La Voyager 1 parece haberse vuelto loca y la NASA ignora por qué

La voyager 1 está comunicando datos de telemetría muy aleatorios y sin sentido, se sospecha que alguna interferencia o error tienen la culpa.

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La sonda Voyager en las cercanías de Júpiter
La sonda Voyager en las cercanías de Júpiter

Las naves Voyager de la NASA han cumplido durante casi 45 años con su trabajo, informando a la Tierra de los datos que extraían en el espacio continuamente, pero quizás haya llegado el momento de su jubilación. Según publica la web Hipertextual, la Voyager 1 está comportándose de forma muy extraña. Y la NASA no sabe el motivo. No cesa de lanzar datos de telemetría que son imposibles, ya que no son coherentes con su emplazamiento actual, fuera del sistema solar, en el espacio interestelar, al que llegó en el 2018, como se recoge en este vídeo.

El resto de parámetros, asegura la publicación, entran dentro de la normalidad. Y la NASA no está excesivamente preocupada por lo ocurrido, es más creen que una vez detectadas las anomalías, y teniéndolas en cuenta, la Voyager 1 seguir dando servicio junto a su compañera, la Voyager 2, durante al menos tres años más. Como recordarán los nacidos en el Baby Boom, las dos naves se lanzaron al espacio en agosto y septiembre de 1977. Y fue uno de los hitos más importantes de la carrera espacial, tras el primer viaje a la luna. La misión de estas dos naves era el estudio de Júpiter, Saturno y otros planetas fuera del sistema solar. La Voyager 1 ha sido la única que ha explorado Urano y Neptuno.

En estos momentos se encuentra a una distancia de 23.300 millones de kilómetros de la Tierra. Y aunque su misión inicial estaba calculada para cinco años, ha ofrecido información muy valiosa a lo largo de casi medio siglo. Recientemente contribuyó a encontrar oscilaciones en el plasma del espacio profundo. 

Se tardan unos dos días en enviar un mensaje y obtener una respuesta de Voyager 1. La luz tarda más de 20 horas en recorrer la distancia a la que se encuentra, pero los ingenieros de la NASA ya se han puesto manos a la obra para intentar detectar el origen del fallo. Uno de sus objetivos será averiguar si el error procede del sistema de  articulación y control de actitud (AACS), encargado de medir la telemetría, o, por el contrario de la avería de algún instrumento de la nave.