¿Y si enviamos energía solar desde el espacio para luchar contra el cambio climático?

Este sistema tendría dos grandes ventajas: la independencia del clima terrestre y la disponibilidad de luz solar durante 24 horas al estar lejos del proceso de rotación de la tierra.

Gonzalo Díaz Bonet.

Especialista en Tecnología y Sostenibilidad.

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Parece sacado del trailer de una película de ciencia ficción, pero forma parte de un plan impulsado por la Agencia Espacial Europea (ESA) para luchar contra el cambio climático. Consiste en recolectar energía solar directamente en el espacio para enviar después corriente eléctrica a nuestro planeta.   

Adiós a los tejados, azoteas o vías del tren. ESA tiene planes para poner en marcha un abanico de satélites con capacidad para recoger la energía sol desde el espacio. De lograrlo, podría darse un paso muy importante para reducir los efectos del cambio climático. 

Según se explica en The Next Web, este tipo de producción energética tendría dos grandes ventajas. Primero el acceso a una mayor intensidad energética, ya que tendríamos luz solar las 24 horas al estar lejos del proceso de rotación de la tierra. Por otro lado, la independencia del clima terrestre. 

Esta última característica también es importante, ya que en el espacio no existe ni la climatología adversa ni los días más cortos ni las tormentas (aparte de las solares). Esto produciría que la energía producida fuera mayor en todos los aspectos.   

Para probar la viabilidad de este sistema, la ESA se ha asociado con la industria tecnológica europea para trabajar en el proyecto Solaris. Uno de estos socios es Astrostrom, con sede en Suiza, que pretende suministrar energía solar espacial a la Luna, antes de ampliarla a la Tierra. 

La empresa explora el diseño de un satélite de energía solar inspirado en una mariposa, situado en un punto de Lagrange entre la Tierra y la Luna, a unos 61.350 km de la superficie lunar. La denominada Gran Central Eléctrica Lunar Terrestre (GE⊕-LPS) cuenta con paneles solares en forma de V con antenas integradas, instalados en una configuración helicoidal que abarca más de un kilómetro cuadrado. 

El satélite sería capaz de suministrar 23 MW de energía de forma continua. Además, se construiría principalmente con recursos lunares, incluidas células solares fabricadas en la Luna con pirita de hierro. 

El GE⊕-LPS no se limitaría a suministrar energía a las operaciones lunares actuales y a las bases tripuladas del futuro. También proporcionaría gravedad artificial con fines de salud adaptativa, funcionaría como prototipo para asentamientos en el espacio cislunar e incluso se convertiría en una atracción turística

Pero lo más importante es que su aplicación con éxito podría desbloquear el despliegue de este sistema en nuestro planeta, azotado por la crisis climática."Una vez que un concepto como GE⊕-LPS ha probado los procesos de fabricación de componentes y el concepto de ensamblaje de un satélite de energía solar en órbita lunar, puede ampliarse para producir más satélites de energía solar a partir de recursos lunares para servir a la Tierra", explica Sanjay Vijendran, supervisor del proyecto Solaris. 

Una economía de dos planetas y una civilización espacial 

En comparación con los satélites de energía solar lanzados desde la Tierra, los fabricados en la Luna necesitarían unas cinco veces menos cambio de velocidad para ser colocados en órbita geoestacionaria. "Además de proporcionar suficiente energía limpia para la Tierra", añadió Vijendran, "esto también generaría muchos otros beneficios, como el desarrollo de un sistema de transporte cislunar y de instalaciones de minería, procesamiento y fabricación en la Luna y en órbita, lo que daría lugar a una economía de dos planetas y al nacimiento de una civilización espacial". 

El estudio de Astrostrom ha descubierto que la mayoría de las tecnologías necesarias para hacer posible la GE⊕-LPS (extracción, beneficio y fabricación en la superficie lunar) ya se utilizan o están en fase de desarrollo en la Tierra. Esto significa que podrían adaptarse al entorno lunar, suministrarse de forma modular a la Luna y gestionarse de forma tele-robótica. 

La evaluación financiera de la empresa también presenta un argumento convincente. Dicen sus defensores que los satélites de energía solar producidos en la Luna no sólo serían más baratos, sino que la electricidad que generarían también sería competitiva en costes con las alternativas de energía terrestre.