El crimen organizado desangra a la democracia mexicana

El asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz, personas cercanas a la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Clara Brugada, ha noqueado al país.

Oscar Ruiz -Escudo Digital.

Experto en migraciones y analista internacional.

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Ximena Guzmán y José Muñoz eran parte del equipo cercano de la alcaldesa Clara Brugada. Foto: Facebook.
Ximena Guzmán y José Muñoz eran parte del equipo cercano de la alcaldesa Clara Brugada. Foto: Facebook.

Para entender la gravedad de la situación, basta con mirar los números: en 2024, México registró un promedio de 70 homicidios por día. Entre enero y noviembre, 39.631 personas fueron asesinadas. Casi ninguna región del país está exenta.

El crimen que dejó a un país en shock

El reciente asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz, dos personas cercanas a Clara Brugada, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, ha dejado al país en shock. Ocurrió el 20 de mayo de 2025 en plena capital, y más allá del impacto inmediato, el atentado dejó en evidencia algo que ya muchos temían: el crimen organizado no solo sigue activo, sino que se ha vuelto más audaz, preciso y peligroso para las instituciones del país.

La principal hipótesis apunta a una represalia del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), tras recientes golpes a sus líderes en la capital mexicana. Lo que alimenta esta teoría es la forma en que se ejecutó el crimen: rápida, sin dejar rastro y sin advertencias previas, lo que sugiere que las víctimas eran objetivos por su rol clave dentro del Gobierno local, no por motivos personales.

¿Por qué matan en México? Las causas detrás de la violencia

Los homicidios en México no responden a una sola causa. Detrás de cada caso hay una historia, pero muchas veces los motivos se repiten.

Crimen organizado

Gran parte de los asesinatos están vinculados a cárteles que pelean por el control de territorios y actividades ilegales, como el narcotráfico, la extorsión o cobro de piso. Cuando el crimen organizado entra en juego, la violencia suele ser brutal y sistemática.

Violencia política

Ser político en México puede costarte la vida. Muchos asesinatos están relacionados con disputas por el poder local, intentos de someter a Gobiernos municipales o castigos por enfrentarse a grupos criminales. En zonas controladas por el narco, la política se vuelve un campo minado.

Venganzas personales

No todo tiene que ver con el crimen organizado. Hay homicidios que nacen de conflictos familiares o personales: una pelea, una deuda, un viejo rencor. Son casos menos sistematizados, pero igual de trágicos.

Feminicidios

La violencia contra las mujeres sigue siendo una herida abierta en el país. Muchas son asesinadas por razones de género, en un entorno donde el machismo, la impunidad y la falta de protección las deja vulnerables. A pesar del repunte en la atención pública, las cifras siguen siendo demasiado altas.

La violencia contra políticos es solo una parte del problema, pero refleja el nivel de deterioro institucional. Donde el crimen manda y la justicia no llega, la política deja de ser una vía para servir y se convierte en una actividad de alto riesgo.

Conferencia de Clara Brugada, jefa de Gobierno de CDMX. Foto: Gobierno de CDMX.
Conferencia de Clara Brugada, jefa de Gobierno de CDMX. Foto: Gobierno de CDMX.

Impacto político y social

Este último asesinato tiene implicaciones mucho más profundas que las dos vidas perdidas, mostrando al mundo hasta qué punto el crimen organizado puede operar con libertad en la ciudad más importante del país, y cómo de vulnerables son incluso los funcionarios de más alto perfil.

Quizás lo más preocupante no es solo la violencia de este crimen, sino la forma y el lugar en que ocurrió: en una avenida transitada, en plena luz del día, y sin que nadie pudiera anticiparlo. Esto cuestiona la capacidad de las instituciones para proteger a sus propios miembros y a la ciudadanía en general.

En un año electoral y con la atención pública puesta sobre la seguridad, este ataque puede modificar el rumbo de las políticas públicas en la capital. También pone presión sobre las autoridades para responder con firmeza y demostrar que tienen control sobre la situación.

Cómo opera el crimen organizado

Al igual que mejora la preparación y técnicas de las fuerzas de seguridad mexicanas, el crimen organizado también utiliza técnicas más refinadas y ya no solo se trata de matar y correr.

El atentado contra Guzmán y Muñoz no fue improvisado y refleja un patrón bien conocido en el modus operandi del crimen organizado en México:

  • Inteligencia y vigilancia previa. Los grupos criminales estudian durante días o semanas las rutinas de sus objetivos. Buscan vulnerabilidades, patrones repetidos, lugares sin vigilancia. Es en esta fase donde se debe detectar a los criminales con técnicas de contrainteligencia y contravigilancia, para evitar el crimen mucho antes de que suceda.
  • Vehículos robados o clonados. Para evitar ser rastreados, usan autos con reportes de robo o modifican los números de serie.
  • Coordinación por roles. No actúa una sola persona. Hay quien dispara, quien vigila, quien maneja, quien limpia la escena. Cada rol está ensayado.
  • Ataques rápidos y calculados. Todo ocurre en cuestión de segundos. No hay margen para el error ni espacio para testigos.

Este nivel de organización demuestra que no se trata de grupos improvisados, sino de estructuras con formación táctica, recursos y capacidad de infiltración.

Lo que este crimen nos obliga a pensar

La muerte de Ximena Guzmán y José Muñoz expone un problema estructural que va más allá de una administración o un partido político: el crimen organizado ha aprendido a moverse dentro del sistema y, en muchos casos, a burlarlo.

Proteger a funcionarios públicos no ya es solo cuidar personas, es cuidar instituciones, estabilidad, democracia. Al final, la respuesta debe ser integral, o sea, un conjunto de inteligencia, tecnología, prevención y voluntad política. De lo contrario, no será el último ataque que haga tambalearse a los cimientos de la democracia mexicana.

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