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El giro global de la OTAN: España despliega la fragata Méndez Núñez en el Indo-Pacífico

La operación británica Highmast está liderada por el portaaviones británico HMS Prince of Wales.

Oscar Ruiz -Escudo Digital.

Experto en migraciones y analista internacional.

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Fragata Mendez Nuñez junto al Buque Escuela Juan Sebastián Elcano. Foto: Armada Española
Fragata Mendez Nuñez junto al Buque Escuela Juan Sebastián Elcano. Foto: Armada Española

La OTAN extiende su influencia al Indo-Pacífico con el despliegue de la fragata española Méndez Núñez en la operación británica Highmast. ¿Cuáles son las implicaciones geopolíticas, el papel de España y la presión de EE.UU. para contener a China?

España en la operación Highmast: un despliegue estratégico

La fragata española Méndez Núñez (F-104) ha iniciado un despliegue de ocho meses y se unirá a una operación militar naval liderada por el portaaviones británico HMS Prince of Wales, marcando un hito en la proyección naval de España y reflejando el creciente interés de la OTAN en la región del Indo-Pacífico.​

La operación Highmast es la principal misión naval de los británicos en 2025, y se trata de un gran despliegue naval que tiene como propósito demostrar la capacidad operativa de las fuerzas aeronavales británicas y su integración con aliados internacionales, sobre todo en regiones consideradas estratégicas como el Indo-Pacífico.

Esta misión está encabezada por el HMS Prince of Wales, el buque insignia de la Royal Navy, e incluye ejercicios conjuntos con fuerzas aéreas, navales y terrestres de una docena de aliados en el Mediterráneo, Oriente Medio, el sudeste asiático, Japón y Australia. La fragata Méndez Núñez escoltará al grupo de combate hasta Darwin (Australia), antes de regresar a su base en Ferrol.​

España en el Indo-Pacífico: ¿una estrategia duradera?

La inclusión de la Méndez Núñez en esta operación no se trata de un hecho aislado o puntual porque España evalúa enviar al Juan Carlos I al Indo-Pacífico en 2026 o 2027, con una posible intención de mantener una presencia activa en la región.

Estas maniobras navales responden a una creciente presencia militar de Europa en una zona considerada estratégica, debido a tensiones como la soberanía de Taiwán y la jurisdicción en el Mar del Sur de China.​

Pero, ¿es capaz España, con las capacidades militares actuales, de mantener misiones navales o de otro tipo en la región asiática? La respuesta sin duda es NO.

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Portaaviones británico HMS Prince of Wales. Foto: Royal Navy.

La OTAN en Asia: de Alianza Atlántica a actor global

Aunque son muchos los que afirman reiteradamente que la Alianza Atlántica no se encuentra oficialmente en los mares del litoral chino, ni tiene nada que ver con las tensiones entre Pekín y Taiwán, la OTAN ha adoptado en los últimos años una visión más global (no todo es Rusia), en la que el Indo-Pacífico ha pasado de ser una región “externa” a considerarse una extensión del perímetro de seguridad occidental.

Washington ha promovido que la OTAN no solo actúe como defensa frente a Rusia, sino que también respalde la estrategia de contención frente a China. Y por ellos hemos sido testigos de algunas acciones importantes a este respecto:

  • Acuerdos de cooperación con Japón, Australia, Corea del Sur y Nueva Zelanda (los AP4).
  • Propuestas para abrir una oficina de enlace en Tokio, que sería la primera instalación permanente de la OTAN en Asia.
  • Participación creciente en ejercicios navales en la región, como los despliegues europeos junto al portaaviones HMS Prince of Wales.

La OTAN ha reconocido que los desarrollos en el Indo-Pacífico pueden afectar directamente la seguridad euroatlántica, lo que justifica una mayor cooperación y presencia en la región.

Escenarios futuros de presencia OTAN en Asia

Si este enfoque continúa, impulsado tanto por las presiones americanas como por la percepción europea de que China representa un desafío sistémico, podríamos ver en poco tiempo:

  • Despliegues regulares de grupos navales europeos en misiones de “libertad de navegación”.
  • Mayor integración con las fuerzas de defensa del QUAD (EE.UU., Japón, India, Australia) y AUKUS (Australia, Reino Unido, EE.UU.).
  • La creación de bases logísticas o acuerdos de acceso en puertos estratégicos del sudeste asiático o Australia.
  • Intercambios más frecuentes de inteligencia y ciberdefensa con aliados asiáticos.
  • Participación de la OTAN en misiones de disuasión en el Estrecho de Taiwán o el Mar de China Meridional.

La presión de EE.UU. y la doctrina Trump

El aumento de la presencia de la OTAN en el Indo-Pacífico es una consecuencia indirecta de las presiones estadounidenses, reforzadas por la doctrina Trump de mayor implicación europea en los intereses globales de EE.UU.

Una de esas áreas clave para Washington es el Indo-Pacífico, región donde EE.UU busca contener la influencia de China. Aunque la OTAN fue concebida para la defensa del Atlántico Norte, Washington insiste en que sus aliados europeos deben reconocer que las amenazas globales afectan directamente a la seguridad euroatlántica.

Europa es totalmente consciente de su dependencia del Tío Sam para la defensa frente a Rusia y para el mantenimiento operativo de la Alianza Atlántica, y ha estado cediendo terreno a los deseos de Washington a marchas forzadas proyectando su fuerza hacia Asia. España, con el despliegue de la Méndez Núñez y futuros planes futuros para desplegar el Juan Carlos I en el Indo-Pacífico, está alineándose también con esta nueva dinámica.

Esta posible expansión está generando mucho debate interno en la OTAN, porque algunos miembros temen que se diluya el propósito original de la Alianza y, sobre todo, quedar atrapados en una confrontación directa con China. Además de esto, se obligaría a los Estados miembros de la Alianza Atlántica a aumentar sus capacidades militares para realizar las misiones en dos escenarios completamente dispersos en el planeta.

Trump ya cuenta con dos valiosas herramientas para contener a China en aquellos lares, Quad y Aukus, pero la proyección de fuerza de Europa en el Indo-Pacifico a través de la OTAN, supondría el espaldarazo final a las agresivas políticas económicas y militares de Donald Trump contra China.