Europa se queda atrás en la guerra contra los drones: Ucrania ya protege su cielo con algoritmos

Los drones ya dominan los combates y amenazan la paz en Europa. Ucrania innova con sistemas automáticos. ¿Qué hace Europa para protegerse?

Oscar Ruiz -Escudo Digital.

Experto en migraciones y analista internacional.

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Europa se retrasa en la estrategia de combate contra los drones.
Europa se retrasa en la estrategia de combate contra los drones.

Los drones mandan: la guerra ya no se libra con tanques

En su ya larga guerra con Rusia, Ucrania ha dejado una cosa muy clara: ya no hacen falta tanques para cambiar el rumbo de una guerra. Hoy, los drones deciden el resultado. Y lo que funciona en combate también será clave para proteger la paz, pero este punto Europa no lo tiene asimilado.

Hoy, el 80% de las bajas en Ucrania están relacionadas con drones. En lugares como Jersón, siete de cada diez muertes civiles son causadas por ataques aéreos no tripulados. No sería exagerado decir que la próxima “línea Maginot” no serán muros de hormigón, sino de frecuencias de radio y software.

El nuevo campo de batalla se encuentra en el aire y desde que empezó la invasión rusa, los drones (baratos y mortales) han tomado el control. No solo sirven para atacar, también acechan infraestructuras civiles, rutas logísticas y posiciones defensivas.

Tecnología contra drones: Ucrania lidera sin ser potencia

La primera línea de defensa contra estos aparatos voladores han sido los sistemas antidrones, especialmente la guerra electrónica (EW). En el frente ucraniano, la mayoría de estas soluciones electrónicas no vienen de grandes potencias, sino de startups ucranianas nacidas y desarrolladas en medio del conflicto.

Una de las más destacadas es Kvertus, una empresa que fabrica sistemas capaces de detectar y bloquear drones enemigos a 30 kilómetros, sin interferir con los propios aparatos. Tecnología diseñada, financiada y probada en plena guerra.

Lo impresionante de una tecnología antidrones como la de Kvertus es que no necesita operadores humanos en el frente. Puede funcionar de forma autónoma, incluso desde otro país. Con el proyecto Atlas, se está desplegando en toda la frontera rusa.

Ucrania: laboratorio de defensa para el futuro de Europa

De una manera casual, Ucrania se ha convertido en el mayor campo de pruebas de sistemas antidrones del continente (y probablemente del mundo). Lo que funcione allí será útil no solo para ganar guerras, sino también para evitar otras, por el principio de DISUASIÓN.

De una manera colateral y práctica, Europa (y el mundo) está adquiriendo importantes conocimientos de este “banco de pruebas” ucraniano, pero aun así no se está aprovechando esta oportunidad del todo.

Mientras Ucrania monta sistemas adaptativos que cubren más de 6.000 frecuencias, en el viejo continente seguimos usando tecnologías pensadas para proteger aeropuertos o grandes eventos políticos. Hoy en día tan solo hace falta un dron con una carga explosiva de 1 kg para bloquear un estadio, una estación eléctrica o una base militar. Y ni el ejército ni la policía están listos para ese escenario.

Las recientes incursiones en bases aéreas de Estados Unidos, Alemania y Reino Unido, entre otros, muestran que el problema ya se ha globalizado. Pero buena parte del presupuesto europeo sigue yendo para proyectos tradicionales, sin terminar de atacar el problema.

Los futuros defensores y protectores de la paz no serán soldados con cascos azules ni tanques apuntando hacia el enemigo, sino los algoritmos y los protocolos automatizados de defensa.

¿Y el resto del continente? Inversión desigual y descoordinada

El desarrollo de sistemas antidrones ya no es una opción estratégica y se ha convertido en una necesidad urgente. A Ucrania no le ha quedado más remedio que aprenderlo a marchas forzadas, pero en Europa el ritmo es desigual. Algunos países están tomando la delantera. Otros, aún no parecen entender la magnitud del problema.

Alemania: tecnología en serio

Alemania se ha tomado en serio el tema antidrones (y de su ejército en general). Empresas como Rheinmetall han desarrollado sistemas como el Skyranger 30, un sistema de defensa aérea que puede derribar desde drones hasta misiles de crucero. También han apostado por sistemas láser, con versiones móviles y fijas que llevan años en desarrollo.

Ficha del Skyranger 30 de Rheinmentall. Fuente: Rheinmentall
Ficha del Skyranger 30 de Rheinmentall. Fuente: Rheinmentall

Reino Unido: drones contra drones, pero con microondas

El Reino Unido ha probado con éxito armas de microondas de alta potencia. Su sistema RapidDestroyer puede desactivar enjambres de drones en segundos, atacando directamente sus componentes electrónicos. Es una solución eficiente, sobre todo cuando la amenaza no viene de uno, sino de muchos a la vez.

Sistema británico RapidDestroyer puede desactivar enjambres de drones en cuestión de segundos. Fuente: British Army
Sistema británico RapidDestroyer puede desactivar enjambres de drones en cuestión de segundos. Fuente: British Army

España: avances sólidos, pero poco visibles

España ha hecho progresos serios, aunque discretos. Empresas como Indra, Escribano y TRC están detrás de sistemas como el Cervus III, que usa IA para detectar amenazas combinando radares 3D, sensores ópticos y radiofrecuencia. El Ejército del Aire ya ha adquirido el sistema Crow, lo que muestra un compromiso claro con esta tecnología.

El sistema antidron "Crow" de Indra
El sistema antidron Crow de Indra

De la guerra electrónica a la paz electrónica

Alemania, Reino Unido y Francia están marcando el camino. España avanza con pasos firmes. Pero si Europa quiere estar preparada, no basta con iniciativas individuales, hace falta coordinación y estandarización ya que la interoperabilidad será fundamental en este campo.

Los drones ya no son parte del futuro, sino del presente. Y cada día que pasa sin una respuesta sólida y consensuada es un día más de ventaja para quienes sí están listos para usarlos.