Victor M Perez Velasco, autor de “Valores políticos y conflicto en España”.

Opinión

Cómo los políticos manipulan nuestras conciencias

Psicopolitólogo.

Guardar

Ciertas propuestas electorales pueden tener consecuencias psicológicas para los votantes.
Ciertas propuestas electorales pueden tener consecuencias psicológicas para los votantes.

Nunca pensé mientras desarrollaba mi actividad docente en la Facultad de Psicología de la UCM, tratando de desenredar la compleja madeja de la motivación humana en las organizaciones, que pudiese existir una conexión tan clara entre algunas teorías de la motivación y su traslado a la actividad política de nuestros días.

Este es el caso de los estudios sobre motivación que desarrollaron Richard Ryan y Edward L. Deci, a mediados de los años 70 del siglo pasado, con el título de teoría de la Autodeterminación y que sigue movilizando estudios e investigaciones de pleno vigor en nuestros días.

Con el fin de simplificar, remarquemos que, lo nuclear de este modelo es la identificación de dos pilares de esta teoría que hacen referencia a sendos tipos de motivación humana: MI, o motivación intrínseca y ME, o motivación extrínseca. Dentro de la complejidad de estas dimensiones de nuestras conductas, los dos tipos diferenciados de motivación han adquirido una especial relevancia por su proyección e impacto a nivel individual, organizacional, social y ahora también político.

Este último aspecto es el que abordaremos por su potencial carácter pedagógico, al conectar las teorías motivacionales con las propuestas políticas, y así comprender mejor cómo los políticos y sus ocurrencias están manipulando nuestras conciencias y determinando nuestro comportamiento motivado. Es importante que los ciudadanos sepamos las consecuencias psicológicas que ciertas propuestas electorales ofrecidas por determinados políticos, so pretexto de resolver los problemas que afectan a ciertos colectivos de nuestra sociedad y que, a la luz de las mencionadas teorías de la motivación, predisponen a definir un panorama de dudosa viabilidad para el futuro de cualquier sociedad allí, donde se apliquen.

Tener una información sólida y veraz sobre estas dinámicas motivacionales nos puede ayudar a evaluar el impacto potencial de las iniciativas de los políticos actuales. Se trata de conocer cómo desde la política se impulsan y estimulan la MI y la ME, cuestión que nos permitirá comprender mejor e incluso anticipar, el color e ideología que tienen los partidos a que votamos.

Sobre la MI (motivación intrínseca)

Parte desde el interior de la persona, es voluntaria y no precisa de un incentivo externo. Este tipo de motivación busca la autorrealización, la autoexigencia y el desarrollo personal. La sola ejecución de la tarea en sí es la recompensa. En la MI, el “locus de control” es interno, es el propio sujeto el que elige la meta, se premia, se autocritica o se castiga ante los resultados obtenidos.

En este caso, el sujeto controla su vida, es dueño de su auto destino. Estar motivado intrínsecamente es asumir un problema como reto personal. Es afrontarlo sólo por el hecho de hallar su solución, sin que haya esperanza o anhelo de recompensa externa por lo hecho. La MI mueve al emprendimiento, estimula la autonomía y la autoestima individual. Ejemplos de MI: crear un negocio por propia iniciativa, superarse profesional o personalmente, tener una ambición singular, practicar una afición, superar un estándar interno, etc.

Sobre la ME (motivación extrínseca)

Proviene del exterior y surge cuando se ofrece una recompensa, premio o aprobación por el desempeño de una tarea o actividad. En la ME, el “locus de control” es externo. Son otros los que asignan la meta, premian, critican o castigan la tarea desempeñada por el sujeto. El sujeto es controlado por agentes externos lo que le hace perder su autonomía o capacidad de auto destino.

Estar motivado extrínsecamente es asumir una tarea o un objetivo por imposición externa, por el premio a recibir, o por el aplauso escénico. Es afrontar un problema no sólo por el hecho de hallar su solución, sino porque existe la expectativa de una recompensa externa administrada por otros. La ME inhibe el emprendimiento ya que el sujeto actúa bajo demanda externa o por el refuerzo o premio a recibir externamente. Ejemplo de ME: hacer algo para obtener un premio, trabajar por un sueldo, aprobar un examen por recibir un regalo, recibir una subvención, pagar el gimnasio a un empleado, hacer algo para ser aplaudido, etc.

Sobre la relación entre MI y ME

La motivación humana es compleja pero desentrañable, obviamente desarrollamos tanto actividades desde la MI como desde la ME, e incluso, entre ellas la relación no siempre es fácil de dilucidar. Como individuos nos desarrollamos desde la MI, pero como seres sociales también debemos tener actividades desde la ME. Una cuestión sí es evidente y está demostrada: a más MI, más libertad y autonomía y por tanto los individuos podrán lograr más autoestima y autorrealización a través de sus iniciativas. En sentido inverso, a más ME, más conductas controladas por agentes externos, menos libertad, más dependencia, menos iniciativa, más desactivación de la autonomía individual y por tanto menos emprendimiento.

En la interacción entre las necesidades y refuerzos tanto extrínsecos como intrínsecos, el aplicar refuerzos extrínsecos a una conducta motivada intrínsecamente no sólo no tienen un efecto acumulativo, sino que o bien carecerá de eficacia el refuerzo externo o producirá una inhibición de la MI (Deci, 1975:158).

Esta razón explica de un lado la existencia inequívoca de un móvil interno para la conducta individual irrenunciable, y de otro, los graves errores que se pueden cometer al reforzar externamente conductas motivadas internamente, lo que supone adicionalmente un atropello a la autoestima individual del sujeto. En este caso, al trasladar el locus del control desde el interior del sujeto a alguien exterior, el afectado puede vivir este cambio como una suerte de sustracción de la idea o móvil de su desempeño, y reaccionar desmotivándose o incluso frustrándose.

Edward L. Deci también descubrió, realizando diversos estudios experimentales, que ofrecer recompensas extrínsecas a las personas que se estaban conduciendo desde una motivación interna minaba la MI en la medida que se interesaban más por esta conducta, ya que inicialmente, el comportamiento intrínsecamente motivado quedaba controlado por recompensas externas, lo que socavaba su autonomía individual. Otras Investigaciones ​encontraron que los factores externos, como poner plazos que restringen y controlan, también disminuyen la motivación intrínseca.

La consecuencia de esta relación paradójica es cuando reforzamos o premiamos externamente una conducta originada desde la MI, esta motivación baja y viceversa. Por tanto, la ME es una inhibidora de la MI y su contrario. De aquí que todos los premios, alabanzas, subvenciones y prebendas que reciben los individuos sino son contingentes, tener una relación causa efecto con la conducta premiada, actuarán como desincentivadores y anuladores de la MI.

La MI afirma nuestra identidad individual, nuestro individualismo singular, en tanto que la ME se pone al servicio del gregarismo social, nuestra tendencia a depender de lo colectivo, pudiendo inducir a una indefensión aprendida. De ahí lo importante que resulta para tener una vida psicológica equilibrada, alcanzar un sano equilibrio entre ambas opciones motivacionales. Parece obvio que la conducta excesivamente regulada por las recompensas externas de la ME reducen la autonomía individual e inducen a una inhibición de o activación de su MI.

¿Tienen la MI y la ME significación política?

Este es exactamente el objetivo de esta reflexión y la respuesta grosso modo es afirmativa. Salvando las distancias y considerando que todos los humanos participamos de ambas motivaciones en porcentajes diferentes, la respuesta concreta es que hay diferencias entre ideologías derivadas de sus fuentes doctrinales, expresando preferencias de una sobre otra, si bien no prescinden drásticamente de la menos preferida.

Haciendo un ejercicio de simplificación, se deduciría que las derechas de inspiración liberal o conservadora ponen su especial acento en políticas, propuestas y acciones que potencian la MI de los ciudadanos (motivación intrínseca). En el otro extremo, las izquierdas y las formaciones definidas como progresistas apuestan o enfatizan preferentemente, acciones propuestas y legislaciones orientadas a reforzar la ME de los ciudadanos (motivación extrínseca). Esta visión global aplicada al largo plazo supone un impacto diferencial en las sociedades gobernadas por unos u otros grupos políticos.

Las derechas, más defensoras de la MI, insistirán en políticas activas, que exigen de los ciudadanos esfuerzo, asumir riesgos, ser emprendedores, y estar obligados a que cada uno, sea una parte activa de la solución de sus problemas. Para ello, los sistemas sociales, la educación, el empleo, los emprendimientos, etc. deberán desarrollarse en un contexto favorable donde predominen las libertades individuales, las garantías jurídicas, el orden y el respeto a la propiedad. La derecha actúa movilizando especialmente la MI de los ciudadanos para que sean activos en la gestión de su futuro y da un papel muy secundario a las políticas basadas en recompensas del tipo ME por su carácter desincentivador. Las derechas tienden a legislar de forma que el individuo colabore en la minimización de los gastos o recompensas extrínsecas destinados a la protección de los ciudadanos, entendiendo que éstos, deben participar en la solución. Afrontar el apoyo estatal mediante desafíos tipo MI, que hagan al ciudadano responsable de su futuro, deja abierta la opción de que el individuo se sienta incentivado para mejorar su estatus.

Las izquierdas, más orientadas hacia la ME, pondrán atención en la protección de los fracasados, apoyo a los necesitados, bonificadores de los débiles, redistribuidores de la riqueza (regalías), entre aquellos que consideren los más desfavorecidos. Se pondrán salarios vitales compensadores, bonos culturales, herencias universales, becas indiscriminadas y derechos impropios nuevos a cargo de los presupuestos del erario público, creando un Estado del bienestar hipertrofiado. Las izquierdas llenan a los ciudadanos de recompensas extrínsecas de dudosa contingencia con los comportamientos de sus receptores, de incrementos salariales sin considerar mejoras de productividad, pero tienden a dejar en un segundo plano movilizar su MI para activar sus propias iniciativas personales que les ayuden a salir de una supuesta situación calamitosa, posiblemente injusta. En ese momento el ciudadano no es parte de la solución, ese espacio lo ocupa el Estado.

Cuando las izquierdas legislan para dar prestaciones o recompensas compensatorias del tipo ME a los ciudadanos, lo hacen entendiendo que éstos, son víctimas de terceros y tienen un rol pasivo en la solución de sus carencias. Esta recompensa desincentiva al individuo para jugar un papel activo en la mejora de su situación ya sea social, cultural o económica.

En resumen, desde un punto de vista psicológico, los políticos que abundan en propuestas que solo aportan más y más refuerzos que movilizan la ME, está creando una ciudadanía llena de derechos artificiales, dependiente, pasiva y seguidores sumisos de sus líderes políticos, de rostros magnánimos, generosos, y por ende, con atractivo populista. Pero los políticos que movilizan políticas del tipo MI, empujan a los ciudadanos a ser parte de la solución, del desafío, del riesgo y ser emprendedores, están poniendo las bases de una ciudadanía llena de deberes, libre, activa y responsable, que ven en sus líderes gestores exigentes, no despilfarradores, y menos populistas. El Estado debe ayudar a quien lo necesite (ME), pero no a cambio de mercadear con su voto ni propiciando su desmotivación (MI).

Puede caber la duda de si izquierdas y derechas manejan estas claves motivacionales de forma deliberada o no, pero en la práctica intuimos que nuestro análisis acierta. Lo alarmante será el impacto a futuro, ya que, si extrapolamos la diferencia entre las políticas motivacionales promovidas tanto desde las izquierdas como desde las derechas, obtendríamos dos modelos de sociedad muy distintas y antagónicas. Estamos en época electoral y la cuestión es muy sencilla ¿Qué tipo de sociedad quiere Vd. legar a sus descendientes? Entonces, analice, reflexione y vote en consecuencia.

 

Bibliografía asociada con este artículo:

  • Deci, E.L (1975) “Intrinsic Motivation” Plenum Press: New York and London
  • Deci, E.L, and Ryan, R. M. (1985) “Intrinsic Motivation and Self- Determination in Human Behavior” Plenum Press: New York and London.
  • Pérez Velasco, V.M. (2021) “Psicología y liberalismo: el individualismo psicológico”. Editorial: Universidad Francisco de Vitoria.