¿Podrá nuestra generación vivir 1.000 años o incluso ser inmortal?

Analizamos los hallazgos, la tecnología y los pronósticos más audaces que se están desarrollando en el ámbito de la biotecnología y la inteligencia artificial para incrementar la longevidad humana, así como la calidad de vida de los adultos mayores.

Pedro Fernaud

Periodista

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Gracias a los avances en la biomedicina y la inteligencia artificial se empiezan a vislumbrar escenarios de una elevada longevidad, e incluso inmortalidad, para el ser humano del futuro. Imagen de Ottonbro para Pexels
Gracias a los avances en la biomedicina y la inteligencia artificial se empiezan a vislumbrar escenarios de una elevada longevidad, e incluso inmortalidad, para el ser humano del futuro. Imagen de Ottonbro para Pexels

Como explica agudamente Juan Luis Arsuaga, científico y paleontólogo español, al escritor Juanjo Millás en el libro ‘La muerte contada por un sapiens a un neardental’ (ejemplo de cómo el rigor y la divulgación científica no están reñidas con el ingenio y el humor), una cosa es la esperanza de vida (que es el promedio de años que viven las personas de una comunidad) y otra la longevidad (que es la duración de la vida en un individuo específico). En este reportaje, centramos la cuestión en cuál es la longevidad que podrá desarrollar una persona de nuestro tiempo gracias a los avances en biotecnología que se están desarrollando en la actualidad. 

Horizonte de senectud del ser humano para el año 2050 

Según el informe sobre envejecimiento de la población de Naciones Unidas, elaborado en 2019, en 2050 una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años. En esa línea, se prevé que el número de personas de 80 años o más se triplicará: de manera que pasará de los 143 millones que había en 2019 a 426 millones que presumiblemente existirán en 2050. Traducido a nuestra realidad más cercana: en Europa, en 2050, habrá 149, 2 millones de personas con 65 o más años

De qué manera la tecnología está mejorando la calidad de vida de nuestros mayores 

Sea como fuere, el reto es (y será) cómo se articulan unos cuidados y un estilo de vida dignos para nuestros mayores, cuya atención también representa un reto en términos económicos. “Los 40 millones de cuidadores familiares no remunerados de EE. UU. no son solo un pequeño problema”, considera Keith Camhi de Techstars, que dirige Techstars Future of Longevity Accelerator en asociación con Pivotal Ventures, de Melinda Gates. “Hablamos de una parte clave de nuestro sistema de atención médica, que no se debe desdeñar sólo porque todos lo hacen de forma voluntaria”, remacha esta experta. 

Diversos estudios, como este de AARP, una ONG estadounidense sin ánimo de lucro que atiende las necesidades e intereses de las personas mayores de 50 años, constantan que la inmensa mayoría de las personas con más experiencia vital prefieren vivir en casa durante el último tramo de su existencia. De ahí la importancia de diseñar instrumentos con las nuevas tecnologías que faciliten su vida. En esa vertiente funciona ElliQ, un asistente social que combina robótica e inteligencia artificial para ayudar a sus usuarios a conectarse con su familia de la manera más sencilla, al tiempo que les permite disfrutar de toda clase de contenidos digitales sin las habituales barreras de acceso. Además, hace sugerencias sobre actividad física y recuerda si es la hora de tomar un medicamento, entre otras utilidades. En Escudo Digital también te hablamos recientemente de esta herramienta de IA que hace más grata la vida a los abuelos con problemas de memoria, y te hemos informado así mismo de una serie de dispostivos que hacen más agardable y funcional la vida de las personas mayores

Otro ejemplo inspirador de ayuda a las personas longevas es el proyecto Aquatime, financiado por la Unión Europea, y en el que participa la fundación extremeña Fundesalud. “El proyecto aborda el problema de la deshidratación, que es importante sobre todo para gente con un deterioro cognitivo leve o moderado, ya que puede derivar en problemas hospitalarios que suponen luego costes para el individuo y la sociedad”, explica Jonathan Gómez, jefe del área de coordinación científica de Fundesalud. Su equipo se ha encargado de testear un vaso inteligente que emite señales lumínicas y sonoras para recordar al usuario que debe beber, al tiempo que monitoriza vía móvil los datos de ingesta y envía alertas a su médico o cuidador desde la plataforma cuando detecta que no es la adecuada. “Tanto los usuarios, como sus médicos y sus familiares vieron beneficios al dispositivo”, señala Gómez sobre Aquatime a la Fundación Bankinter

El transhumanismo o cómo la inteligencia acerca la inmortalidad al ser humano 

El reto, en suma, es que el ser humano viva más tiempo y con mayor calidad de vida (según la ONU, la esperanza de vida actual a escala mundial es de 72 años y Japón tiene la mayor esperanza de vida, con 84,67 años -España ocupa el cuarto lugar del ranking, con una expectativa vital de 83,6 años-). De ese tiempo promedio de existencia, los científicos han cifrado que el 20% final se vive con unas condiciones modestas de salud y calidad de vida. Frente a esa realidad actual, la transhumanización (un movimiento intelectual que aspira a mejorar las capacidades de la especie humana en todos los sentidos: físico, psíquico e intelectual) postula que la muerte es un problema técnico, al alcance de la tecnología. En ese sentido, Raymond Kurzweil, ideólogo principal del transhumanismo y Director de Ingeniería de Google, cree que pronto habrá un salto en la evolución, un acelerón en la superinteligencia porque cada nuevo cerebro artificial será capaz de crear otro aún más potente y ese desarrollará otro aún más afinado y así sucesivamente hasta desembocar en su planteamiento de la singularidad: la ley de movimientos acelerados, un avance exponencial de las tecnologías que conducirá en 2045 a la singularidad tecnológica

En este escenario, afirman los científicos adscritos a esta manera de interpretar la realidad, se alumbrará la posibilidad de la inmortalidad. El ingeniero José Luis Cordeiro, miembro internacional de la World Academy of Art and Science (WAAS) y director ejecutivo de la Red Iberoamericana de Futuristas, lo explica así: “La muerte será una opción, no un destino”. Para luego matizar que “esta es la revolución más grande de la historia de la humanidad, nada se compara con la muerte de la muerte, nosotros estamos entre la última generación humana mortal y la primera generación humana inmortal". En ese sentido, la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), María Blasco, vislumbra el siguiente escenario "Quizás en un futuro, a lo mejor no inmediato, podríamos ser menos y ser una raza, una especie más longeva, ser menos y mucho mejores". 

No tan optimista ni elitista se muestra Antonio Dieguez, catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Málaga, quien cree que el envejecimiento se podrá revertir a corto plazo, pero que la inmortalidad no está a la vuelta de esquina, "ni mucho menos". En esa línea, Diéguez expresa su escepticismo de que "una sociedad compuesta de seres humanos biomejorados sea una sociedad mejor. La promesa del transhumanismo no tiene mucha base científica, aunque sí podremos detener o ralentizar el envejecimiento hasta incluso revertirlo en un futuro más lejano". "Por el momento, lo que hay son estudios en animales como ratones y monos y algunos ensayos clínicos en humano en los que se han descubierto cómo con el mejoramiento genético se puede rejuvenecer a los ratones".

El valor de la emergente industria enfocada en la longevidad 

Como se explica en este interesante artículo de Tech Crunch, los analistas estiman que el mercado para "retrasar la muerte humana" podría representar un valor de hasta 610 mil millones de dólares en 2025. Christian Angermayer, cofundador de Cambrian BioPharma y Rejuveneron, y con un papel clave en Apeiron Investment Group, enfocadas en la expansión de la longevidad, discrepa de esos planteamientos. “Esta es una cifra imaginaria, sin sentido, que está compuesta casi en su totalidad por la industria de cosméticos y suplementos”, y considera que “la industria para retrasar la muerte humana es cero, porque no hay productos en el mercado que se haya demostrado que retrasan el envejecimiento. Una vez que los primeros se prueben en un ensayo clínico, esperamos que pasen de cero a una industria de un billón de dólares en una década. Será así de rápido”. De esa misma opinión es el socio de JME Ventures, Samuel Gil, para quien las oportunidades de longevidad son “infinitas”. “El sector está comenzando tan sólo a desarrollarse en el momento actual y se infiltrará en todos los aspectos de nuestra vida en los próximos cinco a 10 años”. 

Los diferentes perfiles que abre el desafío de la longevidad 

Uno de los socios de JME Ventures, Samuel Gil, considera que “hay múltiples enfoques para resolver problemas vinculados con la longevidad de grupos muy heterogéneos, con diferentes requisitos. Dilemas como duración de la salud frente a duración de la vida, longevidad de las mascotas frente a la de los humanos, biotecnología frente al bienestar, personas mayores frente a los jóvenes, dependencia frente a la autonomía, prevención frente al tratamiento; por no hablar de factores como análisis, educación, infraestructura”.

Según el autor del boletín LongevityMarketCap, Nathan Cheng, y su socio en Healthspan Capital, Sebastian Brunemeier, las nuevas empresas que trabajan en la intersección de la biotecnología y la longevidad aún podrían sumar más capital. “Todo el campo de la longevidad está subfinanciado en relación con otras áreas de la biotecnología y la inversión privada”, afirman. “Esperamos que pasen otros cinco años más o menos antes de que la biotecnología de la longevidad entre en la conciencia general de los inversores”.

Existen varias razones por las que la longevidad aún no atrae más fondos. Estas reservas tienen que ver con dilemas sobre la ética, las implicaciones ambientales y la sobrepoblación que podrían representar esos avances, más que con el hecho de revertir el envejecimiento.

¿Está viviendo ya entre nosotros la primera persona que vivirá 500 o incluso 1.000 años? 

"Hay una alta probabilidad de que la primera persona que viva hasta los mil años ya haya nacido", dice Aubrey de Grey, gerontólogo biomédico y uno de los principales defensores de la investigación que utiliza la genómica para explorar la longevidad. Él y la Fundación de Investigación SENS (de la que es cofundador) centran su misión en vencer el envejecimiento mediante la respuesta médica a los daños. Para calibrar lo acertado de su planteamiento, reseñamos a continuación algunas de las empresas que trabajan en la vanguardia de la ampliación de la longevidad humana. 

Algunos de los proyectos más prometedores centrados en aumentar la longevidad 

  • Altos Labs: el reto de reprogramar las células. Fundada en 2021 y financiada por multimillonarios como Jeff Bezos (ex director general de Amazon) y Yuri Milne. Este proyecto está reclutando algunos de los mayores expertos a escala planetaria en revertir la vejez, como el biólogo español Juan Carlos Izpisúa Belmonte. Su objetivo final es reprogramar las células y, en última instancia, prolongar la longevidad humana.
  • Calico Labs: desarrollode intervenciones que permitan a las personas vivir más tiempo y con más salud. Se trata de, probablemente, una de las empresas de longevidad más conocidas de Silicon Valley. Fundada en 2013 por Google, con una inversión inicial de 2.500 millones, Calico Labs se presenta como una empresa de I+D antienvejecimiento. Su misión es "aprovechar las tecnologías avanzadas para aumentar nuestra comprensión de la biología que controla la vida útil". 
  • Longevica es una startup de carácter biotecnológico y científico. Su principal objetivo es encontrar los mecanismos para alargar la longevidad humana. Para ello, han pasado más de una década estudiando a 20.000 ratones hembra longevos para encontrar compuestos farmacéuticos relacionados con la prolongación de la vida. Longevica trabaja ahora en la elaboración de complementos alimenticios y medicamentos para ofrecer al gran público, de manera práctica, sus descubrimientos. 

De momento, primeras evidencias de que podríamos llegar a vivir 500 años 

De lo que que sí hay constatación a día de hoy es que científicos norteamericanos y chinos han identificado vías celulares sinérgicas para la longevidad que amplifican la vida cinco veces en el nematodo Caenorhabditis elegans (C. elegans), utilizado como modelo de investigación en biología molecular y de desarrollo, incluyendo el envejecimiento humano. Según uno de los científicos de este proyecto, el aumento en la esperanza de vida que comportaría la aplicación práctica de sus hallazgos sería el equivalente de una vida humana durante 400 o 500 años. La investigación se ha llevado a cabo en el Laboratorio Biológico MDI (EE.UU) y en la Universidad de Nanjing (China). En este enlace de la revista Cell Reports se puede profundizar en los resultados deparados por el experimento. 

Sea como fuere, parece cuestión de tiempo que nos internemos en un escenario de elevada longevidad e incluso inmortalidad, si no median accidentes. Quizá nosotros no lo presenciemos, pero sí nuestros hijos, sobrinos o nietos. Será un mundo poblado por cyborgs (seres humanos en los que la faceta orgánica será potenciada por la tecnología). La gran pregunta para entonces será si habremos encontrado un propósito común como especie, un horizonte de desarrollo conjunto, donde sea más importante la esperanza (y calidad) de vida de toda la comunidad humana, o si se impondrá una visión supremacista de la existencia, donde la longevidad será disfrutada por unos privilegiados…