado de libertad porque somos más conscientes, porque queremos lo que decidimos; en otras, nos arrastran a decisiones más inconscientes, más irracionales, nos parecemos más al animal en su hábitat, actuamos por instinto, determinados por las experiencias que condiciona prejuicios y prejuicios, tenemos libertad de movimiento, pero no tenemos libertad con mayúsculas porque no tenemos conciencia limpia de por qué decidimos lo que queremos. La libertad sin Conciencia no es libertad, es determinismo.

Es muy  complicado tener conciencia de por qué tomamos un determinado camino y además tener la voluntad de cambiar de ruta cuando percibimos nuestro propio condicionamiento, nuestra mochila.

Es de personas libres el tener la capacidad para dejar la mochila en la cuneta a fin de tomar una decisión siendo conscientes de la situación que nos rodea y leales a nosotros mismos, sin ser perturbados por una mochila repleta de circunstancias adversas vividas, que nos pesa, nos limita el camino, nos arrastra o nos pliega al lado oscuro de la vida.

Existen tres patas del taburete de la Libertad para que la mochila no nos hunda en el fango del condicionamiento. La primera pata es la Educación, el aprendizaje, el entramiento para apartar de nuestro interior la experiencia negativa de la Vida, para pasar página y no permitir que esas experiencias emborronen nuestro Ser.

La segunda pata, la Conciencia, no del bien o del mal, de lo moral o de lo inmoral, es la conciencia en todo su esplendor, tener conocimiento y percepción de las circunstancias de uno mismo y del ambiente que nos rodea, y ante una situación adversa ser consciente de nuestra adaptación o de nuestra marcha del hábitat.

La tercera pata, y no menos importante, incluso más esencial, es la Voluntad. La voluntad para cambiar la orientación de tu vida, de tus decisiones, cuando percibes tus limitaciones, discapacidades -tu mochila-, eres capaz de cambiar el rumbo de tu vida y mantener día a día la orientación tomada. La Felicidad se adquiere al ser uno mismo coherente de cómo se es. La libertad es cara y exigente en lo individual.

Sin duda que sin Voluntad, Conciencia y Educación no es posible la Libertad. ¡Abandonemos nuestras mochilas!