Ramón C. Riva.

Opinión

Polonia evalúa entrar en guerra con Rusia en 2030

Ex militar y experto en Seguridad.

Guardar

Banderas polaca y rusa.
Banderas polaca y rusa.

La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados”, tal y como el escritor alemán Jean Paul Richter dejó escrito y, en este sentido, supongo aún quedaran nostálgicos del Pacto Varsovia. Si echamos la mirada hacia atrás recordaremos que el Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua, más conocido como Pacto de Varsovia, fue firmado en mayo de 1955 por Albania (se retiró en 1968), Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, la República Democrática Alemana, Rumanía y la Unión Soviética. En enero de 1991, 36 años después, Checoslovaquia, Hungría y Polonia anunciaron que se retirarían el 1 de julio de ese mismo año y, al retirarse Bulgaria en febrero, el Pacto se vio disuelto a efectos prácticos.

Ocho años tarde, en marzo de 1999, República Checa, Hungría y Polonia se unieron a la OTAN, mientras que Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia lo hicieron en marzo de 2004. Albania y Croacia, por su parte, lo llevaron a buen puerto en abril de 2009.

En estos 20 años, sus fuerzas armadas, que contaban con cientos de carros combate rusos (principalmente T-72), así como con aviación (Mig 21, Mig 29, SU 22, etc.), helicópteros Mi-17, Mi-35, vehículos blindados BVP, y de lo que nadie habla aún, submarinos clase Kilo (Polonia- Rumania), han ido sustituyendo o adaptando este material a los estándares OTAN.

Anteriormente, en los años 90 y 91 había desaparecido la propia URSS, lo que trajo consigo que 45.000 armas nucleares y 2.000.000 de soldados pasaran a estar controlados por Rusia (heredero legal de la URSS) o pasaran a ser controlados de facto por las repúblicas en las que se hallasen.

En aquel entonces Ucrania tenía el tercer mayor arsenal nuclear, arsenal que cedió a cambio de que Rusia respetara sus fronteras. Se trataba de respetar "la independencia, soberanía y las fronteras existentes de Ucrania” y descartar cualquier amenaza a "la integridad territorial o independencia política" del país”, tal y como firmó Rusia en el memorándum de Budapest (1994).

A la disolución del Pacto de Varsovia, su poderío militar consistía en un ejército de 6.200.000 soldados, 65.000 tanques, casi 2.000 buques y unos 15.000 aviones de combate.

Al rebajar la tensión de la “Guerra fría” más de la mitad de esas tropas se han desmovilizado, al igual que ha sucedido con la OTAN, y el armamento ha desaparecido en la misma proporción (hoy Rusia cuenta con 12.000 carros combate y 4.000 aviones).

La guerra en Ucrania, a abril de 2023, se ha convertido en "una guerra de trincheras, ataques por oleadas, artillería y elevadas bajas por ambas partes", más similar a la primera guerra mundial que a la segunda.

Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), Rusia ha perdido más de la mitad (1.200) de sus existencias en T-72, más otros 500 capturados por Ucrania, y no dispone de capacidad de reposición, obligándose a enviar lo mejor de sus existencias T-14 Armata y antiguos T-62 (ya con 50 años).

En paralelo, y en una especie de Rastro acorazado o eliminar saldos, Ucrania está recibiendo de sus países aliados, ex Pacto Varsovia, casi todos los restos “útiles”, que aprovechan para modernizar sus fuerzas armadas. Un país –Polonia- y una empresa checa, Excalibur Army, son el mejor ejemplo.

En un articulo anterior, calculábamos en unos 700 carros combate, los que ya está recibiendo Ucrania en dos grandes bloques: 200 occidentales –desde los más antiguos Leopard 2 A4 españoles a los 31 Abraham USA- y algo más de 500 del antiguo bloque soviético (sobre todo T-72).

Paralelamente al apoyo internacional a Ucrania, la industria armamentística y la política de Estados Unidos están aprovechando el conflicto para potenciar su presencia en los países más fronterizos con Rusia.

Polonia es el número uno en esta carrera. En marzo, con el apoyo de todos los partidos, aprobó duplicar el tamaño de su ejército hasta los 300.000 soldados. A finales de 2030, Polonia cree que tendrá más tanques en servicio que los que suman Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Bélgica y Países Bajos.

Los nuevos carros de combate sustituirán a los T-72 postsoviéticos y a los Leopards 2PL alemanes, en vías de envío a Ucrania. Los contratos de compra de armamento incluyen la adquisición a EE.UU. de 32 aviones de combate F-35 y 48 aviones FA-50 (surcoreano) para sustituir a los 26 MIG 29 (ocho ya anunciados) y quince SU-22, que quiere entregar a Ucrania.

Dia a día, la invasión rusa a Ucrania se está convirtiendo –a efectos de material guerra- en un Rastro bélico de material ex Pacto Varsovia contra material ruso, en un criminal desgaste de bajas humanas y materiales que aguarda la llegada de moderno material occidental para desequilibrar balanza, y que sirva para recuperar más territorio ucraniano a pesar de la incógnita de la aviación y de las fuerzas navales, que posiblemente sean el siguiente escalón.

El propio Gobierno de Varsovia considera seriamente la posibilidad de que acabará entrando en guerra con el vecino del Este "en los próximos 3 a 10 años". Y no lo digo yo, pues quien lo ha asegurado es el viceministro polaco de Defensa, Marcin Ociepa. Para ese escenario, esperan encontrar una Rusia desgastada militarmente y sin ganas de “pelea”, así como a los países que hacen frontera con Rusia y Bielorusia preparados con el top de la Industria Defensa de Estados Unidos.