En la era digital, un nuevo fenómeno está transformando las estructuras económicas y sociales a escala global: el tecnofeudalismo. Este concepto, popularizado por el economista y exministro griego Yanis Varoufakis, describe cómo las grandes corporaciones tecnológicas, o Big Tech, están adoptando roles similares a los señores feudales de la Edad Media.
¿Qué es el concepto de tecnofeudalismo?
El tecnofeudalismo es un término que describe la transformación del capitalismo hacia un sistema donde grandes plataformas tecnológicas y corporaciones digitales dominan el control de datos, infraestructura y recursos. En este modelo, estas entidades actúan como “señores feudales” modernos, de manera que concentran el poder económico y social mediante redes digitales que obligan a usuarios, trabajadores y empresas a operar bajo sus reglas.
A menudo, esta abstracción se relaciona con la pérdida de autonomía individual, la creciente desigualdad y la dependencia de estas plataformas para actividades cotidianas, desde el comercio hasta la comunicación. Con este término se establece una crítica al impacto de la digitalización en las dinámicas de poder globales.
El sustituto del capitalismo
El libro 'Tecnofeudalismo: el sigiloso sucesor del capitalismo', de Varoufakis, analiza cómo el capitalismo tradicional ha sido reemplazado por un sistema basado en rentas digitales, donde las grandes plataformas tecnológicas actúan a la manera del feudalismo.
Varoufakis argumenta que estas empresas, como Google y Amazon, generan riqueza no mediante la venta de bienes, sino controlando el acceso a sus plataformas y extrayendo valor de los datos de los usuarios. Este modelo perpetúa la desigualdad y la explotación, de modo que transforma a los trabajadores digitales en “siervos de la nube”. El autor llama a una coalición global para desafiar esta nueva forma de dominación económica.
Manipulación del comportamiento de los consumidores
En este mundo, los usuarios dejan una huella digital a través de su actividad en línea que alimenta los algoritmos de las plataformas y provoca un nuevo tipo de capital basado en la manipulación del comportamiento de los consumidores.
La transformación del mercado bajo el tecnofeudalismo ha cambiado las reglas del juego. Las plataformas digitales ya no se enfocan en la producción de bienes, sino en modificar las preferencias de los usuarios a través de algoritmos. Esta dinámica ha dado lugar a un sistema en el que los consumidores no son dueños de sus propias decisiones, sino que sus preferencias son dictadas por las plataformas. Este modelo crea una forma de “renta” similar a la medieval, donde los usuarios pagan con sus datos personales a cambio de acceso a las plataformas, que actúan como los feudos de la Edad Media, dominados por pocas empresas tecnológicas.
El impacto del tecnofeudalismo es evidente en la creciente concentración de poder y riqueza en manos de unas pocas empresas tecnológicas. Esta tendencia fomenta la desigualdad económica y debilita las bases democráticas, ya que las grandes compañías no son transparentes con el uso de los datos de los usuarios. En ese contexto, Gwilym David Blunt, politólogo canadiense y miembro de The Ethics Center, y el Foro Económico Mundial coinciden en la necesidad de regular y exigir rendición de cuentas a los multimillonarios y emperadores tecnológicos, como Jeff Bezos y Mark Zuckerberg, quienes evaden las regulaciones que podrían frenar su poder creciente.
Cómo sintetiza Yanis Varoufakis, “el nacimiento de la tecnología en la nube ha modificado el sistema capitalista y el mercado tal y como lo conocíamos”. Una dinámica en la que conviene tener muy en consideración la reflexión literal de Blunt, que remarca que “es necesario pedir una mayor rendición de cuentas a los multimillonarios tecnológicos como Jeff Bezos o Mark Zuckerberg, quienes buscan librarse de las regulaciones”.
Como señala a Newtral Antonio Sanabria, investigador y profesor de Economía en la Universidad Complutense de Madrid, “en este sistema, los usuarios trabajan gratuitamente para estas plataformas al utilizarlas, generando datos que incrementan su valor”. En una reflexión que recoge el mismo medio, Eduard Blasi, abogado digital en TechAndLaw, añade que “actualmente el poder está muy acusado en el ecosistema digital”, al tiempo que destaca el creciente valor de la información y los datos.
El tecnofeudalismo amenaza la soberanía de los Estados
Las grandes empresas tecnológicas de nuestro tiempo controlan “los territorios digitales esenciales, como los datos y las plataformas en línea”, lo que las convierte en actores dominantes en la economía y sociedad actuales. Los usuarios, por su parte, dependen de estas plataformas para actividades cotidianas, desde la comunicación hasta el trabajo.
Ante esta situación, el economista y profesor Cédric Durand, de la Universidad de París XIII, sostiene que estamos presenciando una transición de un capitalismo neoliberal a una forma de “feudalismo tecnológico”, donde el poder económico se centraliza en unas pocas corporaciones tecnológicas. Varoufakis va un paso más allá y argumenta que la digitalización de la economía ha permitido a las Big Tech acumular poder mediante el control de los flujos de información y datos, lo que representa una amenaza para la democracia y la soberanía de los Estados.
Las Big Tech limitan la competencia y la innovación, lo que se traduce en que esos gigantes tecnológicos crean barreras para nuevos actores y restringen oportunidades para pequeñas empresas y emprendedores. En este sentido, se enmarcan casos como la demanda de EE.UU. contra Apple por presunto monopolio y la sanción de la Unión Europea contra esa misma compañía por abuso de posición dominante en el mercado de aplicaciones de streaming de música, que ilustran estas preocupaciones.
Para contrarrestar este fenómeno, en el marco del tecnofeudalismo, algunos expertos, como el propio Varoufakis, proponen medidas como la introducción de un impuesto sobre los beneficios extraordinarios de las corporaciones tecnológicas y un impuesto sobre la renta digital. Además, se sugiere reformar la asignación de derechos impositivos para que los impuestos se paguen en los países donde las Big Tech generan valor, y establecer una tasa impositiva global mínima para estas corporaciones. Estas propuestas buscan asegurar que los beneficios de la revolución digital se compartan de manera más equitativa y que el futuro tecnológico sea más inclusivo, equitativo y democrático.
De la crisis de 2008 al poder actual de las Big Tech
Varoufakis sostiene que, tras la crisis financiera de 2008, el poder económico se ha concentrado en manos de gigantes tecnológicos como Google, Amazon y Meta. Estas compañías no solo dominan el mercado, sino que también moldean nuestras decisiones y comportamientos a través del control de datos y algoritmos. Este nuevo orden económico, respaldado por bancos centrales y Gobiernos, refleja una estructura feudal donde una élite controla los recursos digitales esenciales, extrayendo rentas en lugar de fomentar la competencia.
Para este economista griego, el tecnofeudalismo representa una regresión: a diferencia del capitalismo tradicional, basado en mercados competitivos, este nuevo sistema elimina la competencia y amenaza la democracia, atrapando a los ciudadanos en un ecosistema digital dominado por unos pocos actores todopoderosos.
Cómo combatir el tecnofeudalismo
Ante esa concentración de poder, dinero y datos en las manos de unos pocos magnates digitales, Varoufakis propone combatir el tecnofeudalismo mediante una “revolución en la nube” que democratice el control de los algoritmos y las plataformas digitales. En su libro, aboga por la creación de algoritmos públicos gestionados por los ciudadanos, con el objetivo de “maximizar el bienestar colectivo y redistribuir el poder económico”.
Además, el economista destaca la necesidad de organizar no solo a los trabajadores tradicionales, sino también a los “siervos de la nube”, es decir, los usuarios de plataformas digitales que contribuyen involuntariamente al poder de las grandes tecnológicas. Para vehicular este cambio de paradigma de calado, propone establecer alianzas con pequeños capitalistas cuyos ingresos están siendo absorbidos por los dueños del “capital de la nube”, y luchar contra las acciones que benefician a los tecnofeudalismos competidores, pero perjudican a la humanidad. Estas propuestas “buscan recuperar la soberanía democrática y económica frente al dominio de las corporaciones tecnológicas”.
En definitiva, comprender la teoría del tecnofeudalismo es crucial para entender las dinámicas de poder en la era digital. Varoufakis advierte sobre un futuro donde la concentración de riqueza y poder en manos de unas pocas corporaciones tecnológicas podría socavar la democracia y perpetuar la desigualdad. Sin embargo, su análisis también ofrece avenidas de esperanza. Al proponer la democratización del control de los algoritmos y la creación de alianzas entre usuarios y pequeños capitalistas, Varoufakis sugiere que es posible recuperar la soberanía democrática y económica.