Por qué el "ADN" de tu iPhone es más chino de lo que nunca imaginaste

La creciente influencia que tienen el factor humano y los materiales que aporta el gigante asiático en la viabilidad de los productos de Apple es una de las grandes preocupaciones de la compañía dirigida por Tim Cook, que quiere reducir esa dependencia.

Pedro Fernaud

Periodista

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La creciente cooperación entre China y Apple está llena de complejidades y beneficios. Imagen de Cottombro para Pexels
La creciente cooperación entre China y Apple está llena de complejidades y beneficios. Imagen de Cottombro para Pexels

Será en otoño de este 2022 cuando Apple empezará a fabricar algunos de sus iPhone más emblemáticos fuera de China. Será un cambio leve pero significativo para una compañía que ha edificado una de las cadenas de suministro más sofisticadas del mundo con la ayuda de las autoridades chinas.

Sea como fuere, el desarrollo del iPhone 14, que se presenta esta semana, muestra hasta qué punto será complicado para Apple desvincularse de China. Más que nunca antes, los empleados y proveedores chinos de Apple han aportado un factor diferencial, con un trabajo complejo y componentes sofisticados para desarrollar aspectos cruciales de la nueva joya de la corona de la empresa creada en su momento por Steve Jobs. Nos referimos al diseño de fabricación, altavoces y baterías, según cuatro analistas citados de manera anónima por el periódico The New York Times para nutrir la información que estás leyendo. Como resultado, el iPhone ha pasado de ser un producto diseñado en California y elaborado en China a un dispositivo digital que es una creación conjunta de ambos países.

El trabajo crítico aportado por China constata los avances del país durante la última década, así como un nuevo nivel de participación para los ingenieros chinos en el desarrollo de iPhones. El proceso ha crecido de una manera bastante exponencial. En un primer momento, el país que conjuga comunismo y capitalismo (un modelo híbrido de ecomomía libre de mercado y autoritarismo ideológico que se han permitido los 'nietos políticos' de Mao Tse-Tung para asegurar su supervivencia y prosperidad) atrajo a las empresas internacionales para que radicaran sus fábricas en su territorio. A cambio, el gigante asiático les ofrecía legiones de trabajadores que ofrecían sus servicios a bajo precio y brindaban una capacidad de producción fuera de los común, al tiempo que ponían también a disposición de empresas como Apple sus ingenieros y proveedores. De ahí que China se haya convertido en la meca para crear dispositivos de alta tecnología.

Las mayores responsabilidades que China ha asumido para modelar los modelos de iPhone podrían desafiar los esfuerzos de Apple para disminuir su dependencia del país, un objetivo que ha adquirido una mayor urgencia en medio de las crecientes tensiones geopolíticas sobre Taiwán. A estas tensiones, hay que agregar otro elemento geoestratégico: las preocupaciones de Washington sobre el ascenso de China como competidor número uno de EE. UU en la disputa del cetro de la vanguardia tecnológica a escala planetaria. 

La paradoja del covid-19, que ha empoderado a los ingenieros chinos 

En esa línea, Apple está ya trabajando para diversificar su producción en países como India. Por ejemplo, en la región de Chennai, India, el proveedor taiwanés Foxconn, que ya fabrica iPhones en fábricas en toda China, liderará el ensamblaje del dispositivo por parte de los trabajadores indios con el apoyo de proveedores chinos cercanos. "Quieren diversificarse, pero es un camino difícil", señala Gene Munster, socio gerente de Loup Ventures, una compañía enfocada en la investigación de tecnología. "Dependen mucho de China".

Al hilo de estas informaciones, que se nutren de un reportaje de The Japan Times, aparecido originariamente en The New York Times, se contactó con Apple por si quería hacer algunos comentarios sobre estas realidades y encrucijadas, y la compañía del logo de la manzana declinó hacer comentarios. 

El caso es que las interrupciones en la fabricación de productos de Apple, vinculados con el estallido de la Covid-19, han incrementado la dependencia de Apple en relación al gigante asiático. Cuando China cerró sus fronteras en 2020, Apple se vio obligada a replantearse sus procesos de trabajo y abandonar su práctica habitual de enviar oleadas de ingenieros con sede en California a China para diseñar el proceso de ensamblaje de sus iPhones insignia. En lugar de someter al personal a largas cuarentenas, Apple comenzó a empoderar y contratar a más ingenieros chinos en Shenzhen y Shanghai, para que lideraran elementos de diseño críticos para su producto más vendido. 

En la nueva dinámica, los equipos de fabricación y diseño de productos de la compañía estadounidense comenzaron a desarrollar videollamadas nocturnas con sus homólogos en Asia. Después de que las fronteras entre ambos países se reabriesen y los viajes se reanudaran, Apple trató de alentar a su personal norteamericano a regresar a China ofreciendo un estímulo de 1000 dólares por día durante las dos semanas de cuarentena y cuatro semanas de trabajo. Aunque el pago global por ese trabajo puntual en China podría elevarse hasta los 50. 000 dólares, muchos ingenieros declinaron la propuesta, ya que eran reacios a ir debido a la incertidumbre sobre cuánto tiempo tendrían que ponerse en cuarentena.

De qué manera los profesionales chinos se han erigido como gerentes de Apple 

En ausencia de viajes, la compañía ha alentado al personal de Asia a dirigir las reuniones que colegas en California una vez lideraron. Estos trabajadores chinos, reciclados en su rol de directivos, empoderados al albur de la pandemia, también han asumido la responsabilidad de la selección de algunos proveedores asiáticos de futuras piezas de iPhone.

En correspondencia, Apple también ha incrementado el salario de esos profesionales chinos para retribuirles adecuadamente por desempeñar esos trabajos. En esa dinámica, este año Apple ha publicado un 50% más de empleos en China que durante todo el 2020, según GlobalData, que rastrea las tendencias de contratación de la tecnología. Muchas de esas nuevas contrataciones responden a un perfil híbrido: ciudadanos chinos con educación occidental, de acuerdo a la información aportada por los analistas que nutren esa información. 

La metamorfosis de China para ser pilar de Apple en la actualidad 

El cambio en estos 10 años ha sido muy estimable. Hace poco más de una década, China aportaba poco valor a la producción de un iPhone. Principalmente, suministraba al conjunto de los trabajadores que, a cambio de bajos salarios, ensamblaban el dispositivo  a través de componentes enviados desde EE. UU., Japón y Corea del Sur. El trabajo representaba alrededor del 3,6% del valor del iPhone, según un estudio de Yuqing Xing, profesor de economía en el Instituto Nacional de Graduados en Estudios de Política en Tokyo. Sin embargo, de manera paulatina, China ofreció a gigantes tecnológicos como Apple unas condiciones muy ventajosas para que confiaran en los proveedores chinos para reemplazar a los suministradores de Apple de todo el mundo. Tanto es así que, de manera gradual, las empresas chinas comenzaron a fabricar altavoces, cortar vidrio, suministrar baterías y fabricar módulos de cámaras. La evolución de esa multi-fabricación ha sido tan formidable que sus proveedores representan en la actualidad más del 25% del valor de un iPhone, según Xing.

La cooperación como pegamento de las relaciones entre potencias 

En un mundo con un número creciente de ciber-agresiones, conflictos bélicos y desencuentros diplomáticos, la interdependencia comercial puede representar una oportunidad de oro para articular un entorno de cooperación y mutua dependencia, que favorezca una transición hacia un mundo en el que prime un mayor y mejor entendimiento entre naciones y pueblos. 

En cierta manera, hablamos de un egoísmo inteligente, que guía ese mutualismo corporativo. De manera que, cuando los medios de comunicación y los empleados se congreguen esta semana en la sede de la compañía de la manzana en Cupertino, California, para la presentación del i-Phone 14, Apple enfatizará las capacidades del teléfono, no cómo está confeccionado.

 Los únicos signos de cambios en ese proceso son verificables en los vuelos que comunican el Aeropuerto Internacional de San Francisco (el más cercano a Cupertino, la sede central de Apple en California, ciudad en la que está ubicada la compañía dirigida por Tim Cook) que vinculan esta urbe con China. De manera que United Airlines ya no ofrece vuelos directos desde San Francisco a Hong Kong. Vuela directo a Shanghai cuatro días a la semana. Es una modificación que constata un cambio de época entre Apple y China, que hoy día están inmersos en una relación de mayor cercanía y complejidad. No hace tanto, Apple llegó a gastarse 150 millones de dólares en vuelos con United Airlines. No en vano, los empleados del titán tecnológico estadounidense se embarcaban, antes de la pandemia, en vuelos a Shanghái y Hong Kong en asientos de clase ejecutiva, que se abarrotaban de esta manera con personas que trabajaban en Apple…Ahora, esas funciones las desempeñan profesionales chinos con una mentalidad mestiza (en las que se entremezclan el confucianismo, el taoísmo y algunos preceptos comunistas con referenciales culturales y empresariales occidentales…), sinónimo del mundo diverso, crecientemente interdependiente, en el que cada vez estamos más inmersos.