¿Cómo reintegramos a los nuevos parias de la sociedad digital?

En una sociedad donde, de manera cada vez más imperativa, funcionamos a través de los entornos digitales y las herramientas tecnológicas, tener un acceso limitado o nulo al ámbito digital puede dejarnos fuera de juego.

Pedro Fernaud

Periodista

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Tener un acceso limitado o nulo al ámbito digital puede dejarnos fuera de juego.
Tener un acceso limitado o nulo al ámbito digital puede dejarnos fuera de juego.

Los adultos mayores, las personas inmigrantes y las que tienen discapacidad intelectual, sensorial o enfermedad mental son los colectivos más afectados por la brecha digital, que tiene que ver con limitaciones de la edad, carencias materiales, y falta de adecuación y formación en un mundo cada vez más tecnológico.

En una sociedad donde, de manera cada vez más imperativa, funcionamos a través de los entornos digitales y las herramientas tecnológicas, tener un acceso limitado o nulo al ámbito digital puede dejarnos fuera de juego. Una realidad de exclusión social que sufren particularmente las personas de edad más avanzada, los discapacitados intelectuales y sensoriales, los ciudadanos con enfermedad mental, así como las personas inmigrantes que, con bastante frecuencia, viven en un limbo legal y tienen poco acceso a los entornos digitales, lo que en la práctica coloca a las personas pertenecientes a esos colectivos en una situación de exclusión social. 

Algunos ejemplos aterrizan en lo cotidiano esas dificultades. Como los que señalan atinadamente en el diario The Guardian, a través del testimonio de Amanda Vickers, historiadora y presentadora de televisión, quien hace poco publicó una serie de tuits cargados de indignación, “la mayoría de los aparcamientos ahora no aceptan efectivo, las taquillas están desapareciendo. Si no eres un experto en tecnología, estás acabado. Es muy excluyente”. La verdadera causa del enfado de Vickery, sin embargo, resultó ser una clínica de cáncer de mama a la que asistió y que, de acuerdo a su relato, rechazó a “algunas ancianas… porque no tenían un mensaje SMS de una aplicación. ¡Ni siquiera tenían teléfono! Pésimo". Otro ejemplo palmario de que la tecnología no está tan incorporada como pensamos en según qué segmentos de la población es que hay personas que, en entornos tan cotidianos y frecuentados como los supermercados, optan por pagar en efectivo.

Cerca de un tercio de los mayores, 'vírgenes' en el entorno tecnológico 

Existen datos que ilustran esas realidades. Por ejemplo, según la web 65ymás, un 27,3% de los españoles mayores de 65 años nunca ha empleado Internet. Esta ausencia de experiencia en el ámbito digital se debe a varios factores: desde la falta de competencias digitales a la ausencia de recursos (intelectuales, debido al deterioro cognitivo, o monetarios, por una baja pensión o por la ausencia de ella), para ejercitar las habilidades tecnológicas. Lo que parece constatado, en cualquier caso, es que la brecha digital es un obstáculo para este conjunto de la población. 

Un 27,3% de los españoles mayores de 65 años nunca ha empleado Internet.
Un 27,3% de los españoles mayores de 65 años nunca ha empleado Internet.

Para aminorar las dificultades en el acceso y el uso de las tecnologías, están emergiendo iniciativas que se enmarcan en la conocida como economía plateada (o 'silver economy'), que hace referencia a los productos y servicios concebidos para mejorar el bienestar de los mayores. En la actualidad, la brecha digital preocupa al 54% de los mayores de 50 años y la cifra sube hasta el 76% en el caso de las personas de más de 80 años, de acuerdo a los datos del Observatorio Sénior de 65ymás.

La economía plateada puede atenuar la brecha digital al impulsar la demanda de productos y servicios tecnológicos concebidos para personas mayores, fomentando así la adopción y familiarización con la tecnología. Las empresas de ese nicho tecnológico y generacional están creando, de manera creciente, soluciones más accesibles e intuitivas, incrementando así la participación digital de este grupo demográfico. Además, en este ámbito se están creando programas de capacitación específicos que están mejorando las habilidades tecnológicas de los adultos mayores, reduciendo así la brecha. La creciente demanda también puede llevar a una mayor inversión en infraestructuras digitales en áreas menos atendidas, beneficiando de este modo a todos los grupos de edad.

Un rayo de esperanza: la campaña 'Soy mayor, no idiota' 

A finales de 2021, Carlos San Juan, un médico jubilado valenciano, que entonces tenía 78 años, comenzó una campaña a través de la plataforma Change.org -con el lema 'soy mayor, no idiota'- para reivindicar un trato más humano por parte de las entidades bancarias a la hora de atender a las personas mayores que se sienten discriminadas por la tecnología. 

Tan sólo un mes más tarde, San Juan entregó en el Banco de España y el Ministerio de Economía las cerca de 650.000 rúbricas que recogió para respaldar su reclamo: “Para nada me imaginaba que iba a llegar hasta aquí”, indicaba entonces. “Me quedo con el agradecimiento tanto de usuarios, incluso me han llegado a parar por la calle, como del personal de las sucursales, que estaba realmente preocupado con esta situación”, detalló en su momento.

A raíz de esta campaña, la banca articuló, a finales de febrero del 2022, un protocolo para ofrecer una atención más personalizada y cercana a las personas mayores. El mérito pues de esta iniciativa consistió en visibilizar que había bastantes personas mayores que eran víctimas de exclusión financiera por la acelerada digitalización. Esta denuncia pública generó una crisis de reputación de las entidades bancarias, lo que desembocó una amplia movilización social en nuestro país, así como un interés internacional por el asunto, lo que acabó interpelando al Gobierno de nuestro país. Esta preocupación se tradujo en que la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, demandó una respuesta al sector en relación con esta situación. Ese reclamo se tradujo en que las patronales bancarias suscribieron entonces su protocolo con medidas concretas de mejora.

Entre las consecuencias positivas de esta iniciativa figura también el hecho de que, a finales de 2022, el Gobierno creó la Autoridad de Defensa del Cliente Financiero para reforzar la protección de los clientes. Esta figura posibilita que los usuarios financieros puedan presentar sus reclamaciones en el ámbito bancario, de seguros y de inversión financiera ante un único organismo que atenderá las reclamaciones de forma ágil, en un plazo máximo de 90 días, y gratuita. Así mismo, la creación de esta referencia asegura la inclusión financiera a través de la atención personalizada, especialmente a personas mayores, con discapacidad y colectivos vulnerables que deseen presentar reclamaciones. En ese capítulo de mejoras impulsadas por la propuesta del veterano médico valenciano también destaca un protocolo suscrito por la banca que contempla, entre otros asuntos, la ampliación de horarios de las sucursales bancarias “y, por tanto, una atención más humana” así como la resolución del problema de las citas previas.

Cómo la tecnología puede ayudar a personas con algún tipo de discapacidad 

Las nuevas herramientas pueden ayudar a reducir la brecha digital y la inteligencia artificial (IA) puede ser un buen ejemplo de ello. "Esta tecnología puede ser muy útil y efectiva cuando, por ejemplo, se aplica al reconocimiento de imágenes. Puede identificar los elementos que aparecen en una fotografía para ayudar a las personas con baja visión a entender qué aparece en la imagen", apunta Luis Palomares, jefe de la Unidad de Información y Accesibilidad de ONCE, Organización Nacional de Ciegos Españoles.

Las herramientas digitales han transformado la forma en la que se realizan tareas cotidianas, como reservar una cita médica, adquirir  productos o desarrollar trámites bancarios. En resumen: la tecnología es cada vez más necesaria para la vida. La muestra es que en 2023 más de 6.800 millones de personas disponen de un teléfono inteligente, lo que representa un incremento del 86% con respecto a 2016 según Statista, un portal estadístico internacional que maneja más de un millón de estadísticas, informes y dossieres sobre más de 170 industrias en 50 países. "Hoy día cada vez se realizan más servicios de forma telemática. Si una persona no cuenta con conocimientos o tiene problemas de acceso, va a quedar excluida de trámites y servicios tan básicos como los relacionados con la administración pública o con el sector bancario", señala el responsable de accesibilidad de la ONCE.

Por eso, es importante garantizar que esta transición se realice de manera inclusiva. Para conseguirlo, las empresas están desarrollando soluciones orientadas concretamente a su empleo por el colectivo sénior, integrado por personas con más de 55 años. Algunos bancos, por ejemplo, han lanzado una versión simplificada de su aplicación móvil para clientes de 65 años o más con la que pueden acceder a consultas básicas o realizar operaciones habituales, como realizar un bizum o efectuar transferencias.

Beneficios de la tecnología para los adultos mayores

Diversos estudios han concluido que el aprendizaje de nuevas tecnologías estimula la actividad mental de las personas mayores, y minimiza así la incidencia de enfermedades como el Alzheimer, según la Fundación Fepropaz (Fundación Educativa de Prosperidad y Paz). En ese sentido, resulta pertinente apuntar que saber cómo se desarrolla "una determinada acción y aprender algo nuevo” crea nuevas conexiones neuronales. De manera que se ejercitan de manera formidable elementos tan cruciales para el desarrollo cognitivo como la atención, la concentración y la memoria (al recordar los pasos para realizar una determinada acción, se robustece ese proceso cognitivo).

Aunque es cierto que la tecnología no puede reemplazar la interacción directa entre los seres humanos, los servicios de videollamada o los canales de comunicación sustentados en Internet, como el correo electrónico y las redes sociales, pueden complementar las interacciones sociales para las personas mayores. Esa clase de aplicaciones también aportan seguridad. Hasta el punto de que las personas ancianas que viven solas pueden obtener ayuda con solo tocar un botón. Las encuestas señalan, en ese sentido, que el 80-90% de las personas mayores quieren quedarse en casa a medida que envejecen. Varias soluciones tecnológicas pueden hacer más segura y viable esa elección. 

En ese sentido, resulta relevante señalar la labor que desarrolla la Good Things Foundation, la organización benéfica de inclusión digital más grande del Reino Unido, que ayuda a un millón de personas a superar una brecha tecnológica.

Natasha Bright-Wray, directora asociada de comunicaciones de la fundación, describe una clave fundamental de su trabajo al apuntar que “las personas digitalmente excluidas son en gran medida olvidadas”. Un diagnóstico desalentador si consideramos que uno de cada 20 hogares del Reino Unido no tiene acceso a Internet. Y en el caso de las personas mayores, incluso si tienen acceso, con frecuencia tienen una capacidad limitada para utilizarlo. Según Red.es, entidad impulsora de la agenda digital en España, el 64% de la población española cuenta con competencias digitales al menos básicas, ocupando el sexto puesto en la Unión Europea. El objetivo de la estrategia España Digital es que esta cifra aumente hasta el 80% en 2030, en línea con la estrategia europea. De acuerdo con ese estudio, más de la mitad de las personas en situación de desempleo poseen competencias digitales básicas o superiores.  

Algunas barreras que las personas con discapacidad pueden tener con el uso de la tecnología 

Las personas con discapacidad intelectual pueden arrastrar dificultades para manejar la tecnología como dificultades cognitivas para entender instrucciones complejas, problemas de memoria que afectan la retención de información y la necesidad de interfaces intuitivas y sencillas para navegar. Además, pueden tener dificultades en el uso de dispositivos táctiles debido a problemas motores o coordinación limitada. La accesibilidad también puede ser un desafío, ya que muchos sitios web y aplicaciones no están diseñados teniendo en cuenta las necesidades de esta población.

Las personas con enfermedades mentales, por su parte, padecen especialmente la sobrecarga de información en redes sociales, así como la dificultad para mantener la concentración debido a distracciones en línea. Por no hablar de la ansiedad generada por la comparación constante con otras personas en plataformas digitales y la posible adicción a dispositivos electrónicos. Además, las interfaces complicadas y la falta de accesibilidad en algunas aplicaciones y sitios web pueden dificultar el uso para personas con ciertas condiciones.

En cuanto a las personas con discapacidad sensorial, sus principales trabas para usar la tecnología se cifran en la falta de accesibilidad en las interfaces visuales o auditivas, la ausencia de subtítulos o descripciones en videos, la incompatibilidad con lectores de pantalla, y la dificultad para interactuar con dispositivos basados en gestos o movimientos. La falta de información en formatos accesibles y la limitación en el uso de tecnologías de asistencia también representan desafíos significativos para los que los tecnólogos deben esmerarse en dar respuesta. 

La brecha digital en las personas inmigrantes  

A la hora de dimensionar el impacto de las brechas digitales en la población extranjera, es pertinente mencionar el informe elaborado por la ONG independiente Accem en el que se señala el arraigo es un factor fundamental para digitalizarse adecuadamente. Dicho con palabras del informe: "las personas cercanas pueden motivar y dar a conocer nuevos usos, enseñar a familiares y amigas/os a utilizar los ordenadores y navegar por la red, e incluso realizar ellas mismas los servicios para otras personas, salvando las barreras en alguna medida. Sin embargo, la población de origen extranjero puede, por un lado, perder, al emigrar, los apoyos sociales con que contaba para el uso de las nuevas tecnologías, lo que comporta una situación de desventaja ya que, el hecho de contar o no con la ayuda de familiares o amigas/os tendrá un enorme impacto en el acceso, uso y aprovechamiento de esas herramientas digitales.

Por otro lado, las personas de origen extranjero pueden contar con menor capital social en el país al que llegan. Se retroalimenta así la desigualdad, ya que al no tener el apoyo se reducen las posibilidades de uso, lo que a su vez tendrá un impacto en el mantenimiento de lazos sociales que se establezcan en el país de residencia, ya que hoy en día es imprescindible contar con los medios digitales para poder comunicarse" y desarrollarse personal y profesionalmente. 

Según ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, los refugiados tienen un acceso a las redes móviles similar al de la población mundial. Sin embargo, cuando se pone el foco en la división urbana y rural, los refugiados rurales tienen menos acceso a la conectividad. El caso es que las personas desplazadas también están viviendo sin la conectividad que necesitan para obtener información vital, como comunicarse con sus seres queridos, acceder a los servicios básicos y vincularse con las comunidades locales, nacionales y globales que les rodean. De manera que la revolución digital que transforma el mundo está dejando atrás a los refugiados según el diagnóstico de ACNUR. Como señala Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados "el acceso a internet y a los servicios de telefonía móvil tiene el potencial de crear un poderoso efecto multiplicador, aumentando el bienestar de los refugiados y de las comunidades que los acogen. Sin embargo, nuestra investigación muestra claramente que muchos refugiados necesitan apoyo adicional para el acceso fiable a internet y las comunicaciones móviles". Es decir, el factor humano como elemento formativo y de cercanía en el empleo de la tecnología es clave para que las personas inmigrantes y refugiadas puedan mejorar su vida a través del entorno digital. 

Ejemplos de cómo las personas se están quedando fuera de juego por no tener acceso a la tecnología

Personas de diferentes condiciones sociales, funcionales, edades y orígenes culturales afrontan diversas formas de discriminación tecnológica, que conviene describir para comprender mejor el mapa de la brecha digital y cómo esta lastra un desarrollo integral, cuando no digno, de millones de personas. 

  • Menos posibilidades educativas. Buena parte de los estudiantes sin acceso a dispositivos o internet están registrando dificultades para participar en la educación en línea, lo que limita su aprendizaje y oportunidades educativas.
  • Lastres en el desarrollo de las oportunidades laborales: la falta de acceso a la tecnología compromete la búsqueda de empleo en línea y la participación en trabajos remotos o plataformas de freelance (de trabajo autónomo).
  • Menos facilidades para recibir atención médica: las personas sin acceso a la tecnología pueden afrontar obstáculos para acceder a servicios médicos en línea, como consultas virtuales o información de salud.
  • Se resta participación cívica: la tecnología suele ser crucial para participar en procesos democráticos, como la votación online o el acceso a información política. Si no se dispone de esa conexión a Internet, se pone en riesgo la calidad de los procesos democráticos y participativos de la sociedad civil en numerosas regiones y países del planeta. 
  • Carencias en las conexiones sociales: la falta de acceso a la tecnología puede traducirse en el aislamiento social, ya que muchas interacciones sociales ocurren en línea en la actualidad.
  • Acceso limitado a la información: quienes carecen de tecnología pueden perderse noticias, actualizaciones y recursos importantes disponibles a través de internet. 
  • Desigualdad de oportunidades para realizar las gestiones gubernamentales: muchas gestiones gubernamentales se realizan en línea, lo que puede dificultar esa labor a quienes no tienen acceso a la tecnología.
  • Límites claros en una dirección de desarrollo personal: la falta de acceso a la tecnología puede limitar las oportunidades de desarrollo personal, como aprender nuevas habilidades online.
  • Menoscabo de la inclusión y salud financiera: la tecnología resulta esencial para acceder a servicios financieros modernos, como banca en línea o aplicaciones de pago. Si no se dispone de Internet, esas oportunidades de desarrollo de la salud financiera quedan cercenadas. 
  • Exclusión en el ámbito de la innovación y conocimiento: sin acceso a la tecnología, las personas pueden quedar excluidas de las últimas innovaciones y avances en diferentes campos.

Beneficios de superar la brecha digital en términos de inclusión social 

Superar la brecha digital comporta varios beneficios en términos de inclusión social. Permite un acceso equitativo a la información, educación y oportunidades laborales, al tiempo que reduce las disparidades socioeconómicas. Además, fomenta la participación cívica, el empoderamiento y la comunicación, fortaleciendo así la cohesión social y la igualdad de oportunidades para todos.

En síntesis: el acceso a más conocimiento y educación, así como mejores oportunidades de empleo, hasta nuestro nivel de productividad, están vinculados en la actualidad a la capacidad de acceso a Internet. 

Pablo Samaniego, profesor de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) resume los retos que representa la brecha digital y el valor de superarla: “Hay que pensar detenidamente en cómo obtener el mayor provecho de la revolución en las TIC (Tecnología de la Información y Comunicaciones). La mirada debería enfocarse en priorizar los beneficios sociales del uso de estas herramientas, antes que el beneficio individual, que es el dominante en este momento.”

De qué manera la tecnología puede ser más inclusiva 

A continuación, listamos una serie de parámetros y criterios que convierten a la tecnología en más inclusiva y amigable para construir una cultura de desarrollo personal y social que incluya a seres humanos de todas las edades y capacidades intelectuales.

  • Generando un diseño accesible e inclusivo: los diseñadores de los instrumentos tecnológicos necesitan priorizar la accesibilidad al crear interfaces y productos tecnológicos, asegurándose de que sean fáciles de usar y comprender para personas con diferentes capacidades y edades. Considerar una amplia gama de capacidades y edades al diseñar productos tecnológicos asegura que sean utilizables por todos, desde jóvenes hasta personas mayores.
  • Conformando interfaces intuitivas: las interfaces deben ser simples, intuitivas y con instrucciones claras, de manera que sean comprensibles incluso para aquellos que no están familiarizados con la tecnología.
  • Dotadas con un alto grado de personalización: ofrecer opciones para personalizar la experiencia según las preferencias y necesidades individuales puede mejorar la usabilidad para diferentes usuarios.
  • Ofreciendo asistencia virtual: se trata de integrar asistentes virtuales y chatbots que puedan brindar orientación y respuestas en tiempo real a toda clase de usuarios, de manera que la tecnología sea más accesible para personas con diferentes niveles de habilidad en el manejo de Internet y los instrumentos tecnológicos. 
  • Democratizando las oportunidades de formación y educación: el reto para los constructores de itinerarios digitales centrados en la educación es proporcionar recursos de formación y tutoriales accesibles online que puedan ayudar a todo tipo de personas a desarrollar sus habilidades tecnológicas a su propio ritmo.
  • Aportando feedback visual y auditivo: el desafío para los creadores de tecnología es proporcionar tanto información visual como auditiva que ayude a usuarios con diferentes clases de discapacidades a interactuar con la tecnología de manera efectiva.
  • Tecnología integrada como vestimenta: hablamos de dispositivos como relojes inteligentes y auriculares, que pueden ser más cómodos y fáciles de usar para personas con discapacidades motoras o dificultades visuales.
  • Generando accesibilidad en contenido multimedia. ¿Cómo se puede conseguir esa dirección? Por ejemplo, incorporando subtítulos, audiodescripciones y otras características accesibles en contenido multimedia que garantizan que sea accesible para personas con discapacidades sensoriales.
  • Estimulando la colaboración intergeneracional: de manera que se fomente la colaboración entre personas de diferentes edades, lo que posibilita que personas de diversos grupos demográficos se ayuden mutuamente en la adopción de la tecnología.

Para terminar, resulta esperanzador hacerse eco de la iniciativa de la Asociación de Séniors para la Cooperación Técnica (SECOT), centrada en impartir clases para ayudar a los ancianos con las nuevas tecnologías. Esta clase de cursos se desarrolla en residencias y ayuda a los abuelos a encender el móvil, hacer llamadas, usar aplicaciones o comunicarse por videoconferencia

Gracias a los talleres de esta organización, se construye una cultura digital entre las personas mayores en la que integran gestos tan habituales y sencillos como hacer una foto o enviar un mensaje de whatsapp. Y es que la brecha digital no es sólo de carácter económica: también es generacional. Hablamos de miles de ancianos y ancianas que disponen de terminales para comunicarse con sus familiares pero que apenas saben cómo encenderlos o manejarlos.

El objetivo del taller 'Mayores digitalizados' está concebido para franquear esos obstáculos, posibilitando mediante formación, pautas y seguimiento personalizado que los ancianos ganen en autonomía y disfruten de las ventajas de las nuevas tecnologías. Paco García, uno de los voluntarios del SECOT, resume el valor de sus seminarios: “Los talleres les ayudan a que, a nivel emocional, se sientan mucho mejor. Nos encontramos con personas que rápidamente captan el mensaje que les estás dando en la formación y otras personas que les cuesta mucho más y tienes prácticamente que personalizar con cada una de ellas". A su lado, en una de las residencias Ballesol en València, la psicóloga Pilar Sanz dimensiona la utilidad psicológica de estas formaciones, eje vertebrador de los talleres que reciben los adultos mayores. "Nos dicen: siempre es mi hija la que me está llamando, es el familiar, y a ellos les gustaría y no saben. Y este tipo de talleres les sirven para eso, para poder ser más recíprocos en esas comunicaciones, de manera que desde un punto de vista emocional se van a sentir mucho mejor".

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