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La OTAN deja atrás su enfoque tradicional euroatlántico para afrontar amenazas globales

EE.UU. no ve con malos ojos la salida de países ‘incómodos’ y ve a España como un “aliado incierto” en comparación con otros como Marruecos.

Ramón C. Riva.

Ex militar y experto en Seguridad.

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La idea de una "OTAN global" es una propuesta ambiciosa que va más allá de su enfoque tradicional euroatlántico.
La idea de una "OTAN global" es una propuesta ambiciosa que va más allá de su enfoque tradicional euroatlántico.

Las fuerzas armadas de Estados Unidos son unas fuerzas orgullosamente respetuosas de su Constitución y con gran encaje en la vida diaria de EE.UU. La Constitución de los Estados Unidos establece varias disposiciones sobre estas, principalmente en los Artículos I y II.

En el primero de estos se afirma, en la Sección 8 (Poderes del Congreso que el Congreso tiene la autoridad para declarar la guerra; reclutar y mantener ejércitos, pero el financiamiento no puede exceder los dos años; proveer y mantener una armada; establecer reglas para la regulación de las fuerzas armadas; proveer para la organización, armamento y disciplina de la milicia (hoy sería la Guardia Nacional), y para su movilización en defensa de los EE. UU, y llamar a la milicia para hacer cumplir las leyes, sofocar insurrecciones y repeler invasiones.

Y por su parte, en el segundo de los artículos mencionados, en la Sección 2 (Poder Ejecutivo), se destaca que el presidente es comandante en jefe del Ejército y la Armada, y también de la milicia estatal cuando está al servicio federal.

En resumen: el Congreso decide sobre la creación, financiamiento, y regulación de las Fuerzas Armadas y el presidente las comanda operacionalmente como comandante en jefe. En 2024 su comandante en jefe era el presidente Joe Biden, en 2025 es el presidente Trump.

En ambos mandatos están siguiendo la escala de mando, pero a raíz de sus opiniones y puntos de vista estratégicos, están mas cerca de la línea de Trump (American First) que de la de Biden.

Reproducimos los 5 puntos de reflexión que altos militares estadounidenses nos han compartido en estos últimos días y que han dado pie a este artículo:

1º. Los EE.UU. han sido atacados dos veces en el siglo XX, la primera el 7 de diciembre de 1941, en la base naval de Pearl Harbor, acabó con dos bombas atómicas y la toma de Japón. La segunda fue el 11 de septiembre de 2001 en las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono respondió con la invasión de Afganistán e Irak y la muerte de todos los implicados. Si nos atacan una tercera vez, lo mismo acaba con la suma de 1 y 2.

2º. En la I y II Guerra Mundial intervenimos en apoyo de nuestros aliados cuando habían dado todo de si y se enfrentaban a una posible derrota.  Ahora Europa pretende que solo la amenaza de nuestra intervención disuada a sus posibles agresores, sean enemigos de Estados Unidos o no.

3º. Rusia es rival, no enemiga ,de los EE.UU. Cuando se disolvió el Pacto de Varsovia (1991) estaba formado por 8 países, y su lider era la URSS – que hoy no existe- formada por 15 países y 300 millones de habitantes. Hoy día la OTAN está formada por 32 países para disuadir a Rusia. Cuando se disolvió la URSS, China dependía militar y económicamente en gran parte de la URSS, hoy Rusia depende de China. La gran potencia es China no Rusia.

4º. Ucrania no es un aliado de la OTAN, es un país de Europa exmiembro fundador de la URSS en 1922. Esta es una guerra “europea”.

5º. En esfuerzo económico y de tropas, los EE.UU. no vamos a pedir a nuestros aliados nada que nosotros no hagamos.

Escuchándolos atentamente se puede llegar a dos conclusiones. La primera es que, como ya avanzábamos, su línea estratégica está mas cerca de Trump que de Biden. La segunda, por la aparición de China y por el hecho geográfico de que que Estados Unidos dé a dos Océanos (Pacifico y Atlántico), no solo Trump sino también sus militares están examinando cantidad y calidad de sus aliados, y evolucionando de una OTAN europea a una OTAN global.

La idea de una "OTAN global" es una propuesta ambiciosa que implicaría extender el modelo de seguridad colectiva de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) más allá de su enfoque tradicional euroatlántico para abordar amenazas globales.

Trump, en su estrategia de ‘palo y zanahoria’, quiere proponer la ampliación formal de la membresía de la OTAN a países de otras regiones alineados con sus valores democráticos y de seguridad, como Japón, Australia, Corea del Sur,  Nueva Zelanda o el propio Marruecos.

El principal impedimento para que estos países se conviertan en miembro pleno de la OTAN es geográfico. Según el Artículo 10 del Tratado del Atlántico Norte, solo los países europeos pueden ser invitados a unirse a la Alianza. Aunque ya existen propuestas para una "OTAN global" que incluya a estados democráticos de otros continentes, su implementación requeriría una modificación significativa del tratado fundacional.

Actualmente, en la OTAN, aparte de sus 32 estados miembros, cuenta con 15 socios globales (Australia, Colombia, Corea del Sur, Etiopía, Filipinas, Irak, Japón, Liberia, Mongolia, Nueva Zelanda, Pakistán, República de China/Taiwan, Sudáfrica, Tailandia, Timor Oriental) más 9 aliados importantes extra-OTAN (Argentina, Brasil, Egipto, Jordania, Israel, Bahréin, Kuwait, Túnez y Marruecos) que tienen acceso a equipamientos militares y financiación estadounidense.

Este estatus no obliga a Washington a defender su país en caso de ataque, como ocurre con los miembros OTAN, pero demuestra un nivel elevado de confianza y cooperación militar (básicamente comprando material última generación a los norteamericanos y siendo entrenados por estos).

Los cimientos de una OTAN global

EE.UU. ya está construyendo los cimientos de una OTAN global, aunque de forma pragmática, mediante alianzas regionales y asociaciones tecnológicas y militares. No necesariamente busca una copia exacta de la OTAN original, sino una "constelación de alianzas democráticas" para enfrentar amenazas comunes del siglo XXI. Y para ello se presentan varias propuestas o enfoques posibles, cada una con ventajas, desafíos y matices geopolíticos:

Esto, según figura en documentación interna a la que ha tenido acceso Escudo Digital, es objeto de tanto debate y estudio que incluso han previsto diferentes road maps para alcanzar ese objetivo:

1. Expansión gradual de la OTAN

Esta propuesta apuesta por ampliar formalmente la membresía de la OTAN a países de otras regiones alineados con sus valores democráticos y de seguridad, como Japón, Australia, Corea del Sur o Nueva Zelanda.

Esto ofrecería como principales ventajas el fortalecimiento de las alianzas en el Indo-Pacífico, y la disuasión a actores autoritarios (como China o Rusia) en múltiples frentes. En el extremo opuesto, en los desafíos, puede percibirse como una provocación y generar tensiones, y tener dificultades logísticas y operativas para coordinar defensa colectiva global.

2. Red de alianzas interconectadas

La propuesta pasa por la creación de una red flexible de alianzas regionales interoperables (OTAN, AUKUS, Quad, etc.) bajo principios comunes, pero sin una estructura centralizada. Sus principales ventajas serían la adaptabilidad regional, se evitaría la rigidez institucional de una sola OTAN global o el respeto de la soberanía de cada bloque. En el lado contrario tendríamos el riesgo de una coordinación limitada o la duplicación de esfuerzos o falta de coherencia estratégica.

3. Marco multilateral de defensa democrática

Se trata de establecer una Carta de Defensa de Democracias Globales por la que países se comprometan a defenderse mutuamente ante agresiones externas, sin necesidad de una estructura militar integrada como la OTAN. Esta opción ofrece como principales beneficios un enfoque normativo basado en valores o que se pueda incluir países sin un historial militar fuerte. Y, como desafíos, el hecho de que no exista una estructura operativa clara puede suponer que el compromiso sea débil o que requiera consenso sobre definiciones y prioridades.

4. Fuerza de respuesta rápida global conjunta

En este caso estaríamos hablando de la creación de una fuerza multinacional de intervención rápida compuesta por tropas de países aliados, lista para actuar ante crisis internacionales (agresiones, desastres, terrorismo, ciberataques). En este caso los puntos fuertes principales serían la posibilidad de tener una respuesta inmediata ante amenazas comunes o el fortalecimiento de la cooperación táctica. Por otro lado, la complejidad en mando y control y las sensibilidades sobre soberanía nacional serían las grandes debilidades.

5. OTAN 2.0: Reforma de la OTAN actual

Este supuesto apuesta por la transformación de la OTAN actual para permitir operaciones fuera del área euroatlántica de manera regular, institucionalizando su rol global. El aprovechamiento de una estructura ya existente, o el hecho de que agregue legitimidad internacional son dos importantes puntos a favor y, en contra, se puede destacar el hecho de que requiera consenso interno y reformas significativas del tratado fundacional, o el riesgo de división entre miembros europeos y globales.

6. Enfoque temático: ciberdefensa y seguridad tecnológica

La creación de una OTAN global centrada solo en ámbitos no territoriales como ciberseguridad, satélites, tecnologías emergentes y desinformación es otra de las propuestas contempladas. En este caso entre las ventajas encontraríamos que los riesgos compartidos en estas materia requieren cooperación global, así como un menor riesgo de confrontación militar directa. Sus principales desafíos es que esás difícil definir “ataques” en estos dominios y que requiere el compartir tecnologías sensibles.

Una "OTAN global" no tiene por qué replicar exactamente el modelo euroatlántico, pero sí puede inspirarse en su principio fundamental: la defensa colectiva entre democracias aliadas ante amenazas comunes. La forma que adopte dependerá del equilibrio entre eficacia estratégica, viabilidad diplomática y aceptación global.

¿Y qué hay de España en el nuevo modelo que se vislumbra?

La foto a día hoy no es muy halagüeña, toda vez que como fuerza global, EE.UU. nos ve como “aliado incierto” en comparación con países como Marruecos, e incluso, en nuestro “área de influencia europea” no entienden que España sea el único Estado miembro de los 27 que componen la UE que aún no ha ratificado la decisión adoptada por los líderes europeos de fijar un umbral mínimo de votos para conseguir representación en las circunscripciones más grandes, o el enfrentamiento entre Pedro Sánchez y Mark Rutte, secretario general de la OTAN, negándose a llegar al 5% del gasto en Defensa que pide esta organización a sus miembros. Ante casos como este, y la urgencia cada vez más evidente de evolucionar la existente OTAN hacia un nuevo modelo con un mayor grado de compromiso, no se puede descartar ninguna posibilidad de cambio, ni siquiera el relevo de algunos de sus actuales miembros por otros nuevos, aunque esto suponga una modificación significativa del tratado fundacional.