El agua del grifo de Madrid no es la mejor de España: estas tres la superan

Sustituir el agua embotellada por agua del grifo a nivel mundial permitiría proporcionar agua potable a los más de 2.000 millones de personas que carecen de ella.

Gonzalo Díaz Bonet.

Especialista en Tecnología y Sostenibilidad.

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Botella de agua.
Botella de agua.

Si eres madrileño o vives en Madrid, habrás oído decir en más de una ocasión que el agua del grifo es la mejor de España. Y lo cierto es que la calidad es muy buena, y supone un motivo de orgullo y de identidad territorial para muchos, superando a veces al cocido, las rosquillas de San Isidro o el bocadillo de calamares. 

Sin embargo esta afirmación no tiene, a tenor de los estudios presentados, ninguna base científica. La mejor de España la podemos encontrar en Burgos, donde el agua de grifo contiene pocos minerales, nada de cal, buen precio y sin contaminantes. Le sigue en este ranking el agua de San Sebastián, con mineralización ligera, pequeña presencia de cobre, pero buenos parámetros en todo, especialmente en higiene y en contaminación, además de ser barata. Las Palmas ocupa una sorprendente tercera posición. 

El estudio fue realizado por la OCU y, tras estas tres ciudades, presenta un abanico de ciudades donde la calidad del agua es muy buena, entre las que sí se encuentra Madrid. Se trataría de Pontevedra, Badajoz, Madrid, Tarragona, Palencia, Córdoba, Guadalajara, Ourense, Jaén, Málaga, A Coruña, Ávila, Cuenca y Murcia. 

En la “segunda división” de aguas del grifo nos encontramos con ciudades donde la calidad del agua también es buena, como Salamanca, Toledo, Zamora, Sevilla, Valencia, Valladolid, Cádiz, Castellón, Alicante, Cáceres y Teruel. Oviedo, Granada, Bilbao, León, Gerona, Soria, Albacete, Santander, Tenerife, Huesca, Zaragoza, Lugo, Lérida, Pamplona, Segovia, Vitoria y Almería. 

Y, aunque en todos los municipios es potable, el agua sabe bastante peor en ciudades como Barcelona, Huelva, Logroño y algunas zonas de Zaragoza, lugares en donde se han registrado problemas referidos a la desinfección, al hallarse presencia de microorganismos aerobios. En Barcelona, su alto contenido en cloro, sales y cal en general hacen que muchos habitates opten por comprar agua embotellada para su consumo diario. 

Pero la peor agua de España, siempre según el estudio, se encuentra en Palma de Mallorca, Ciudad Real y algunas zonas de Palencia. En la capital balear, el agua  contenía en el momento del estudio 26 mg/litro de nitratos, un poco por encima del nivel que recomienda la OMS (25 mg/l). Dentro del estómago, los nitratos se transforman en nitritos, que pueden causar serios problemas de salud a los niños (metaglobinemia). 

Ahorro y beneficios para el medio ambiente 

Consumir agua del grifo puede suponer, además, un ahorro medio de 440 euros al año respecto al agua embotellada. Y no solo eso, sino que no hay ninguna evidencia de que consumir agua embotellada suponga alguna mejora para la salud. Según un análisis realizado por El Confidencial, solo una de 76 marcas de agua analizadas iguala en calidad a la del grifo. 

Se trata de la que surge del manantial Angosto, en Caudete (Albacete), y que en el pasado empresas como DIA convirtieron en su marca blanca de agua mineral. Por desgracia, ninguna de las marcas reconocidas por Aecosan emplean líquido de este manantial, cuyos niveles de calcio, sodio o magnesio hacen de su agua prácticamente un calco del promedio del agua del grifo española y, por tanto, un agua de culto. 

A pesar de la elevada calidad del agua del grifo, España está entre los cinco países europeos y 10 del mundo donde más agua embotellada se bebe. Aunque la tendencia es mundial. Según un informe de la ONU, el negocio del agua embotellada mueve al año unos 252.100 millones de euros, más del doble de lo que costaría dar acceso a agua potable a las personas que aún carecen de ella. 

El estudio, elaborado por el Instituto de Agua, Medio Ambiente y Salud de la Universidad de las Naciones Unidas con datos de 109 países, advierte de que entre 2025 y 2030, las ventas de agua envasada (que engloba agua mineral, de manantial y tratada) ascenderán a 500.000 millones de dólares, es decir, que en pocos años duplicarán las cifras actuales. 

Cuando se establecieron los ODS, en 2015, los expertos cuantificaron en 114.000 millones de dólares al año la inversión necesaria para lograr el objetivo de suministro universal de agua potable en 2030. Así, proporcionar agua potable a los cerca de 2.000 millones de personas que aún carecen de ella requeriría una inversión anual de menos de la mitad de los 278.000 millones de dólares que ahora gastamos en agua embotellada.