Cerveza en polvo, la bebida sostenible que quiere llegar a los supermercados

Si reducimos el tamaño de los envases y, por tanto, la demanda de transporte, podemos limitar de manera considerable el impacto de la industria cervecera.

Gonzalo Díaz Bonet.

Especialista en Tecnología y Sostenibilidad.

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Neuzeller
Neuzeller

Para conseguir un litro de cerveza se necesitan 5 litros de agua. O algo menos, pues la cifra puede fluctuar entre 3 y 5 litros. No es que esa agua forme parte de la cerveza, sino que está presente en diferentes momentos del proceso de elaboración como por ejemplo en el cultivo de la cebada y el lúpulo, ingredientes fundamentales de esta bebida.  

Peor es aún el impacto que deja su transporte en el medio ambiente. Se calcula que el envasado y el transporte suponen el 70% del impacto ambiental en emisiones de CO2 por cada litro de cerveza. Las botellas, latas y barriles llenos de líquido se fabrican con metal o vidrio, y tienen un peso considerable, lo que hace que aumente el coste en emisiones de su transporte.  

Así pues, si reducimos el tamaño de los envases y, por tanto, la demanda de transporte, podemos limitar de manera considerable el impacto de la industria cervecera. Y eso es lo que pretende hacer la empresa Neuzeller, en Alemania, que ha diseñado la primera cerveza en polvo de la historia de la humanidad. 

Una idea a priori sorprendente, pero que ya ha tenido precedentes en el caso del café y de la leche, hoy consumido a escala mundial. Solo en España, en el año 2021 se consumieron 8,3 millones de litros de leche en polvo, una cifra que es mucho mayor en países en desarrollo. 

Y es que la leche en polvo, que en España jugó un papel fundamental en los años de la posguerra, ha conseguido llegar a muchos lugares gracias precisamente a su facilidad de transporte y a la presencia de varios nutrientes como la vitamina B12, la tiamina y las altas cantidades de proteína. ¿Podrá la cerveza llegar a lograr una expansión similar? 

No es un reto en absoluto sencillo, ya hasta los propios fabricantes cuentan con encontrar oposición en su mercado de origen, pero no desisten en el empeño. Al fin y al cabo la liofilización de líquidos para mejorar su transporte es algo que lleva mucho tiempo haciéndose. Buen ejemplo de ello es la comida de astronautas. 

Y no solo con comida. También se fabrican muchas “vacunas en polvo”, ya que no se necesitan temperaturas tan bajas para su transporte ni su conservación. Esto facilita que puedan usarse en lugares con infraestructuras sanitarias deficientes. Una vez que se vaya a usar, basta con hidratar la vacuna para que todos sus efectos sigan intactos. 

La cerveza en polvo está fabricada con los ingredientes habituales de esta bebida: agua, cebada y lúpulo. Lo que ocurre es que el agua se elimina, dejándola reducida a un polvo que se convierte en el producto final. Este se transporta y vende de este modo, pues será el consumidor el que terminará la fabricación de la cerveza. 

Esta es muy sencilla. Se toman 50 gramos de cerveza en polvo, se añade medio litro de agua, se agita y queda lista para el consumo. Tiene espuma, aunque menos cantidad, y un sabor y apariencia totalmente normal. Eso sí, de momento hablamos de cerveza sin alcohol. 

cerveza en polvo

 

Y esto es así porque el alcohol no puede añadirse a posteriori, como el agua, con lo que se deberían introducir los fermentos en la mezcla inicial y procurar que el alcohol se conserve durante la liofilización. Y es exactamente en lo que trabaja la empresa Neuzelle, que quiere ser la primera en conquistar el mercado con este producto ecológico.  

La cerveza que distribuye esta cervecera alemana viene en tres variedades diferentes: langer, pilsner y dark beer. La primera es muy popular y suele fermentar durante más tiempo con levaduras de fermentación baja. La segunda variedad debe su nombre a la ciudad de Pilsen en la actual República Checa. Y la tercera, muy popular en Alemania, destaca por su color y un sabor más fuerte. 

¿Llegaremos a verlas en los supermercados? ¿Conquistará este “tang de cerveza” el corazón de los enamorados de la cebada? Queda mucho por ver, pero de conseguirlo, podría evitar un buen número de toneladas de CO2. Al fin y al cabo, el 90% de la cerveza es agua. Solo hay que abrir un poco la mente y cambiar la forma de prepararla.