Ciberdependencia y caos: ¿Estamos al borde de un brote de neoludismo?

Los cambios que vive nuestra sociedad no están dando tiempo a que gran parte de la ciudadanía mundial se adapte a nuevos usos y costumbres, mientras crece el miedo por los ciberataques. Escudo Digital ha hablado sobre ello con expertos y profanos.

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ciberdependencia
ciberdependencia

Desaparecen las oficinas bancarias a ritmo vertiginoso. Aumenta la desconfianza hacia el sistema financiero. Los sindicatos se quejan de que en algunas oficinas bancarias los empleados tienen miedo de ir a trabajar por miedo a ser agredidos por clientes indignados... Los ciberataques pillan desarmados a personas mayores y no tan mayores, y en las tiendas y establecimientos dedicados a la informática nos cuentan que crece la tendencia a pedir ordenadores absolutamente bloqueados para internet.

Un alto porcentaje de la ciudadanía está empezando a usar el efectivo por considerarlo el último reducto de libertad en una sociedad cada vez más globalizada, donde el Estado y las multinacionales, gracias a la tecnología, pueden controlar absolutamente todo, desde nuestro historial  médico hasta dónde gastamos el dinero.

neoludismo
Imagen alusiva al neoludismo.

¿Estamos asistiendo a un nuevo movimiento como el ludismo? Los luditas eran un movimiento encabezado por artesanos ingleses en el siglo XIX, que protestaban entre los años 1811 y 1816 contra las nuevas máquinas que destruían el empleo. Una de las acciones por las que se les conoce más era la quema masiva de telares.

Aunque la situación no es la misma, ya se habla hasta de si los robots deben cotizar a la seguridad social. Hemos hablado con cinco personas, algunas de ellas expertas en tecnología y ciberseguridad y otras que nos cuentan cómo este proceso les afecta en su día a día.

Les hemos formulado las mismas cinco preguntas. Y sus respuestas nos dan algunas pistas sobre cómo unos y otros percibimos este gran cambio, cómo nos estamos adaptando, si hay razones para tranquilizarnos o preocuparnos, cuáles son sus ventajas y nuestros temores , si estamos consiguiendo cerrar la brecha digital o si, por el contrario, esta necesita cada vez más puntos de sutura.

Ellos son Alejandro Fernández-Cernuda, director de Participación Activa y Programa de Infraestructuras de Internet en la Global Cyber Alliance (GCA), así como colaborador de ISMS Forum; Adoración Barquero, maestra jubilada, de ochenta años, residente en El Puerto de Santa María; Fernando Cocho, experto en inteligencia y Ciberseguridad, quien imparte la asignatura de "Amenazas del siglo XXI" en el Máster en Humanidades de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR); Sonia García, cartagenera de 21 años, estudiante de Pedagogía, y Ángel Bahamontes Pardo, presidente de la Asociación Nacional de Tasadores y Peritos Judiciales. 

¿Están preparadas las instituciones públicas y privadas mundiales para delegar la economía y la sociedad en la tecnología? 

Alejandro Fernández Cernuda:

Preparadas o no, creo que es algo que ya está ocurriendo y es imparable. La tecnología permite hacer esa transición con seguridad, y hay un conocimiento lo suficientemente alto de los riesgos tecnológicos y no tecnológicos que rodean el proceso como para diseñar garantías y remedios eficaces, al menos a escala nacional. A escala internacional, los españoles tenemos la suerte de pertenecer a la Unión Europea, una auténtica potencia normativa que es capaz de rediseñar las reglas del juego a escala mundial. Es un poder real, y, por suerte, la UE está cada vez más dispuesta a ejercerlo.

Adoración Barquero: 

No, las instituciones mundiales  no están preparadas, aquí cada uno va a su bola y a su interés. Los avances tecnológicos han significado un paso adelante muy grande en la sociedad, pero no sirven para todo. Y además es necesario que haya más gente que quiera y sepa manejar la tecnología en condiciones. 

Fernando Cocho:  

Desde el punto de vista teórico y metodológico es posible que se esté a un porcentaje de lograr éxito en la aplicación de un 60%. Desde el punto de vista práctico y de concienciación social, comunicación, sistemas de respuesta, planificación de incidentes, acuerdos multilaterales para compensar diferentes ritmos, confluencia de intereses, etc.. es evidente que No, y que queda mucho por hacer. Hay diversos niveles y avances, y la brecha entre países y dentro de los mismos entre niveles sociales aún muy acusada, e incluso se dará “un proceso de exclusión” nuevo que generará una subclase, no solo económica sino social y política. Los no representados, por diversos factores, crecen a mayor ritmo que los que se “logran subir al tren”.

Sonia Echevarría

Yo creo que sí, cada día más profesionales que se dedican a este sector y están muy bien formados.

Ángel Bahamonte Pardo:

Políticos y tecnólogos son incompatibles. En la política para progresar tienes que aceptar la disciplina del partido, en tecnología para progresar tienes que estudiar, innovar y ofrecer soluciones.

¿Cree que la ciudadanía está en condiciones de afrontar el proceso de digitalización, dejando de lado los procesos que hasta ahora han sido habituales?

Alejandro Fernández Cernuda:

Sí. La digitalización no es un fenómeno que nos ha caído del cielo: es un proceso social y económico en el que podemos y debemos intervenir. La ciudadanía debe afrontarlo de forma activa y responsable, implicándose como parte protagonista del cambio. Las instituciones, por su parte, deben facilitar mecanismos para que el cambio se realice en condiciones de igualdad e inclusión: es esencial evitar que surjan nuevas brechas o que no se ponga remedio a las existentes. Y no hablo solo de diferencias sociales sino también de cuestiones como la edad, el acceso a infraestructuras de calidad o la vulnerabilidad frente a posibles delitos o abusos.

Adoración Barquero:

No, la ciudadanía está capacitada solo hasta cierto punto. Hay personas que pueden adaptarse, y hay otras que de ninguna manera. Hablan y hablan  y hablan y se dan mucho aire los que defienden esta tesis, pero no. 

Fernando Cocho:

En absoluto. Al final se funcionará a base de estrés y “correr” para no quedarse fuera con un esfuerzo mayor por parte de la ciudadanía, generándose bolsas de descolgados digitales, y gente excluida. Las empresas han tardado mucho en invertir en estos procesos y a su vez “no tienen concepción de riesgo calculado”, por lo que las apuestas y cambios tendrán que hacerse más rápido con la consiguiente tasa de error o de desviación/desajuste.

Sonia Echevarría:

Sí, el ser humano tiene una capacidad muy grande y cada vez aprende con más facilidad a utilizar las nuevas tecnologías.

Ángel Bahamontes

La sociedad aguanta los cambios, referentes, el cambio de divisa de la peseta, el nuevo código de circulación, las medidas de la pandemia…. La digitalización es necesaria para progresar en el mundo laboral y profesional, siendo la ciberseguridad una materia de obligada lectura desde el colegio. No es normal que para conducir tengamos que hacer un curso, para tener un arma ajustarnos a unos protocolos, incluso para tener un perro, hay que hacer un curso y para manejar un terminal móvil o un ordenador con los que se puede matar alterando la señal de un marcapasos o robar una entidad no haga falta nada de nada. Estamos dejando en el Ciberespacio un escenario donde el que más sabe se aprovecha del menos documentado.

neoludismo 2
neoludismo 2

¿El aumento de la desconfianza hacia la tecnología, por temor a estafas y/o ciberataques, puede alimentar un movimiento neoludista?

Alejandro Fernández Cernuda:

Siempre ha habido movimientos reaccionarios, y siempre los habrá: forma parte de la naturaleza humana y hasta es necesario. De todas formas, insisto en la inexorabilidad del cambio, más que nada porque el cambio ya se ha producido. Hace ya bastante tiempo que las llamadas nuevas tecnologías peinan canas.

Sin embargo, y eso es algo que parece haberse activado tras la pandemia y me parece muy interesante, cada vez hay un uso más consciente de la tecnología. Me explico: cada vez hay más gente que sabe aplicar apagones selectivos, elegir cuándo y para qué quieren usar la tecnología. Lejos de lo que pretende Mark Zuckerberg, creo que vamos a un futuro en el que disfrutaremos más del derecho a la desconexión. Y eso me parece maravilloso, porque -no lo olvidemos- la tecnología debe estar siempre a nuestro servicio, no al revés.

Adoración Barquero:

No creo que vaya a haber un movimiento neoludista. Se va a intentar crear ese movimiento, pero no va a triunfar. Ya lo verás... La gente no es tan brava como en el siglo XIX. ¿Si nos estamos adaptando a las tecnologías? Pues no del todo, presumimos pero no lo hacemos, ese es incluso mi caso. 

Fernando Cocho:

Sí, ya está ocurriendo en países como USA, Reino Unido, Francia, Dinamarca… de diferentes rasgos y con muchas “aristas o peculiaridades”. Pero estos “foros” y agrupaciones cada vez se dan más, sobre todo por los excesos políticos en épocas pasadas, por el cansancio institucional, por la sensación de no representación… Algo similar con los anti vacunas de Covid-19. El problema vendrá cuando esta gente sienta que su “futuro o sus salidas” están coartadas… pueden surgir elementos o grupos violentos que ejerzan acciones directas o sabotajes.

Sonia Echevarría 

Sí, están habiendo demasiados ciberataques, y las noticias causan preocupación. La gente tiene acceso a la información y se asusta, hay gente que puede querer volver a métodos tradicionales para todo, por miedo más que por añoranza.

Ángel Bahamontes Pardo 

Esto es transitorio, pero el legislador tendrá que actualizarse, los gobiernos contar con profesionales y expertos, los profesionales de la Administración de Justicia tendrán que cambiar muchas cosas y entonces la sociedad confiará en los poderes actuales. No se puede ver un informe de fiscalía con 23.000 denuncias por delitos informáticos y comprobar solo 576 casos que acabaron en sede Judicial. Las demás, al no poder identificar al atacante, acaban en la papelera. El gobierno está obligado a garantizar todos los derechos a los ciudadanos y solo tenemos cubiertos los analógicos, empresas y sociedad en general. Cuando tenemos un incidente tecnológico o tenemos dinero para contratar a un abogado y a un perito informático o sabemos que lo tenemos perdido. Esa es la triste realidad.

¿Estamos preparados para hacer frente a los riesgos de un apagón mediante soportes alternativos? 

Alejandro Fernández Cernuda:

Deberíamos estarlo, porque es un riesgo que siempre está ahí. Hay sectores críticos en los que esa preparación es obligatoria, y, de hecho, deben realizar simulacros y ejercicios de continuidad de negocio periódicamente. Por suerte, vivimos en un entorno hiperregulado, el europeo, que, con la nueva directiva NIS2, irá hacia niveles de control aún más estrictos y extensos. Eso es todo positivo, pero también nos debería poner sobre alerta: no se trata de cumplir con listados enormes de requisitos, normas y condiciones sino más bien de incorporar los principios que subyacen en ellos a nuestra cultura empresarial… y hasta social. Estoy convencido de que saber entender esos principios, convertirlos en estratégicos y buscar la excelencia en su cumplimiento -más allá de repasar una cartilla o buscar un aprobado justo- acabará convirtiéndose en una ventaja competitiva.

Austria forma a sus ciudadanos para afrontar un apagón.
Austria forma a sus ciudadanos para afrontar un apagón.

Adoración Barquero:

Conocí el de Nueva York, y de eso hace mucho. Pero en estos  momentos no estamos en condiciones. Sería un "tócate las narices y no corras". La gente ya no sabe hacer las cosas que se hacían cuando no había ni luz ni agua corriente. Esos saberes y conocimientos de nuestros padres se han perdido. Solo la gente de los pueblos se sabría adaptar. Es gente ya mayor que ha visto cómo sus padres iban a lavar al río, o usaban velas y candelas, y saben incluso hacerlas. Pero es que hasta gente de pueblos como Ayllón, de donde era mi marido, sabían cómo desenvolverse en esas condiciones, pero ahora ya no. La gente con esos conocimientos o ha muerto o queda muy poca. 

Fernando Cocho:

No, las infraestructuras no se montan en una semana. Y las que hay no están dimensionadas, porque entre otras cosas dimensionar los riesgos basados en el miedo o la percepción de escasez es muy complejo.

Los soportes alternativos pueden “sostener” un tiempo las infraestructuras más vitales, pero no de forma extensa en el tiempo. Y estos soportes alternativos también tienen sus problemas de implantación o sobre explotación: los aerogeneradores perturban las migraciones de las aves, las placas solares provocan un calentamiento del terreno y también el aumento de la tasa de humedad…

Sonia Echevarría 

No, en absoluto, no estamos preparados.

Ángel Bahamontes Pardo 

Esto es otro globo sonda del sometimiento de una sociedad. La mente humana puede con eso y con más, pero al igual que se detecta el talento detectamos una falta de empatía con los gobernantes que piensan que somos ovejas y confunden educación con sumisión.   

 

¿Se siente cómodo/a con los cambios que está viviendo por el uso de la tecnología: pagos sin dinero, aplicaciones de pago digital, relaciones sociales y personales por app, teletrabajo?

Alejandro Fernández Cernuda:

Mucho. Siempre que surge alguna posibilidad tecnológica nueva me gusta explorarla y decidir si la incorporo a mi vida o no. También me interesan muchísimo los nuevos fenómenos -sobre todo creativos- de las generaciones que vienen pegando fuerte detrás de la mía: el vértigo de no entender, de darte cuenta de que te estás desfasando, me parece fascinante.

Ahora bien, puestos a hablar de brechas generacionales, también juego con ventaja: aparte de llevar años de práctica (he teletrabajo durante la mayor parte de mis 25 años de vida laboral, por ejemplo), pertenezco a la generación para la que está diseñada la mayoría de la tecnología de consumo, y eso se nota.

Espero que, en un futuro no muy lejano, esa comodidad que yo siento personalmente sea extensiva a otros grupos de edad. Si no, la digitalización habrá sido un fracaso. Por suerte -y quizá como consecuencia de la especial sensibilidad de las nuevas generaciones-, hay señales muy positivas de cambio.

Adoración Barquero 

No me gustan, pero me vienen muy bien. Yo ahora mismo me manejo muy mal y soy muy torpona, y salgo, y voy  y vengo, pero ahora mismo para cogerme el autobus y tener que ir al banco, que es donde tengo que hacer una transferencia o una gestión, tengo que ir en taxi. Si lo hago desde mi casa, que encima no lo hago yo, es más cómodo. También compro con la tarjeta en determinados sitios, pero tienen que ser sitios que me merezcan confianza. En los demás sitios es mi hija la que lo hace todo. Ni yo ni ella nos fiamos del todo. No tenemos Bizum ni nada más. Tengo mi tarjetita del banco y dinero para pagar en mano. Sinceramente, no tengo ganas de aprender nada más. Tengo unos hijos de los que me puedo fiar. No quiero tampoco que desaparezca el dinero en efectivo, me gusta coger mis 15 euros y bajar a la farmacia a comprar algo y que me regalen mascarillas, me gusta que me den el cambio. No creo que se consiga acabar con el fraude fiscal acabando con el dinero en efectivo. La gente seguirá defraudando y se buscarán otros métodos, ya sea con criptomonedas o lo que sea. No hay más que ver la sentencia de absolución de fraude fiscal relacionada con La Catedral del Mar. Y ahora quiero hacer un inciso, si no aprendo más no es solo por pereza. Yo soy maestra retirada porque sufro "retinosis pigmentaria", y las apps no están diseñadas precisamente para invidentes o personas con visibilidad reducida, como es mi caso. Y a los que las diseñan, si tienes mano, diles que prueben con los ojos cerrados a hacer una transferencia, a ver quién es el guapo. Yo al banco suelo ir a ver el saldo, no consigo hacer una transferencia, se anula antes de que pueda meter ningún dato y, si lo consigo, tengo que autorizarlo con la clave que me llega al móvil. Mientras consigo ver el código y meter los números... Se pasa el tiempo de validez  y vuelta a empezar. Y eso sin contar que si das con que lo que están alrededor pueden mirar tu número de tarjeta. Yo a los que hacen las apps les diría que se pusieran en la piel de todo el mundo. A mí no se me da mal del todo, pero esto está lleno de personas mayores que no se aclaran con la tarjeta, como para aclararse con las apps del banco. Lo de comprar por Internet solo hace falta un poco de interés para aprender. Pero hay gente que no tiene ni idea de tecnología, y vive sola, y le cuesta trabajo sobrevivir en estos tiempos. 

Fernando Cocho

No, porque muchas se están improvisando y haciéndose sobre la marcha en lugar de haberse programado durante un tiempo razonable, para testarlas y corregirlas en aras de una mayor eficiencia. También los modelos de respuesta social y económica o de asistencia tanto social como de representación política/sindical, no están dando respuestas del siglo XXI, siguen en el modelo de XIX.

La cultura de seguridad económica y las relaciones privadas y sociales no se puede crear en menos de dos años y la capilaridad o penetración es, y será, un problema en la implantación de esas tecnologías. Con lo que habrá que forzar una mejor y más eficiente relación entre asistentes y asistidos. Seguimos pensando en paradigmas de pago, sistemas económicos y de relaciones sociales ajenos a la “lógica” propia del discurso tecnológico y económico.

La educación es deficiente en todos los estratos y los problemas de la mala gestión, social, emocional y sus resultados, lo que está haciendo es que se acrecientan por la vulnerabilidad del tejido social y por el temor a las implicaciones legales y económicas.

Sonia Echevarría

Sí, me siento mucho más cómoda que antes. 

Ángel Bahamontes Pardo

Todos queremos velocidad tecnológica y eso no es compatible con la seguridad. Antaño los creadores de paginas web, les daba igual la fortaleza de las contraseñas, ahora es difícil que añadan tus datos sin que vigiles bien la seguridad de la contraseña. Esto cambiará cuando en los gobiernos estén profesionales de la ciberseguridad, ahora solo hay políticos y como no saben leer las propiedades de un correo electrónico, seguiremos con algunas incomodidades. Estoy convencido que cuando los políticos cambien los asesores de atarse los cordones de zapato o nudos de corbata y los cambien por asesores reales de Ciberseguridad, la cosa cambiara, aunque falta un tiempo aún.