Bombas de calor, la alternativa al gas que solo usa un 10% de la población pero es cinco veces más eficiente

La calefacción de los edificios es responsable de cuatro gigatoneladas (Gt) de emisiones de CO2 al año, el 10% de las emisiones mundiales.

Gonzalo Díaz Bonet.

Especialista en Tecnología y Sostenibilidad.

Guardar

Bombas de calor.
Bombas de calor.

Las bombas de calor son sistemas de climatización que se utilizan para calentar o enfriar un edificio. Funcionan mediante el proceso de bombear calor de un lugar a otro, en lugar de generar calor mediante la quema de combustible como ocurre en los sistemas de calefacción tradicionales. Esto hace que las bombas de calor sean más eficientes energéticamente hablando, ya que utilizan la energía que ya existe en el ambiente en lugar de crearla. 

Ello reduce significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de energía. Pero, ¿cuál es la magnitud de la mejora que estamos planteando? Según un estudio de la Agencia Internacional de Energía, las bombas de calor disponibles actualmente en el mercado son de tres a cinco veces más eficientes energéticamente que las calderas de gas natural. 

Más de una sexta parte de la demanda mundial de gas natural se destina a la calefacción de edificios. En la Unión Europea, esta cifra es de un tercio. Además, muchas bombas de calor también pueden refrigerar, lo que elimina la necesidad de aire acondicionado para los 2.600 millones de personas que vivirán en regiones que necesitan calefacción y refrigeración en 2050.  

Así funciona una bomba de calor
Así funciona una bomba de calor

 

La calefacción genera un 10% de las emisiones en todo el mundo 

El informe asegura que la calefacción de los edificios es responsable de 4 gigatoneladas (Gt) de emisiones de CO2 al año, el 10% de las emisiones mundiales. La instalación de bombas de calor en lugar de calderas de combustibles fósiles reduce significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero en los principales mercados de calefacción, incluso con el actual mix de generación eléctrica. 

En 2021, solo un 10% de las necesidades mundiales de calefacción se cubrieron con bombas de calor, pero el ritmo de instalación está creciendo rápidamente. La cuota de las bombas de calor es hoy comparable a la del fuelóleo para calefacción y a la de otras formas de energía eléctrica, pero inferior al 40% de la calefacción que depende del gas y al 15% de la calefacción urbana. 

En algunos países, las bombas de calor son ya la mayor fuente de calefacción. En Noruega, el 60% de los edificios están equipados con bombas de calor. Suecia y Finlandia superan el 40%, lo que echa por tierra cualquier argumento de que las bombas de calor no son adecuadas para climas fríos. 

Crecimiento anual
Crecimiento anual

 

Según las previsiones, las ventas se duplicarán en el primer semestre de 2022 con respecto al mismo periodo del año anterior en Polonia (el mayor productor mundial) Países Bajos, Italia y Austria. China sigue siendo el mayor mercado de nuevas ventas, mientras que Norteamérica tiene el mayor número de hogares con bombas de calor. En conjunto, estas regiones, junto con Japón y Corea, son también importantes centros de fabricación, donde se concentra el sector de las bombas de calor. 

La preocupación de los gobiernos por la seguridad energética y los compromisos climáticos harán que las bombas de calor se conviertan en el principal medio para descarbonizar la calefacción de espacios y agua. Como tecnología de probada eficacia para descarbonizar la calefacción, la capacidad mundial de las bombas de calor podría pasar de 1 000 GW en 2021 a casi 2 600 GW en 2030. 

Si se cumple este escenario, la demanda de gas natural caerá en 80.000 millones de metros cúbicos, la de gasóleo de calefacción en 1 millón de barriles diarios y la de carbón en 55 millones de toneladas equivalentes. Ello significa que las bombas de calor serán responsables de casi la mitad de las reducciones mundiales de combustibles fósiles en 2030. 

Acabar con las importaciones de gas ruso antes de 2030 

Un mayor uso de las bombas de calor puede reducir rápidamente las importaciones de gas, sobre todo en Europa, donde el gas natural es el combustible de calefacción más utilizado y donde los precios del gas han subido más. En un escenario coherente con los objetivos climáticos de la UE, las ventas de bombas de calor ascenderían a 7 millones en 2030 -frente a los 2 millones de 2021-, lo que contribuirá a alcanzar el objetivo de poner fin a las importaciones de gas ruso mucho antes de 2030.  

Además de estos beneficios –prosigue el informe- las bombas de calor pueden suponer un importante ahorro de dinero para los consumidores en todo el mundo. En concreto, al precio actual del gas supone un ahorro de 500 dólares al año en Estados Unidos y 1.200 dólares en Europa.  

Otro efecto positivo es la reducción de las emisiones mundiales de CO2, que podría ser de media gigatonelada ya para 2030. Igualmente, la expansión de la fabricación y las instalaciones de bombas de calor para satisfacer la creciente demanda crearía más puestos de trabajo. En el escenario previsto por el informe, el empleo mundial en el suministro de bombas de calor casi se triplica hasta superar los 1,3 millones de trabajadores en 2030. 

¿Qué hace falta para que despeguen las bombas de calor? 

Pero no todo son ventajas. La Agencia Internacional de Energía advierte también de las barreras que hace falta superar para llegar a este escenario tan favorable para le economía, el empleo, la geopolítica y el medioambiente. En primer lugar, advierte, será necesario superar obstáculos como el coste inicial de compra e instalación o la escasez de trabajadores cualificados. 

Actualmente existen incentivos financieros en más de 30 países de todo el mundo, que cubren más del 70% de la demanda actual de calefacción. Las subvenciones en estos países hacen que las bombas de calor más baratas sean comparables al coste de una caldera de gas nueva para los consumidores. Sin embargo, en otros países el diseño de las tarifas eléctricas y la fiscalidad de la energía sitúan a las bombas de calor en desventaja frente a las calderas de combustibles fósiles. 

Y el mercado está creciendo a doble dígito. Las ventas mundiales crecieron casi un 15% en 2021, el doble que en la última década. En la Unión Europea, el crecimiento se situó en torno al 35%, y se prevé que se acelere aún más a la luz de la crisis energética. 

Medidas en Europa

Medidas en Europa

 

Hay más barreras, como la falta de información, la división de los incentivos para los propietarios e inquilinos de edificios y las normas de construcción. La AIE subraya que debe prestarse especial atención a los obstáculos a la instalación de bombas de calor en edificios plurifamiliares y comerciales, que representan hoy una baja proporción de la demanda. 

En cuanto a la falta de trabajadores cualificados, el informe advierte: la demanda se puede cuadriplicar de aquí a 2030, lo que supone un reto para el mercado laboral. Asimismo, la coherencia de las políticas a largo plazo y la seguridad reglamentaria, junto con medidas específicas para reforzar las cadenas de suministro, siguen siendo fundamentales para los fabricantes a la hora de decidir dónde expandir sus operaciones. 

“Los gobiernos y la industria –concluye el informe- tienen un papel fundamental que desempeñar para los obstáculos que persisten en el mercado y permitir que las bombas de calor desempeñen plenamente su papel en la solución de los problemas más acuciantes de hoy en día: la seguridad energética, la asequibilidad de la energía y la rápida reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.